“Si el rendimiento económico de las copias [de películas] en catalán fuese más alto que el de las copias en castellano, no habría copias en castellano. Si pongo en el mismo cine en dos salas iguales, en los mismos horarios, Harry Potter en catalán y Harry Potter en castellano, la recaudación es de 70-30 o incluso 80-20, a favor del castellano.

[…] La Generalidad no ha de hacer una ley del cine para hacer política lingüística. La ley ha de resolver los problemas del cine. Por ejemplo: ¿por qué una inversión pública de casi 30 millones de euros en cine en catalán representa 0 público en las salas de Cataluña? Le pongo un caso: El cant dels ocells, ganadora del premio Gaudí. La han visto 2.497 espectadores. 15.000 euros en entradas.

[…] No es verdad que exista este derecho [a elegir]. Yo no puedo elegir la lengua del Avui. Ni la de La Vanguardia. Tele5 no la puedo ver en catalán. TV3 no la puedo ver en castellano. ¿Por qué una cuota del 50% en el cine, cuando la cuota no está en muchos otros ámbitos?.

[…] Cultura ha decidido medio prohibir el castellano: de esta forma conseguirán la paridad que ellos quieren. Pero si ahora tenemos 23 millones de espectadores, tal vez tendremos 10 millones, y eso para los exhibidores significa cerrar”. (lavozdebarcelona.com, 08/04/2009)