2/9/09

Los pobres, personas, naciones, regiones... siempre perdemos

"Si nos centramos en el caso de Galicia y cogemos la calculadora, no es fácil evaluar en dos palabras cómo hemos salido parados. A mi juicio, las evaluaciones extremas son descartables. El acuerdo no es un desastre; pero tampoco es para hacer la ola. Creo que nos situamos en un terreno intermedio donde según lo que miremos y la perspectiva con lo que hagamos podemos sentirnos más o menos satisfechos. En lo positivo, seguiremos con una financiación por habitante superior a la media e incluso superior a Cataluña. Nos mantendremos en un 7% de la financiación global, al menos a corto plazo, e inyectaremos más de 600 millones en las arcas autonómicas, gravemente afectadas por un parón recaudatorio sin precedentes.

Esos cientos de millones de más pueden compararse con la pérdida absoluta que algunos sugerían hace apenas un año, al aplicar automáticamente lo dispuesto en el Estatuto catalán sin incorporar las compensaciones que finalmente ha introducido el Gobierno central. En lo negativo, el incremento porcentual de recursos en otros territorios es mayor y la dinámica del nuevo modelo no nos conviene, porque penaliza a las regiones en declive demográfico. Además, no parece que se haya avanzado en la tarea de perfilar un calendario para la revisión del Fondo de Compensación Interterritorial (FCI). Siendo constructivos, el objetivo debería ser consolidar en la comisión bilateral esos 64 millones sobre los 590 iniciales y, sobre todo, arrancar un compromiso de reforma al alza del FCI. Si consiguiéramos ambas cosas, personalmente me inclinaría más por una evaluación del acuerdo positiva para Galicia." (SANTIAGO LAGO PEÑAS: Balance del acuerdo. El País, ed. Galicia, Galicia, 25/07/2009, p. 4 )

"La nueva financiación tiene dos aspectos positivos: la fijación de criterios para la adscripción de los recursos, con la población en primer plano, y la cláusula de cautela preservando la igualdad de las atenciones básicas. El silencio sobre los datos previstos de la distribución y los indicios derivados de la gestación del resultado no invitan al optimismo. Si iban a ser 9.000 y acaban siendo más de 11.000, si a Cataluña le tocaban 2.000 y ahora 3.855, con mordida final, ello indica que no han primado los intereses generales que corresponde defender al Estado, sino la opción de satisfacer las pretensiones de Cataluña y ensanchar luego el pastel para que el resto lo acepte. No es un proyecto multilateral, sino la extensión de la bilateralidad a costa de un Estado fiscalmente más débil y que cuando toca reducir gastos decide un fuerte endeudamiento. Las comunidades creerán ganar, pero lo pagaremos todos. La pregunta es: antes eran razonables 9.000 ¿hay alguna base objetiva no electoral para 11.000? En modo alguno es un ejercicio de corresponsabilidad, ya que en esta partida todas las comunidades han jugado, y con éxito, a maximizar los recursos propios a costa de la Banca (el Estado). Serán el Estado, pero no tienen sentido de Estado.

La ministra Salgado comenta con satisfacción haber celebrado más de 100 reuniones con las comunidades para llegar al pacto. Ningún Estado democrático funciona hoy así, por acumulación de acuerdos de zoco con sus componentes. Otra cosa es la participación multilateral propia de una federación. El lema de la Suiza federal es Unus pro omnibus, omnes pro uno. Aquí sólo tenemos el "uno para todos". Nos hemos deslizado hacia la confederación, por añadidura asimétrica." (ANTONIO ELORZA: Confederación. El País, Ed. Galicia, España, 25/07/2009, p. 18)

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