"La inmensa mayoría de los análisis
sobre los resultados electorales catalanes que hoy podemos leer en la
prensa, tanto madrileña, como catalana, incluso en la gallega, se
centran en valorar los resultados sólo en clave soberanista.
Y, como no
podía ser de otra manera, unos ven que esos resultados suponen una
severa derrota para las aspiraciones independentistas, mientras que
otros opinan que con esos resultados se consolidan, ya de manera
irreversible, las aspiraciones independentistas del pueblo catalán.
Nosotros creemos, por el contrario,
que los resultados de ayer reflejan, sobre todo, el lógico y coherente
castigo de la ciudadanía catalana a una gestión nefasta del gobierno de
CiU en los dos últimos años.
Perder en dos años el 20% de los escaños
deja claro cuál es la opinión que los catalanes tienen de su gobierno. Y
en este punto, desde Galicia hay que recordar, mal que nos pese a
algunos, que el gobierno de Núñez Feijóo, después de cuatro años de
mandato en circunstancias económicas, cuando menos igual de difíciles,
ha conseguido ampliar su mayoría parlamentaria. (...)
En cuanto al análisis de los
resultados en clave soberanista, no coincidimos ni con los que ven un
avance irreversible de Cataluña hacia la independencia, ni tampoco con
los que interpretan que el veredicto de las urnas zanja definitivamente
este asunto. En realidad, las opciones inequívocamente independentistas
suman 24 escaños (ERC + CUP).
En el extremo contrario, las opciones
claramente españolistas o constitucionalistas suman 28 escaños (PP +
C's). Tanto ICV como PSC apoyan que se realice el referéndum, pero sobre
todo en el caso del PSC, parece obvio que su posición en esa hipotética
consulta sería claramente contraria a la independencia.
En medio está CiU con sus 50
escaños. Podría parecer que después de esta campaña electoral su
posición está meridianamente clara a favor de la independencia.
Permítasenos poner en duda, sin embargo, que esto acabe siendo
finalmente así.(...)
Los resultados de ayer evidencian que la ciudadanía castiga la acción de
gobierno y, además, niega a Artur Mas el papel de líder salvador en que
pretendía erigirse.
Y ahora quedan por delante cuatro
años duros en los que hay que gobernar. Y seguir, inevitablemente,
haciendo recortes. Por eso, mucho nos tememos que se volverá a lo que
siempre ha sido el papel de CiU en la política catalana y española.
Ambigüedad calculada. (...)
Administrando
al milímetro frente al gobierno de Madrid la amenaza de iniciar el
proceso, con la pretensión de alcanzar otros objetivos como el pacto
fiscal o, al menos, una reforma -una más- del modelo de financiación
autonómico.
Y en clave interna, para sumar apoyos en el parlamento
catalán, administrando al milímetro el papel determinante de sus escaños
para poder iniciar el proceso que tanto ansían unos, o para retrasarlo y
evitarlo como desean los otros.
Así, en ese juego, transcurrirán en Cataluña una buena parte de los próximos cuatro años. Acaba de empezar la fiesta. " (A furada do trasno, 26/11/2012)
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