28/7/10

Los niños asesinados por ETA

"El Ayuntamiento vizcaíno de Erandio se sumará mañana al mapa de la memoria por las víctimas del terrorismo impulsado por el Gobierno vasco, con un homenaje en el que recordará a las dos personas asesinadas por ETA en el municipio: el brigada de la Armada Emilio Fernández, muerto a tiros en 1982; y el niño de dos años Fabio Moreno, al que los terroristas arrebataron la vida en noviembre de 1991.

Arantza Asla, madre de Fabio, tiene grabado a fuego el atentado que le separó de su hijo hace 19 años. «He aprendido a llevar el dolor. Superarlo, no», afirma. Una bomba colocada en el coche de su padre, Antonio, guardia civil de Granada destinado entonces en Bilbao, segó su corta vida. Antonio se dirigía a buscar a su hija mayor al colegio -iba a trabajar en tren y sólo utilizaba el vehículo particular para asuntos familiares- cuando el artefacto hizo explosión. Viajaba junto a sus mellizos de dos años.

Uno de ellos resultó herido. Fabio, no tuvo ninguna oportunidad y murió. Desde entonces, sus allegados no han escatimado esfuerzos para que Erandio reconociera a su hijo como víctima. Una lucha que recibirá sus frutos mañana, 19 años después.

«Por fin se va a hacer algo. Me reconforta desde el punto de vista de que se reconocerá a los afectados por el terrorismo, pero creo que se ha tardado mucho en dar ese paso; demasiado», se lamenta Arantza. La madre de Fabio negoció tiempo atrás con el Ayuntamiento que éste pusiera el nombre de su hijo a un parque del municipio.

«Pero fue algo que se quedó ahí, en el aire», recuerda. A principios del mes de febrero, Arantza envió una carta al director de este periódico en la que criticaba al Consistorio por no haber homenajeado todavía a «un hijo de este pueblo».

«Al día siguiente, hubo gente que me paró por la calle, personas que yo no conocía de nada que me felicitaron y dijeron 'bien hecho'», señala. (...)

La sinrazón de ETA dio al traste con la felicidad de ambas familias. La vida de los Moreno Asla cambió por completo. A los pocos meses del atentado, el matrimonio decidió separarse y Arantza tuvo que ser testigo de cómo su hijo pequeño, Alexander, crecía sin la compañía de su hermano mellizo. «Lo veo hoy, tan grande, y me digo a mí misma: 'ojalá estuvieran aquí los dos'». Antonio, padre de Fabio, viajará desde Alicante, ciudad en la que reside en la actualidad, para asistir al homenaje de Erandio.

En aquel fatídico año, 1991, ETA provocó siete infanticidios: uno en San Sebastián, cinco en Vic (Barcelona) y el de Fabio. «Cuando llega el cumpleaños de mi hijo aún me pongo nerviosa y lo paso muy mal», reconoce Arantza, que celebró el suyo apenas tres días antes de que la banda terrorista perpetrara el brutal atentado. Asla, que asegura que «nunca ha tenido miedo y siempre ha dicho lo que le ha parecido», agradece haber sentido el arrope de los suyos en el peor momento de su vida. Pero censura el silencio de otros. El homenaje de mañana permitirá poner fin a años de lucha por «la dignidad y memoria» de su hijo." (Fundación para la Libertad, citando a EL CORREO, 28/8/2010
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"Cuando ETA acabó con la vida de Fabio Moreno, asesinado a los dos años de edad por la explosión de una bomba, su hermano mellizo, Álex, perdió el habla. Estuvo mudo hasta que un día vio una foto de Fabio que su madre, Arantza Asla, había puesto en la mesilla de una habitación de casa, en Erandio. Y entonces, pese a ser un niño, supo a su manera lo que había pasado. Los dos pequeños viajaban juntos en el asiento de atrás del 'Peugeot 505' que conducía su padre, Antonio Moreno, entonces guardia civil destinado en Bilbao. De camino al colegio, donde le esperaba su hijo mayor,

Marco, estalló el artefacto que los terroristas habían colocado en la parte trasera del vehículo, justo en el lado que ocupaba Fabio. Fue un 7 de noviembre de 1991. Álex, que sobrevivió al atentado sin lesiones graves al igual que su padre, tardó cuatro meses en recuperar la voz. Según el relato de su madre, lo hizo con estas palabras al ver de nuevo un retrato de su mellizo: «El tato tiene pupa». (...)

Arantza Asla es una mujer que habla desde el desgarro. Al principio, confesó que deseaba «que les pasara lo mismo» a los terroristas para que «sufrieran como perros». Con el tiempo, «simplemente», dijo, «no les perdono». «Que cumplan sus penas», declaró en público tras el primer acto del homenaje, en el que participaron electos del PNV, PSE y PP. (...)

Diecinueve años después del atentado, lo que hizo llorar a Arantza fue el aurresku tributado a Fabio en la plaza. «Me ha emocionado mucho. Soy vasca y mi hijo era vasco. A mí con eso ya me han hecho feliz». Pero lo que le hizo temblar de verdad fue ver entre las decenas de vecinos que asistían al homenaje a su hijo Alexander, Álex, hecho ya todo un chaval. Se le cayó «el alma a los pies» al pensar: «Ojalá estuvieran aquí los dos» mellizos. (...)

Álex, explica su madre, es un joven «muy cariñoso», de los que están tan pendientes de los suyos que hay que decirles «quítate un poco de encima». «En casa nunca ha escuchado nada que desacredite al País Vasco. Solo de esos cuatro que joden a cuatro mil», advirtió. Esa «lucha» soterrada por el recuerdo de Fabio la han librado «solos» en la intimidad. «Odio ya no tengo», confesó. (...)

A Marco no le dejó satisfecho el homenaje del Ayuntamiento. Lo que menos le gustó fue la decisión de instalar la placa conmemorativa dentro y no fuera, en un espacio público a la vista de todos. Estaba decepcionado, como su padre. (...)

Sólo tenía dos años cuando Fabio fue desgajado de su vera, pero su recuerdo está vivo. «Le tengo siempre presente. Me pasan como fotogramas de él por la cabeza». Será cosa del vínculo invisible que tienen mellizos y gemelos, pero cada 7 de noviembre, fecha del atentado, se despierta sobresaltado por las pesadillas. Al salir a la calle, se reconcilia con el mundo. «La vida en Erandio, de maravilla». La madre recoge a sus hijos y marchan juntos con la vista puesta en el nieto, de dos años. (...)

Los familiares de Fabio se declararon «agradecidos» pero decepcionados por el homenaje del Ayuntamiento de Erandio, sobre todo por instalar la placa conmemorativa a las dos víctimas de ETA del pueblo dentro del Consistorio y no es un espacio público. Así lo expresó Antonio, el padre. «Teniendo calles y plazas no me parece bien que la hayan colocado dentro. Creo que han cubierto el expediente después de diecinueve años».

Arantza, la madre, denunció que el homenaje «ha llegado porque han apretado las tuercas» al Gobierno municipal, regido por el PNV. El grupo del PSE aseguró que «no es de recibo que víctimas del GAL como Santiago Brouard y del tardofranquismo como Josu Murueta» tengan espacios públicos con su nombre, «mientras que a las víctimas de ETA se las tapa con el manto del anonimato». (Fundación para la Libertad, citando a EL CORREO, 30/7/2010
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