7/3/13

Habría que ver qué posición tomaría CiU y ERC, en un supuesto Estado catalán, si la ciudadanía de Barcelona exigiese su derecho de autodeterminación

"Junto con ERC e ICV, CiU presentó una resolución sobre derechos en el Congreso de Diputados. La cosa, bien mirada, tiene guasa.

 Que una fuerza política que gobierna Catalunya rompiendo, esquilmando, dando hachazos en todos los derechos sociales que están a su alcance e impida, recomiende o intente impedir incluso la tramitación de iniciativas legislativas populares sobre rentas básicas de inmersión (superando por la derecha en este nudo al mismísimo PP, tan amigo en tantas ocasiones), que una fuerza de estas características, decía, hable de derechos es algo así como si Joan o Juan Rosell (¿vieron, notaron, su claridad de clase en el “Salvados” del 3 de marzo justificando sin tapujos el trabajo de los directores-financieros-evasores-de-impuestos?) hablara de la injusticia de la explotación y de la infamia de las desigualdades sociales, presidiendo una gran institución empresarial que tiene a su ex en la cárcel por cincuenta y dos mil tropelías. 

¿Quién podría creer una letra o siquiera una coma de lo señalado? Pasemos página de nuevo.(...)

 Pero el texto presentado y rechazado no dice eso exactamente o, mejor, no dice eso tan sólo. Apuesta, sin citarlo, por el derecho de autodeterminación de la ciudadanía de Catalunya y lo hace, cuanto menos en la intención de algunas de esas fuerzas, con la finalidad conocida y no ocultada: no unir sino separar, para obrar posteriormente como les venga en gana, y con limitados controles, suponiendo, como suponen, una muy probable hegemonía político-cultural conservadora durante décadas 

 (Por lo demás, habría que ver qué posición tomarían esas fuerzas si, por ejemplo, en un supuesto Estado catalán, que no sería plurilingüe institucionalmente como no lo es el actual Estado español, la ciudadanía de la Val d’Aran o de Barcelona ciudad exigieran el ejercicio de su derecho de autodeterminación, sin olvidar, por otra parte, el objetivo “realista” final de su ofensiva política de largo alcance: más poder para “els de casa” y menos controles democráticos).

Sea como fuere, la resolución habla de la posibilidad de celebrar una consulta a los ciudadanos y a los ciudadanas de Catalunya -¿y por qué no en otros territorios del Estado o incluso en el conjunto de éste, sin anular por supuesto consultas menos generales?- para “decidir su futuro”. 

¿Nuestro futuro, el futuro de la ciudadanía catalana sólo tiene que ver con sus relaciones con el resto de Sefarad? Incluso más que no Mas: ¿es ese nudo lo esencial? ¿No tiene alguna relación nuestro futuro con las políticas educativas, sanitarias, sociales, económicas, culturales? ¿Por qué no podemos decidir si queremos o no la privatización (creciente, ya existente) de la sanidad y la educación? 

¿Por qué no podemos decidir sobre el uso de la energía nuclear, sobre los transgénicos, sobre la renta básica ciudadana, sobre la renta mínima de inserción, sobre las contrarreformas laborales apoyadas por Convergència y Unió, sobre la corrupción institucional generalizada, sobre una política fiscal al servicio de las grandes fortunas, sobre las tropelías del poder fáctico catalán (La Caixa-Banc Sabadell) y miles de cosas más? 

¿Y sobre el euro? ¿Y sobre la Europa del capital desbridado? ¿Es este el futuro que queremos, una Catalunya ansiosa de Eurovegas o tinglados afines? ¿No son todos estos vértices también parte de nuestro futuro? ¿Convergència i Unió apuestan porque decidamos sobre todo ello? ¿También el “demócrata” Oriol Pujol? Me pinchan, intentan sacar sangre y no lo consiguen ni en el 2014.

Por lo demás (dirán que es una petición personal pero que no está en minoría de uno), ¿no sería posible decidir si queremos seguir viviendo en compañía de los agentes y sectores sociales partidarios de la cosmovisión e intereses que tan bien representan don Artur-me-río-de-los-niños-andaluces, Andreu Mas-Colell-el-neoliberalismo-es-palabra-divina-y-talmúdica y Alicia Sánchez-Camacho la-espía-neofranquista?"         (Salvador López Arnal, Rebelión, 05/03/2013)

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