"Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional de la UAB, el 15 de octubre de 2009 en La Vanguardia:

‘Desde hace un tiempo, justamente desde que se interpusieron varios recursos contra el Estatut de Catalunya, el Tribunal Constitucional se ha convertido en la diana preferida de envenenados dardos: presiones y amenazas desde partidos e instituciones para influir en su decisión, rumores convertidos en noticia para instrumentalizarlo indebidamente, ácidas invectivas para fomentar su desprestigio, insultos directos sin más y hasta propuestas de supresión del órgano. Lo peor es que estas descalificaciones han llegado a calar en la opinión pública, que, inocentemente, está dispuesta a creerse cualquier cosa en este irresponsable pimpampum contra el TC que tanto perjudica a la imagen de nuestro Estado de derecho.

[…] La utilidad para la democracia de los tribunales constitucionales se acaba de demostrar en Italia. Una mayoría parlamentaria había votado afirmativamente unas leyes que exoneraban a Berlusconi de determinados procesos penales, con infracción clara del principio de igualdad. El Tribunal Constitucional italiano ha declarado inconstitucionales estas leyes previamente aprobadas por el Parlamento: cuando la mayoría se desenfrena por partidismo, y vulnera principios constitucionales básicos, el Tribunal es la última garantía de la democracia. Esta es la función principal de los tribunales constitucionales. La reacción de Berlusconi ante la resolución de los jueces italianos recuerda determinadas respuestas propugnadas desde Catalunya según sea la sentencia sobre el Estatut. A mentalidades similares, reacciones parecidas‘." (lavozdebarcelona.com, 19/10/2009)