26/11/12

Es puramente recreativo denunciar la falacia de un hombre que convoca a la creación de un nuevo Estado europeo, mientras Europa le dice que no lo aceptará como miembro

"Estos días catalanes están permitiendo descubrimientos asombrosos. No alcanzo a ver un momento de Cataluña donde se haya puesto tan en evidencia el funcionamiento perverso de su comunidad política.

 Hasta el punto de que el día 25 va a decidirse algo de grueso calibre: si la democracia se somete al nacionalismo o el nacionalismo se somete a la democracia. No hay más. (...)

Mientras llegamos a la noche del 25, en la más erizada vigilia electoral que hayamos vivido, deberíamos fijarnos en uno de esos descubrimientos asombrosos. La desocupación de CiU de alguno de los espacios centrales que había señoreado durante los últimos 30 años ha procurado insospechados efectos. 

Fíjate, por ejemplo, lo que ha pasado con la senyera. La súbita pasión estelada ha devuelto la bandera institucional a todos los catalanes, incluidos los ajenos al nacionalismo, que tantas veces habían denunciado su apropiación indebida. (...)

Es puramente recreativo denunciar la falacia de un hombre que convoca a la creación de un nuevo Estado europeo mientras Europa le dice que no lo aceptará como miembro. Sólo prueba el desequilibrio nacionalista. Respecto a Europa lo esencial es que la deriva de CiU ha atentado contra el pilar de la construcción europea post 45, contra el nunca jamás declamado sobre las ruinas de Alemania: la identificación mecánica, obligatoria, entre una etnia, una cultura o una religión, y un Estado.

 La Europa contemporánea es, antes que nada, la reivindicación de la libertad de los ciudadanos frente a la tiranía del ethos, de la guarida preilustrada donde los hombre habitan. Por mucho que un nacionalismo práctico, pretendidamente cool, quiera disimularlo, el gusano xenófobo sigue anidando en el fondo de sus reivindicaciones fiscales.(...)

  Mientras el nacionalismo catalán no abandonó el perfil autonomista pudo seguir manteniendo su compatibilidad con la modernidad europeísta. Por decirlo de un modo rápido, seguía en brazos de la madura Reading, tan sensible a las identidades de las lenguas e identidades europeas, siempre y cuando no atraviesen la línea roja de los Estados. 

No es que ahora el nacionalismo catalán haya quedado al margen de Europa: es que actúa resueltamente contra ella."        (Arcadi Espada, 24/11/2012)

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