"Poco a poco empezamos a salir de la espiral de silencio que el soberanismo logró imponer en Cataluña a mediados del 2012 y que tuvo el momento culminante durante las semanas posteriores a la manifestación de la Diada.
Algunos recordarán que en aquellos días parecía que los empresarios no sólo ya eran firmes partidarios del derecho a decidir, sino que incluso la mayoría se habían convertido a la nueva fe independentista, si nos creíamos los sondeos que dieron a conocer tanto la vallesana Cecot como la asociación de pequeños y medianos empresarios organizados en la Pimec.
Lo que pocos medios destacaron es que en estas encuestas participaron únicamente alrededor del 10% de los asociados, los más favorables, por supuesto, el Estado propio, mientras que la inmensa mayoría optó por no opinar, para no mojar a, ante la anunciada fuerza del tsunami.
La aparente conversión del empresariado al independentismo sirvió durante aquellas semanas previas a las elecciones del 25-N para redondear un discurso según el cual la secesión ya era un proceso inevitable, y que Artur Mas, con su pretendida mayoría excepcional, se pensaba encargar de encauzar-lo felizmente.
Ayer también habló claro el presidente de la gran patronal catalana, Joaquim Gay de Montellà, que reclamó a Mas el final de la escapada soberanista. El dirigente de Fomento comenzó criticando el pacto de CiU con ERC, porque económicamente lo considera desacertado, e hizo un llamamiento a los dos gobiernos, el español y el catalán, a negociar.
Pero no a negociar la organización de la famosa consulta, sino algo mucho más prosaica, el hasta hace dos días apoyado pacto fiscal, olvidado hoy por todos. O sea, le pide al presidente que vuelva a la casilla de salida, en 2010. En realidad, hoy sabemos que todo el debate sobre la financiación que el año pasado consumió tantas energías fue expresamente acelerado con el objetivo de teatralizar su fracaso y justificar así el inicio del proceso soberanista.
Lo que Gay de Montellà reclama ahora es empezar de nuevo, a la espera de ver qué es lo que el Gobierno de Mariano Rajoy está dispuesto a ofrecer este 2013, que es cuando de verdad toca revisar la financiación autonómica.
El mundo empresarial no ve la oportunidad de celebrar una consulta de autodeterminación, y mucho menos consumar un choque de trenes con el Estado. Desde el punto de vista económico es un despropósito.
El mundo empresarial no ve la oportunidad de celebrar una consulta de autodeterminación, y mucho menos consumar un choque de trenes con el Estado. Desde el punto de vista económico es un despropósito.
Por ello, ante la tentación de saltarse la legalidad, los empresarios piden calma, diálogo y negociación. Y que si al final hay que cambiar la Constitución, se haga. Dentro de un mes, los empresarios volverán a decirle a Mas que no." (El Periódico, 18/01/2013)
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