"Contra la idea, no solo nacionalista, de que la autonomía es una fase
provisional hasta que haya condiciones para un referéndum soberanista,
Solé Tura supo ver ya entonces que defender la lógica autonomista (o
federal) es incompatible con propugnar la autodeterminación.
No son dos
vías consecutivas, de forma que la culminación de la una conduzca a la
otra, sino dos caminos paralelos; y la opción por la de la autonomía se
justifica por su mayor capacidad de integración de la pluralidad
identitaria propia de toda sociedad compleja.
Un expediente tan traumático como un referéndum de autodeterminación,
que divide a la sociedad entre ganadores y perdedores absolutos y es
difícilmente reversible, no es la única y tampoco la mejor respuesta a
las tensiones nacionalistas en un marco de libertades.
Al revés: es un
paso atrás respecto al modelo autonómico o federal (descentralización
política sin ruptura de la unidad), que tanto la teoría política como la
experiencia han demostrado que es capaz de satisfacer a un mayor número
de ciudadanos que cualquier salida extrema; y de recoger eventuales
variaciones en la temperatura nacionalista sin llevar a situaciones
irreversibles.
Entre 2010 y fines de 2012, el porcentaje de los que se consideran
solo catalanes ha pasado del 21% al 29%, pero es todavía muy inferior al
66,2% que consideran compatibles, en diferentes proporciones, sus
identidades catalana y española.
Esa mayoría, base social esencial de la
autonomía, explica que, si bien en las encuestas realizadas en las
semanas que siguieron a la Diada se aprecia una fuerte crecida del voto
independentista (del 23% de 2010 al 44,3% de 2012), los partidarios de
un Estado federal o autonómico sumaban un porcentaje casi idéntico
(44,6%).
¿Puede plantearse un referéndum por la independencia en esas
condiciones, enfrentando a una mitad de la población contra la otra
mitad? ¿Puede cuando, además, esa iniciativa se presenta como respuesta a
la negativa del Gobierno a mejorar la financiación de Cataluña a costa
de las de otras comunidades?
La iniciativa dejará heridas de difícil cicatrización social. Porque
esa motivación económica se proyecta no tanto contra los gobernantes
como contra la población de esas otras comunidades, a las que se
responsabiliza de las dificultades propias.
De ahí la
incoherencia de partidos con responsabilidades en otras autonomías que,
estando en contra de la independencia, se dicen sin embargo partidarios
de la consulta de autodeterminación sin otro trámite que pasar a
denominarla derecho a decidir." (Patxo Unzueta
, El País, 22 ENE 2013)
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