6/7/12

“El nacionalismo es una especie de religión política”

"Silencio absoluto. Eso es lo que ha encontrado Roberto Augusto tras la publicación del libro El nacionalismo ¡vaya timo! La obra se publicó el pasado mes de febrero pero no busque referencias al respecto, apenas las encontrará.

 El libro está escrito desde fuera de las trincheras políticas -”habría tenido más repercusión mediática si lo hubiera hecho desde una posición enconada”-  y, como defiende su autor, profesor en un instituto en Cataluña y doctor de Filosofía, “no defiende intereses partidistas”. (...)

¿Nación es lo mismo que estado?

El único uso legítimo del término nación es como sinónimo de estado pero quitando todas las connotaciones nacionalistas que pueda tener el término…

Como por ejemplo…

Por ejemplo, la identificación de una nación con una determinada cultura o con una lengua determinada excluyendo a las otras que pueda haber en ese mismo estado. Una cosa es el concepto nacionalista de nación y otra cosa es el estado. Son diferentes. A veces los nacionalismos se identifican con un estado, como el nacionalismo francés, pero en otras ocasiones hay un nacionalismo sin estado, que crea un concepto de nación distinto.

 Lo que hago en el libro es analizar el concepto nacionalista de nación. Y llego a la conclusión de que este concepto es una creación de la propia ideología, un concepto ideológico que no se corresponde con la realidad. El concepto nacionalista de nación simplifica esa realidad. 

Elige una serie de determinados rasgos, culturales, lingüísticos, etc., y dice que esos rasgos identifican a esa nación pero excluye el resto de rasgos que hay en la sociedad. Las sociedades son mucho más plurales que la visión simplificadora que tiene el concepto nacionalista de nación. Es una creación de una ideología pero la realidad es mucho más rica y plural.

¿Qué parte del discurso nacionalista es aceptado por el resto de personas que no son nacionalistas, ya sea en el ámbito mediático o en el ámbito ideológico?

Hay dos ideas que han penetrado en el lenguaje cotidiano, una es la idea de nación. Por ejemplo, decir que España es una nación de naciones, que para mi no tiene sentido. Y, otra, el concepto de lengua propia, que ha sido adoptado por mucha gente que no es nacionalista.

 Es una idea falsa porque las naciones no tienen lengua, son las personas; y, en el caso de Cataluña, hay dos lenguas oficiales. No es correcto decir que una es la esencial y la otra no forma parte de Cataluña, como si fuera una cosa extraña, ajena… una especie de impostura. La característica dominante de la sociedad catalana es el bilingüismo. (...)

¿Está en contra de la autodeterminación unilateral de Cataluña?
 
Sí.

¿Por qué?

Es bueno que, en general, se mantengan los actuales estados que hay porque esto evita conflictos, violencia, situaciones de guerra… si una parte de un estado quiere independizarse se tiene que hacer a través de un pacto dentro de las leyes. En el caso catalán, por ejemplo, se tendría que llegar a un pacto y a una reforma constitucional para permitir la autodeterminación.

 Estoy en contra de que haya una autodeterminación unilateral saltándose las leyes porque esto generaría un conflicto incluso militar o violento. Critico lo que en el libro denomino PNS o principio nacionalista de secesión.

¿Y el caso de Kosovo?

Sí, es un caso muy interesante. España no ha reconocido la autodeterminación de Kosovo…

Es de los pocos países que no lo ha hecho.

Creo que la comunidad internacional ha cometido un error. Sin un pacto, permitir una independencia unilateral de esa forma… me parece un error…

Algún pacto sí, con Estados Unidos…

Ese es el pacto. Pero me parece un error. (...)

Al nacionalismo le atribuye un doble éxito, el de ser capaz de asimilar distintas ideologías, en ocasiones contradictorias, y el de adaptarse a las distintas situaciones que se van produciendo con la actualidad.

El nacionalismo es una ideología muy sencilla, muy simple y muy primaria. Se basa en la idea de que mi nación es la mejor porque es la mía, y las demás, como no son la mía, están contra la mía o pueden poner en peligro la mía. 

Es una reafirmación de lo propio. Se adapta a muchas otras ideologías, democráticas y no democráticas. Puede haber comunistas-nacionalistas, fascistas-nacionalistas, demócratas-nacionalistas, liberales-nacionalistas…

¿No cree que es contradictorio ser de izquierdas y nacionalista?

Creo que es una de las grandes tragedias de la izquierda en España, la infiltración del nacionalismo, que es muy fuerte, sobre todo, de los nacionalismos periféricos. Aunque esta infiltración afecta tanto a la izquierda como a la derecha. (...)

¿Cree que tiene solución esta extraña unión?

Es escandaloso el caso de Izquierda Unida. Un partido de izquierdas que, por ejemplo en el País Vasco, es de un nacionalismo terrible. Es una contradicción política e ideológica tremenda. IU desprecia al PP porque es de derechas pero pacta con el PNV, que es más de derechas que el PP, porque es nacionalista vasco. 

Es decir, el nacionalismo español es malo, pero el nacionalismo vasco es bueno. Si el nacionalismo es malo, lo será siempre. La contradicción en IU es bestial. La solución pasa por que la izquierda se dé cuenta de que el nacionalismo es una fuerza reaccionaria, es una fuerza de división y no tiene nada de progresista. 

Es todo lo contrario. La izquierda debe centrarse en un modelo de justicia social y dejar de lado ideologías como el nacionalismo. Centrarse en la igualdad, la redistribución de la riqueza, los derechos de las minorías… y dejar todo el tema del nacionalismo a un lado. (...)

¿Qué tiene de culpa en esta desorientación de la izquierda en España la caída del muro de Berlín?

También el franquismo. Desde entonces ha penetrado en la sociedad la idea de que los nacionalismos periféricos son progresistas, y eso es falso. No tiene nada de progresista CiU o el PNV. Son partidos de derechas. Y la izquierda pacta con estos partidos. Es absurdo. No lo comprendo. El pacto de IU con el PNV en el País Vasco no lo comprendo… (...)

Me refiero más a la repercusión de la obra que ha tenido un reflejo en Fernando Savater, quién le ha respondido en un artículo en El País.

Sí. Es un libro incómodo, pero hace pensar. Savater, en general, se ha mostrado favorable al libro aunque ha discrepado en el tema lingüístico y a la importancia que le doy al nacionalismo español. Mi posición es que el nacionalismo es malo, tanto el que tiene estado como el que no."              (lavozdebarcelona.com, 23/05/2012)

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