"Las promesas de alcanzar la tierra prometida gracias a la independencia (“rumbo a Ítaca”, dicen algunos),
una especie de paraíso terrenal donde todos seríamos más ricos y más
felices, es un argumento común entre los nacionalistas. Sin embargo,
estos razonamientos no superan ningún análisis económico de cierta rigurosidad.
Dos artículos publicados este sábado por The Economist echan por tierra algunos de los mitos que el presidente regional de Escocia y líder del secesionista Scottish National Party (SNP), Alex Salmond, ha tratado de desplegar en los últimos tiempos de cara a la celebración de un referendo independentista en Escocia en los próximos meses.
El prestigioso rotativo británico destaca que los partidarios de la separación de Escocia del Reino Unido están esgrimiendo argumentos económicos,
con cierto éxito, asegurando que una Escocia independiente sería más
próspera de lo que lo es actualmente.
De hecho, según algunas encuestas,
la mayoría de los escoceses ‘votaría a favor de la independencia si eso
le supusiese aproximadamente el suficiente dinero como para comprarse
un iPad, y se opondría si no fuese así’.
Los nacionalistas aseguran que ‘principalmente gracias al petróleo y
al gas del Mar del Norte, Escocia subvenciona al Reino Unido y sería
mejor estar solos’. Pero los datos dicen lo contrario. Aunque, en un
primer momento, ‘Escocia ingresaría en impuestos [por el petróleo y el
gas] aproximadamente tanto como perdería en subsidios’ del Gobierno del
Reino Unido, a largo plazo, el balance sería deficitario para el hipotético nuevo país.
La nueva Escocia tendría una fuerte dependencia económica de
esta actividad, puesto que esta supondría el 18% de su PIB (frente al
1,8% que aporta actualmente al PIB británico), mientras que las reservas energéticas son muy limitadas:
‘Las reservas más ricas ya han sido explotadas, dejando como inaccesible el petróleo que será económicamente inviable cuando caigan los precios. La producción del Mar del Norte ha estado disminuyendo alrededor del 6% anual durante la década pasada. [...] El Mar del Norte se está secando gradualmente. Muchos campos [de petróleo y gas] dejarán de producir en la década de 2020, y en la década de 2040 el petróleo es probable que, más que brotar, goteará. Los ingresos fiscales procedentes del petróleo y del gas son muy volátiles, ahora disparados porque el precio de las materias son altos. Pero si los precios caen, la producción y los ingresos podrían caer en picado porque el petróleo que queda en el Mar del Norte es caro de explotar, señala Alex Kemp de la Universidad de Aberdeen. Prevé que, a 90 dólares por barril de petróleo, se podrían extraer 23.000 millones de barriles, pero a 70 dólares, descendería a 16.500 millones de barriles. Ambos escenarios son posibles. El precio medio del petróleo fue de 62 dólares por barril en 2009, en 2011 fue de 111 dólares’.
The Economist advierte un futuro ‘mucho más arriesgado’ para una Escocia separada del Reino Unido. ‘Este es un mundo económico tormentoso, y una Escocia independiente sería una pequeña y vulnerable barca.
[...]
En 2008 el Gobierno británico tuvo que rescatar al Royal Bank of
Scotland (RBS) y al HBOS, los dos mayores bancos de Escocia. En su
apogeo, el balance del RBS era trece veces superior al PIB escocés.
Edimburgo se ha tambaleado como centro financiero desde entonces, y
sería difícil recuperarlo.
Hay un límite al tamaño del sector financiero
que una Escocia independiente -una nueva y pequeña economía- podría
soportar. Salmond ya ha rechazado que debería compartir parte de los 187.000 millones de libras de activos tóxicos del RBS‘, señala el semanario.
Por otra parte, ‘debido a su tamaño, los costes del endeudamiento de
una Escocia independiente serían mayores con toda seguridad: su mercado
de bonos sería pequeño y con falta de liquidez’. Aunque su ‘mayor
problema’ sería el de la moneda. ‘El entusiasmo del SNP por el euro ha desaparecido: quiere que Escocia siga con la libra de momento.
Eso significaría entrar en la unión monetaria sin unión fiscal, una
apuesta que se ha demostrado desastrosa en Europa. Y aunque Salmond
asegura que Escocia sería automáticamente miembro de la Unión Europea
(UE), los abogados de la Comisión Europea lo ponen en duda. Una Escocia candidata [a formar parte de la UE] debería negociar las condiciones de entrada y comprometerse a adoptar el euro un día’, destaca el rotativo británico.
The Economist también recuerda que los antiguos argumentos de los nacionalistas ahora han cambiado: ‘Años atrás el SNP preveía unirse al arco de la prosperidad de los pequeños y prósperos países como Islandia e Irlanda. Tras
la crisis de la zona euro y de los bancos, los defensores de la
independencia han cambiado su ideal hacia los países nórdicos.
El SNP presupone que Escocia puede combinar un estilo de Estado
escandinavo con universidad gratuita, cuidado gratuito de los ancianos,
salud infantil universal y gratuita, con unas pensiones más generosas, y
con un sector empresarial pujante.
Una Escocia independiente esperaría
atraer inversiones mediante unos impuestos bajos, el comercio y una
dosis de política industrial, algo que el SNP considera que no puede
ceder a un gobierno lejano en Londres’.
Sin embargo, y a pesar de que hay países pequeños que puede atraer
inversión extranjera, como el caso de Irlanda, ‘Escocia tendría
problemas para captar la suficiente inversión como para hacer frente a un Estado tan generoso‘,
y se encontraría con ‘un competidor’ importante: el Reino Unido, que
está reduciendo los impuestos a las empresas con rapidez.
Así, The Economist considera que ‘si los escoceses realmente
quieren la independencia por razones políticas o culturales, deberían
plantearlo así’. ‘El orgullo nacional no tiene precio. Pero si votan por
la independencia deberían hacerlo sabiendo que su país podría acabar
como una de las economías vulnerables y marginales de Europa‘, concluye." (lavozdebarcelona.com, 18/04/2012)
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