"Estos días catalanes están permitiendo descubrimientos asombrosos. No
alcanzo a ver un momento de Cataluña donde se haya puesto tan en
evidencia el funcionamiento perverso de su comunidad política.
Hasta el
punto de que el día 25 va a decidirse algo de grueso calibre: si la
democracia se somete al nacionalismo o el nacionalismo se somete a la
democracia. No hay más. (...)
Mientras llegamos a la noche del 25, en la más erizada vigilia electoral
que hayamos vivido, deberíamos fijarnos en uno de esos descubrimientos
asombrosos. La desocupación de CiU de alguno de los espacios centrales
que había señoreado durante los últimos 30 años ha procurado
insospechados efectos.
Fíjate, por ejemplo, lo que ha pasado con la
senyera. La súbita pasión estelada ha devuelto la bandera institucional a
todos los catalanes, incluidos los ajenos al nacionalismo, que tantas
veces habían denunciado su apropiación indebida. (...)
Es puramente recreativo denunciar la falacia de un hombre que convoca a
la creación de un nuevo Estado europeo mientras Europa le dice que no lo
aceptará como miembro. Sólo prueba el desequilibrio nacionalista.
Respecto a Europa lo esencial es que la deriva de CiU ha atentado contra
el pilar de la construcción europea post 45, contra el nunca jamás
declamado sobre las ruinas de Alemania: la identificación mecánica,
obligatoria, entre una etnia, una cultura o una religión, y un Estado.
La Europa contemporánea es, antes que nada, la reivindicación de la
libertad de los ciudadanos frente a la tiranía del ethos, de la guarida
preilustrada donde los hombre habitan. Por mucho que un nacionalismo
práctico, pretendidamente cool, quiera disimularlo, el gusano xenófobo
sigue anidando en el fondo de sus reivindicaciones fiscales.(...)
Mientras el nacionalismo catalán no abandonó el perfil autonomista pudo
seguir manteniendo su compatibilidad con la modernidad europeísta. Por
decirlo de un modo rápido, seguía en brazos de la madura Reading, tan
sensible a las identidades de las lenguas e identidades europeas,
siempre y cuando no atraviesen la línea roja de los Estados.
No es que
ahora el nacionalismo catalán haya quedado al margen de Europa: es que
actúa resueltamente contra ella." (Arcadi Espada, 24/11/2012)
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