"En este artículo hablaré, dando ejemplos cotidianos, de mi experiencia
de toda una vida residiendo en Cataluña siendo hijo de emigrantes
andaluces y habiendo vivido siempre en esta ciudad, donde estudié en un
colegio de curas y en una universidad púbica.(...)
Aquí, en definitiva, vivo y trabajo actualmente; por lo que la
perspectiva y el conocimiento de los temas que aquí se cuecen, creo,
modestamente, tienen un calado más hondo que el que refleja Mel Domínguez –de 27 años y entre nosotros desde 2011, en su popular vídeo aparecido en Youtube-;
un vídeo que rápidamente ha apaciguado la conciencia de aquellos que, a
sueldo, viven de propagar el mensaje políticamente correcto aquí, el
nacionalista, en sus variadas versiones, a través de los medios de comunicación. (...)
Mis padres son mayores y han de acudir, lamentablemente, muy a menudo a
los servicios públicos de salud. Más lamentable todavía: he tenido
muchas veces que traducirles las indicaciones escritas de tratamientos
que se les hacía, pues, algún personal sanitario, al parecer, no tiene
ni la sensibilidad necesaria con la gente mayor, ni la intención de respetar la legalidad vigente en cuanto al derecho de opción lingüística que corresponde a los ciudadanos de Cataluña.
(youtube)
Por cierto, Mel, hace 50 años, mis padres tuvieron que abandonar su
tierra natal en busca de un futuro mejor para ellos y su familia. Veo
por tu vídeo que tú también has tenido que emigrar; ha pasado el tiempo y
la historia se repite; ¿te has parado a pensar si esto es justo
socialmente?
¿Conoces que aquí se difunde, como una idea oficial, que
“España nos roba”? ¿Entonces, por qué te ves forzada a dejar tu casa, tu
familia y amigos para empezar de cero lejos de tu tierra y no ellos,
los supuestamente perjudicados? ¿Te has parado a pensar? (...)
Lo peor de todo y para no extenderme más, querida amiga onubense -aunque
quizás seas aún muy joven para entenderlo- es que aquí, si te
significas de forma honesta y sensata por la convivencia, la tolerancia,
la igualdad y la libertad, rechazando cualquier tipo de discriminación
por motivos etnolingüísticos amparándote en el derecho vigente, sufres
la marca, más o menos sutil, en forma de marginación, despido, olvido, destierro, acusación de algún grado de trastorno psíquico
-si no locura- o, en el peor de los casos, mediante la violencia.
Así
que cualquier denuncia de la realidad tiene ese halo de heroísmo del que
sabe, a priori, los riesgos que asume y llega a la conclusión
consciente y valiente, de anteponer su dignidad a la certeza de
correrlos irremediablemente." (Antonio-F. Ordóñez, lavozdebarcelona.com, 17/04/2013)
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