18/7/09

La complicidad del PNV con el terrorismo: "unos sacuden el árbol, otros recogen las nueces"

"De ahí la vieja historia de las dos almas del nacionalismo vasco: una que aspira a la autonomía, otra que sueña con la independencia. (...)

Matar a un ritmo de uno cada tres días fue la acción de esos años; y construir de la nada una cultura política en la que matar apareciera, no ya justificado sino legítimo y heroico, era parte de la estrategia. Actos y estrategias se fundieron para rodear a quienes empuñaban las armas del calor de familiares y amigos y de la paternal comprensión e indisimulada admiración de quienes compartían los mismos fines: dirigentes y simpatizantes del nacionalismo tradicional. Las dos almas aprendieron a convivir en la nueva cultura política que el PNV colaboró a construir desde el gobierno y que su máximo dirigente compendió en una frase para la historia: unos sacuden el árbol, otros recogen las nueces. Los veteranos contemplaban con algo más que complacencia la eficacia de una división del trabajo que permitía a la joven rama escindida del tronco común golpear desde fuera del Estado mientras ellos gobernaban desde su interior: años de presión combinada acabarían por rendir al Estado opresor.

Piedra angular de esa nueva cultura política fue la elevación del terrorista a la sagrada categoría de mártir que ofrece su vida por la liberación de su pueblo y la caracterización del Estado con los rasgos del enemigo a batir. España era la potencia colonizadora, violadora de derechos humanos, una tesis que sirvió de base a la alianza estratégica del PNV con los representantes políticos de los terroristas en el pacto de todas las almas suscrito en Lizarra. El Estado, España, Madrid, será también el culpable de alterar las reglas de juego democrático para impedir que todos los vascos encuentren su representación en el Parlamento de Euskadi: el PNV, que había recibido de Batasuna el apoyo necesario para sacar adelante el plan Ibarretxe, denuncia en su último manifiesto que en España no hay democracia, que estamos como hace 70 años, cuando José Antonio Primo de Rivera proclamó la necesidad de uniformizar España.

En este contexto, histórico y muy actual, los nacionalistas habían abrigado la esperanza de que el Tribunal Europeo, al pronunciarse sobre los recursos de Herri Batasuna y de Batasuna, ofreciera algún resquicio para seguir alimentando la cultura política del victimismo de Euskadi y la denuncia de violación de derechos humanos por España. Pero los siete jueces del Tribunal, sin ningún voto particular en contra, y sin cargar la prosa con tecnicismos que pudieran prestarse a interminables debates, han emitido un fallo en el que actos y estrategias reciben, por fin, la calificación que merecen. (...)

La cosa es tan simple que da reparo repetirla: en los Estados europeos, la democracia vale como fin y como medio. Se acabó la historia que permitía a astutos estrategas obtener lo mejor de los dos mundos golpeando desde fuera mientras administraban los dineros desde dentro. La música que acompaña al fallo suena como un réquiem por la vieja cultura política de las dos almas: cuanto antes lo entiendan los nacionalistas, menos frustraciones se llevarán si el TEDH se ve de nuevo obligado a recordarles que en un Estado democrático la única estrategia para modificar las leyes y las constituciones es aquella que respeta los principios democráticos fundamentales, entre otros, no matar al adversario político." (SANTOS JULIÁ: Réquiem por las dos almas. El País, ed. Galicia, Opinión, 14/07/2009, p. 29 )

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