"Un informe encargado por el Gobierno del Reino Unido a dos expertos independientes concluye que la secesión de Escocia la situaría fuera de la Unión Europea (UE) y debería negociar su ingreso, así como la adhesión a cerca de 14.000 tratados internacionales de todo tipo que actualmente están en vigor en el país.
Se trata del primero de una serie de estudios
que el Gobierno de David Cameron presentará en el Parlamento británico
en los próximos meses para explicar las desventajas que supondría la
separación de Escocia del Reino Unido en caso de que este fuera el
resultado del referendo independentista que está previsto que se celebre
antes de final de 2014.
El informe, presentado este lunes, ha sido realizado por James
Crawford, catedrático de Derecho internacional de la Universidad de
Cambridge, y Alan Boyle, profesor de Derecho público internacional de la
Universidad de Edimburgo, dos de los principales expertos mundiales en Derecho internacional.
Crawford y Boyle dejan muy claro que, en caso de secesión, Escocia se convertiría en un ‘nuevo Estado’,
mientras que el resto del Reino Unido ‘continuaría como antes,
conservando los derechos y las obligaciones del Reino Unido en su estado
actual’.
Según los expertos:
‘La posición sobre la UE es particularmente significativa y compleja. El Reino Unido [resultante tras la hipotética secesión] continuaría automáticamente como miembro de la UE. Un Estado escocés independiente necesitará negociaciones. Más allá de ser una cuestión estrictamente de derecho, el mecanismo que un Estado escocés independiente debería seguir para convertirse en miembro de la UE dependerá del resultado de las negociaciones y de la actitud de las instituciones de la UE y de los estados miembros. Es probable que sea un proceso que requiera la unanimidad de todos los estados miembros de la UE. En tanto en cuanto una Escocia independiente sería un nuevo Estado, es presumible que tendría que pasar por algún tipo de proceso de adhesión para convertirse en miembro de la UE. Esta es la opinión del presidente de la Comisión Europea‘.
Esta situación también ocurriría para el resto de tratados internacionales en vigor firmados por el Reino Unido (13.998, a fecha de enero de este año).
En algunos casos, como la adhesión a la ONU o a las convenciones de
derechos humanos, civiles y políticos, el proceso sería muy sencillo.
Pero en otros muchos de vital importancia, como los relacionados con la
seguridad, el comercio, la energía o las extradiciones, por ejemplo, las
negociaciones serían muy ‘complejas’, no solo por las materias a
tratar, sino porque es habitual que se requiera la unanimidad de los miembros para la adhesión.
‘A modo ilustrativo, cuando Checoslovaquia se disolvió, se firmaron
alrededor de 31 tratados y 2.000 acuerdos secundarios. Muchos asuntos
seguían sin ser resueltos siete años después del inicio
de las negociaciones. En el contexto del Reino Unido, centenares de
asuntos saldrían a la superficie, reflejando tres siglos de
integración’, subrayan.
El informe también advierte de que la pretensión del primer ministro regional de Escocia, Alex Salmond, de continuar utilizando la libra esterlina
en caso de secesión sería difícil de cumplir sin una negociación con el
Reino Unido, lo que dependería de los intereses económicos de ambas
partes.
Una Escocia independiente tendría mucha menos fuerza para negociar
con la UE su adhesión sin aceptar usar el euro. Y tampoco sería fácil
para Escocia mantener las excepciones a las normativas de la UE
que actualmente disfruta el Reino Unido, algunas de ellas relacionadas
con temas especialmente sensibles para los británicos como la
inmigración o el control fronterizo.
Por otra parte, ‘desmontar la red institucional y gubernamental
del Reino Unido sería una tarea enorme; a modo indicativo de la
magnitud y la complejidad que supondría, para realizar las mismas
funciones que actualmente están previstas en el Reino Unido, el Gobierno
de un Estado escocés independiente necesitaría crear hasta cuatro veces
el número de organizaciones públicas escocesas que existen en la
actualidad’. (...)
Junto a los informes, la ofensiva del Gobierno británico para mantener
la unión también incluye mensajes en un tono mucho menos técnico. En esa
línea, el primer ministro, David Cameron, ha dirigido este domingo una carta a los ciudadanos escoceses en la que defiende la continuidad de Escocia en el Reino Unido desde ‘el corazón y la cabeza’.
Salmond, por su parte, ha criticado el informe presentado por el Gobierno británico, calificándolo de negativo, y ha presentado un contra informe, realizado por un grupo de economistas entre los que se encuentra el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, para defender las bondades de la secesión.
El estudio del Gobierno regional de Escocia plantea mantener la libra
esterlina como moneda tras una hipotética separación y formar una unión monetaria
con el resto del Reino Unido, y llega a la conclusión de que ‘Escocia
tiene un claro potencial para ser una exitosa nación independiente’. (lavozdebarcelona.com, 12/02/2013)
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