"UN MILITAR, general de división, un Juan Antonio Chicharro, dice en
España este febrero: «La patria es anterior y más importante que la
democracia. El patriotismo es un sentimiento y la Constitución no es más
que una ley».
Un político, Artur Mas, había dicho en septiembre: «Hay
un pueblo que se siente nación y esto no lo van a cambiar con una
Constitución. Esto es un sentimiento, una voluntad, un proyecto, unas
raíces y unas pretensiones, ni declaraciones ni metiendo miedo en el
cuerpo van a cambiar eso.»
Un fiscal, Rodríguez Sol, dice este fin de semana:
Un fiscal, Rodríguez Sol, dice este fin de semana:
«Al pueblo hay que darle la posibilidad de expresar lo que
quiere; en general a cualquier pueblo.» A partir de semejante floresta
cualquiera podría concluir que en España todo el mundo dice lo que le da
gana. Y tendría razón.
Éste es el peor mal de España. Se observará la
coincidencia entre el militar, el político y el jurista: los tres
coinciden en su falta de respeto a la ley. El militar cree que España
está por encima de cualquier Constitución. (...)
El político cree, exactamente, lo mismo que el militar, en una
coincidencia deslumbrante por matemática: sólo que en su caso es
Catalunya la que está por encima de la ley. Pero el ejemplo máximo está
en el fiscal, es decir, el funcionario que mantiene con la ley un grado
de intimidad tal que puede utilizarla para disponer de la hacienda y la
libertad de los hombres. Donde los otros dos ponen patria el fiscal pone
pueblo.
El absurdo perverso y falaz de su teoría, vocingleramente
democrática, se ve muy bien en cuanto se piensa que tal vez el entero
pueblo de España tuviera derecho a ser consultado sobre una hipotética
pérdida de su territorio." (ARCADI ESPADA, EL MUNDO 05/03/13, en Fundación para la Libertad)
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