"Un informe del Centre d’Estudis Estratègics de Catalunya plantea las
bases de las fuerzas armadas de una hipotética Cataluña independiente.
Los oficiales deberían acreditar un nivel C de catalán, y los soldados y
marineros un nivel B.
Los militares que provengan del Ejército español
serían sometidos a unos ‘filtros de lealtad’. Y las pruebas de tiro de
las fuerzas aéreas y de la marina se realizarían en polígonos de los
países vecinos.
Los candidatos a oficiales del ejército de una hipotética Cataluña independiente deberán acreditar un nivel C de catalán, el segundo más alto de los cinco niveles establecidos por la Generalidad,
y solo un escalón por debajo del equivalente al de un licenciado en
Filología catalana o en Traducción e Interpretación. Para los soldados y
marineros, la exigencia se rebajará al nivel B, esto es, el grado
intermedio.
Al menos, eso es lo que plantea un reciente estudio del Centre d’Estudis Estratègics de Catalunya (CEEC), un think tank en materia de seguridad presidido por Miquel Sellarès, el polémico
cofundador de CDC, ex director de Seguridad Ciudadana de la Generalidad
de Cataluña (1983-1984) y ex secretario de Comunicación de la
Generalidad (2003-2004).
Un modelo ‘delegado’ sería ‘una traición a la larga lucha por la libertad’
Con el título La futura fuerza de defensa de Cataluña, el documento sienta a lo largo de 16 páginas las bases de cómo debería ser ese ejército de seudofilólogos,
y pretende ‘empezar a sensibilizar a nuestros ciudadanos en la
necesidad de que tengan conciencia de defensa nacional’ de Cataluña, a
la que considera como ‘una parte de la nación catalana’, en referencia a lo que los nacionalistas denominan Países Catalanes,
esto es, Cataluña, la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares,
Andorra, la Franja de Aragón, la comarca del Carche (Murcia), el
Rosellón (Francia) y la ciudad de Alguer (en Cerdeña, Italia).
No deja de ser curioso que uno de los objetivos fundamentales de ese ejército sería el de mantener la ‘integridad territorial’
de Cataluña, una de las misiones que la Constitución también atribuye
al Ejército español y que continuamente es criticado desde amplios
sectores del nacionalismo catalán.
El CEEC se decanta por un modelo de defensa ‘propio’, frente a uno
‘delegado’, puesto que este último supone que el Estado en cuestión
‘renuncia a la gestión propia de sus intereses nacionales vitales,
estratégicos y periféricos, cediendo la gestión de estos a un tercer
Estado o a una organización supranacional’, con ‘pérdida de soberanía plena y riesgo de indefensión’. Las apelaciones al nacionalismo también son argumentos para optar por un modelo ‘propio’:
‘En el caso de Cataluña, la adopción de este modelo [delegado] puede suponer que se dé la paradoja de que, después de tres siglos de anhelos de soberanía plena, una vez que se consiga esta, se cediese una de las máximas garantías de esta soberanía, el modelo de defensa propio, a un tercer Estado. [...] Cataluña adoptará un modelo de defensa propio, demostrada la inviabilidad de un modelo delegado por una nación de nuestras características. Sería una traición a la larga lucha por la libertad que, una vez conseguida, dejemos en manos de otros nuestra defensa, que no es otra cosa que garantía de existencia’.
3.000 millones de euros anuales y 25.000 efectivos
El informe cuantifica el coste anual de este ejército en torno al
1,5% del PIB de Cataluña, esto es, alrededor de los 3.000 millones de
euros. Un porcentaje similar al que destina a defensa Dinamarca o los
Países Bajos. (...)
Con esos 3.000 millones anuales, el CEEC considera que se podría sufragar una estructura militar formada por cerca de 25.000 efectivos, contando a los profesionales y a la ‘reserva voluntaria’.
Sin embargo, no se aportan cifras del coste de las inversiones para construir las infraestructuras previstas,
que no son pocas. Entre otras, se cita un Centro de Instrucción Militar
Básico (CIMB), con zonas de instrucción y adiestramiento para acoger a
3.000 personas, que tendría un tamaño de entre 15.000 y 18.000 hectáreas
(algo mayor que la comarca del Barcelonés y unas 40 veces las dimensiones estimadas del Barcelona World); anexos en los aeropuertos para acoger las fuerzas aéreas; y dos bases navales anexas a los puertos de Barcelona y Tarragona.
Tampoco se estima la cantidad necesaria de cazas, bombarderos,
helicópteros, buques, portaaviones, submarinos, transportes anfibios,
carros de combate y unidades de artillería, entre otros; una cuestión
que no parece secundaria.
Pero todo apunta a que, habida cuenta de los elevados costes
de este tipo de unidades (por ejemplo, el precio de un Eurofighter se
sitúa por encima de los 100 millones de euros), el hipotético nuevo
Estado catalán nacería con una nada despreciable deuda a causa de los
gastos militares.
Las cuestiones molestas, para los vecinos
El informe subraya en reiteradas ocasiones la necesidad de que el
futuro Ejército catalán tenga ‘voluntad de proximidad’, ‘apertura’ e
‘integración’ en la sociedad civil, que ‘se ha de sentir corresponsable
junto a los militares profesionales’ de la defensa de Cataluña.
Para
ello, además de la divisiones de tierra, mar y aire, propone una ‘Reserva Territorial’,
‘donde la sociedad civil, de forma voluntaria, podrá contribuir a
tiempo parcial en la defensa de nuestra nación’. Estas características
serán las que ‘más diferenciarán a las Fuerzas de Defensa de Cataluña de
las Fuerzas Armadas españolas’, añade.
En esa línea, y para evitar las molestias a la población que todo ejército acostumbra a llevar asociadas, el CEEC ha previsto una solución trasladando estas molestias a… España:
‘Los puntos más conflictivos serán los polígonos de tiro de la Fuerza Aérea y de la Armada, por la limitación de nuestro territorio. Una opción será la de establecer convenios de colaboración con otros estados de nuestro entorno para poder utilizar sus polígonos‘. (...)
Uno de los aspectos más sorprendentes del informe es el papel relevante que reserva a los think tanks
‘existentes’ en Cataluña en materia de seguridad, esto es, al propio
CEEC. Entre otras responsabilidades, plantea que estas entidades
colaboren en el ‘asesoramiento’ al Ministerio de
Defensa de la hipotética Cataluña independiente a la hora de nombrar al
jefe militar de la defensa y a los seis directores generales a su cargo.
Los think tanks también se encargarán de asesorar al Ministerio de Defensa en el proceso de selección de los oficiales, así como en el desarrollo de la normativa necesaria,
esto es, una Ley de Defensa Nacional, un Reglamento de la Reserva
Territorial, y un Reglamento de Régimen interior y disciplinario.
El informe subraya los ‘efectos positivos sobre la industria militar
catalana’ que tendrá el ejército, y que ahora no se producen porque las
empresas del sector militar, ‘por motivos estrictamente políticos, se han concentrado fuera de Cataluña’, una situación que se resolvería con la independencia.
Además, ‘las labores de servicio y mantenimiento’ de las instalaciones militares se externalizarán, lo que ‘generará riqueza en el territorio’. (...)
El CEEC apuesta, sin ninguna duda, por incorporar una hipotética Cataluña independiente en la OTAN,
aunque considera que la estructura militar catalana debería tener la
capacidad suficiente como para ‘proteger la vida y la libertad de los
catalanes, no solo dentro de nuestro territorio, sino también en el
extranjero’. Y recuerda que hay cerca de 185.000 ciudadanos catalanes
residiendo en el extranjero.
Además de agentes de los Mossos d’Esquadra y de las policías locales, el informe no descarta incluir en el ejército catalán a miembros provenientes de las Fuerzas Armadas españolas,
a las que reconoce modernas, pero a las que reprocha ‘una fuerte falta
de sensibilidad hacia las nacionalidades históricas como Cataluña’. En
ese sentido propone establecer una suerte de filtros de lealtad:
‘Los recursos humanos con formación militar suficiente fueron muy escasos [cuando Lituania se independizó de la URSS], pero eso no les impidió continuar progresando. Igual que a nosotros, a los lituanos se les planteó la duda de la lealtad de aquellos mandos que provenían de las Fuerzas Armadas de la URSS, pero realizaron los filtros necesarios a priori y posteriori’.
‘No se ha de hacer un traspaso automático de personal, sino una
selección cuidadosa que permita seleccionar al personal más crítico, comprometido con la nación catalana,
y que pueda aportar la parte más positiva de las Fuerzas Armadas
españolas. [...] No se ha de tener miedo a seleccionar a este personal’,
concluye el informe que no va firmado." (lavozdebarcelona.com, 18/04/2013)
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