19/10/10

El nacionalismo de sociedad cerrada

"El nacionalismo es un concepto no unívoco que presenta múltiples perfiles y facetas, unas más y otras menos, compatibles con los valores y las estructuras de una sociedad democrática. (...)

En la clasificación de Tönnies entre sociedad y comunidad, la nación representa el nivel más elevado, complejo y desarrollado de comunidad, mientras que el Estado representa el nivel más elevado, complejo y desarrollado de las sociedades. La comunidad supone una conjunción de personas basada en sentimientos, afectos, costumbres, tradiciones o religión comunes. La sociedad es un tipo de organización social racional, con fines y objetivos comunes.

El tipo máximo de comunidad, en el siglo XIX y XX, la nación, que genera la ideología nacionalista, tiene dos perfiles diferentes e incluso contradictorios que apuntan, en un caso, esperanza de emancipación de raíz liberal o, por el contrario, peligro para la libertad y para la paz, cuando se conforma como ideología de sociedad cerrada y marca con criterios excluyentes las líneas a seguir y los fines a alcanzar.

Los nacionalismos se identifican por elementos comunes que unen a las personas que se consideran incluidas y se distinguen de todas las demás como diferentes. Entre estos elementos se pueden señalar la historia común, la lengua, el territorio y las costumbres, tradiciones y religión común, y en dimensiones más espirituales y menos objetivas, las esperanzas, las frustraciones y los objetivos comunes. Estos elementos contribuyen a inspirar a todos sus miembros a través de una voluntad de integración de la mayoría como colectivo. (...)

Cuando el nacionalismo tiene como objetivo integrar y unir a un país dividido, como es el caso de Italia, con una pretensión que arranca al menos de Maquiavelo, la consecución del objetivo, que integra a nación y Estado, a comunidad y sociedad, producirá unos resultados no identitarios de nacionalismo liberal, que representa Manzoni. (...)

Además surgirá un nacionalismo más radical donde se indagaba sobre el alma de la nación o sobre la misión nacional. La falta de raíces de este nacionalismo, su no reconocimiento por el Estado, su complejo de inferioridad se compensaban con un énfasis y una afirmación exagerada, desde dimensiones de sociedad cerrada, de su autismo y de su falta de comunicación con el entorno.

Entre las razones que explican las raíces ideológicas del nacionalismo aparecen ideas procedentes del romanticismo, como el rechazo del universalismo y del cosmopolitismo: "... al reducirlo todo al mínimo común denominador que se aplica a todos los hombres en todas las épocas privaba a vidas e ideales de ese contenido específico que era el único que les daba sentido...". Esta reflexión de Isaiah Berlin confirma la orientación de este nacionalismo que potencia el valor de lo irregular y de lo diferente.

Por otra parte, el pensamiento romántico rechaza la posibilidad de criterios objetivos, relativos a cuestiones de valor, de política o de moral, el método racionalista y el prestigio de la creencia. La consecuencia política del universalismo y de la generalización racional, el concepto de ciudadanía igual, que está en el origen de los derechos del hombre y del ciudadano, para el pensamiento ilustrado, será descartado por el romanticismo nacionalista y sustituido por la idea de volk (pueblo) que hundía sus raíces en el pasado, distanciado de fines políticos racionales y que además tenía un alma o espíritu, un volkgeist, que diferencia a unos pueblos de otros y que sirve para afirmar la personalidad de cada uno. En su origen esta reconstrucción es iniciativa del romanticismo alemán. (...)

A finales del siglo XIX y principios del XX, con el auge y desarrollo de las ciencias biológicas, este modelo de nacionalismo fue adquiriendo tintes racistas y totalitarios como forma renovada de sociedad cerrada, próxima al antiguo tribalismo. Los lazos de lealtad hacía la nación se basaban en los antepasados y en la sangre.

Era una especie de nacionalismo biológico que expresó de una manera sistemática Joseph Arthur de Gobineau en su obra L' Essai sur l'inégalité des races humaines. Señaló la importancia de la pureza de la sangre, la desigualdad de las razas en su capacidad creativa, siendo el pueblo elegido el alemán. (...)

Muchas veces el nacionalismo es producto de un agravio histórico, en muchas ocasiones ficticio. El orgullo herido de la conciencia nacional por alguna forma de humillación colectiva propiciaba una resistencia y un rechazo de aquellas sociedades más atrasadas, más pobres, más incultas, que se cierran recurriendo a glorias pasadas, a hazañas reales o muchas veces inventadas, a fortalezas de un carácter nacional y sin pasado cultural. Se orienta como nacionalismo mesiánico basado en un pasado heroico como promesa de un mundo mejor para ocupar un puesto de honor en la historia. Será un patriotismo de la naturaleza, de la cultura y de la raza.

Creo que es incompatible con la democracia sobre todo si, pese a su modernidad, quiere acabar con unidades políticas que llevan existiendo desde hace más de 500 años." (GREGORIO PECES-BARBA: El nacionalismo de sociedad cerrada. El País, opinión, 11/10/2010, p. 25)

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