"El precursor de la inmersión lingüística fue Franco, quien
impuso el castellano en exclusividad y desterró a todas las demás
lenguas españolas del sistema educativo para no dividir a la comunidad.
Es decir, lo que hoy se argumenta en Cataluña. (...)
En Cataluña los nacionalistas se han acostumbrado a asegurar cosas
catastróficas e inverosímiles respecto a su relación con el Gobierno de
España: por lo visto, a pesar del tamaño de los embustes no les va mal
del todo así.
De modo que tras denunciar el expolio económico a que les
somete el Estado, ahora toca proclamar que la lengua catalana padece el
más atroz ataque que han visto los siglos. De inmediato, nacionalistas
de otras latitudes se han solidarizado con las víctimas de tan injusto
acoso.
No deja de ser revelador respecto a los orígenes clericales de la
ideología nacionalista las similitudes de estas protestas con las
tradicionales de la Iglesia católica contra el laicismo. En cuanto la
doctrina católica pierde la exclusiva de sus privilegios y debe verse en
el mismo plano que otras creencias o que la ausencia de ellas,
considera que está sometida a una terrible persecución.
Sus eminencias
siempre consideran que es de justicia gozar de un trato de favor y que
carecer de él es una ofensa y una agresión. De igual modo, los
nacionalistas de ayer y de hoy se dan por atacados no cuando a su lengua
se le quita algo sino cuando se concede lo mismo a otra, que para colmo
es la que se habla en todo el país y por tanto les vincula con él. El
único derecho de que se les priva es el de prohibir pero eso ya les
parece una herejía intolerable…
Los nacionalistas creen que son las lenguas mismas las que tienen
derechos, no sus hablantes. Por tanto, les encanta repetir como un
argumento incontrovertible que al final de la enseñanza obligatoria los
alumnos, aunque no hayan estudiado en castellano, acabarán manejando esa
lengua omnipresente con tanta competencia como los educados en ella.
No
es seguro que sea así, pero concedámoslo: por muy independiente que sea
Irlanda, el gaélico nunca hará ininteligible el inglés para los
irlandeses. Lo que se debate sin embargo no es eso, sino el derecho de
quienes estudian en Cataluña, el País Vasco o cualquier otra región de
España a educarse en castellano, la lengua común, si así lo desean: no
se cuestiona su conocimiento de ese idioma al final de los estudios,
sino que se defiende su derecho a adquirir conocimientos por medio de
él.
Es una forma de laicismo lingüístico, que como otros laicismos choca
con los intransigentes que no se conforman con gozar de un derecho sino
que pretenden convertirlo en deber para todos los demás." (EL CORREO 15/12/12, FERNANDO SAVATER)
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