25/4/11

El monopolio que los nacionalismos periféricos pretenden ejercer sobre sentimientos, paisajes o hitos históricos es el mismo que ejerció el franquismo

"Laura Freixas, escritora, este jueves en El País:

[...] ¿Entonces..? Un libro de la historiadora francesa Mona Ozouf, Composition française, nos hace una propuesta interesante. Nacida en Bretaña en 1931, hija de militantes de la lengua y la identidad bretonas, Ozouf ha vivido toda su vida bajo un dilema a la vez similar y distinto del nuestro.

Distinto, porque en Francia la identidad nacional no ofrece duda: se encarna en el 14 de julio, La Marsellesa, el lema “libertad, igualdad, fraternidad”… Pero ¿cómo conjugar esa Francia si bien se mira tan abstracta, más idea que país, con las vivencias concretas?

En tanto que bretona y consciente de serlo, Ozouf vive su condición en unos términos excepcionales en Francia (donde los nacionalismos periféricos son casi inexistentes) pero muy representativos, en cambio, de la mayoría de nosotros, que a la vez que españoles nos sentimos catalanes, o asturianos o andaluces.

La alternativa que sugiere Ozouf parece muy sencilla, pero es el resultado de toda una vida elaborando sus dos identidades.

Lo que ella propone es vivirlas no como contradictorias, ni tampoco como complementarias: sino que la una -la bretona, hecha de lluvia, de topónimos, de sidra…- sea el contenido concreto que convierta en real, en sentida, a la otra, la francesa, que sin ello resulta excesivamente seca.

No se trata, pues, de ser o francesa o bretona, ni francesa pero bretona, ni siquiera exactamente francesa y bretona, sino francesa en tanto que bretona.

[...] De ese diálogo de sordos entre dos maneras de entender la patria nace un gran malentendido: el de creer que unas vivencias solo pueden tener una determinada traducción política.

El monopolio que los nacionalismos periféricos pretenden ejercer sobre sentimientos, paisajes o hitos históricos es el mismo que ejerció el franquismo, secuestrando lo que nos pertenecía a todos.

No nos dejemos engañar: podemos elegir ser españoles sin ser por ello menos catalanes; ser catalanes puede ser el contenido concreto, vivencial, que damos a nuestra identidad española.

Algo que, por lo demás, la mayoría de los catalanes ya saben, pues el grupo más numeroso de entre ellos, según todas las encuestas, es el formado por quienes nos consideramos, a la vez y con la misma intensidad, catalanes y españoles’." (lavozdebarcelona.com, 21/04/2011)

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