"Llamar “Declaración de soberanía” a una propuesta parlamentaria que no
es una declaración de soberanía efectiva es marear la perdiz, gastar
pólvora en salvas, inducir a confusión, plantear la apuesta como un
farol político y dañar la credilidad del parlamento que la formule. (...)
Es una situación lamentable. La propuesta avanzada por CiU y ERC cae de
lleno en aquello que el presidente Josep Tarradellas calificaba en su
vejez como lo único que los catalanes no pueden permitirse en política:
hacer el ridículo. (...)
¿Como ha sido posible llegar a tal punto? Este episodio tiene su origen
en el momento en que Convergència Democràtica se pasó al independentismo
en su pugna con Esquerra Republicana (ERC) por la hegemonía en el
catalanismo. (...)
Comenzó en 2005 forzando a elevar el techo de la reforma del Estatuto
de Autonomía más allá de lo que PSOE y PP aceptaban. Después lanzó la
apuesta del concierto económico, que ni siquiera llegó a plantear en
sede parlamentaria ante la falta de apoyos incluso en Cataluña.
Tuvo que
tranformarla luego en una propuesta de pacto fiscal entre el Estado y
la Generalitat, que hace cuatro meses fue rechazada de plano por el
presidente del gobierno de España.
Y así, pedaleando, pedaleando, ha
llegado a este punto en el que el partido nacionalista y sus aliados
juegan con grandilocuencia con palabras como soberanía, independencia y
autodeterminación en un contexto en el que no hay posibilidad alguna de
convertirlas en realidad.
Es un juego suicida, sin salida. Quienes lo dirigen tienen ahora
mayoría en el Parlament, pero no cuentan ni con la mayoría social
necesaria en Cataluña para un envite de esta naturaleza ni con aliados
en el resto de España para lograr algo que para ser viable requeriría
inevitablemente un acuerdo a escala española. (...)
Ahora, en su tardía conversión al independentismo, Convergència está
llevando al catalanismo por caminos que antaño rechazaba por irreales,
imposibles y desaconsejables dada la enorme imbricación de todo tipo
entre la sociedad catalana y la del resto de España (...)
Pero ahora, el centroderecha convertido al independentismo se lanza a
una aventura sin salida. Suya será la responsabilidad del fracaso. Lo
que proponen al Parlament es, en realidad, una declaración de
impotencia." (
Enric Company , El País, 15 ENE 2013)
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