“… como ha afirmado José Luis Rodríguez Zapatero, la mayoría de los organismos internacionales, reconocen que el desarrollo económico de España en las dos últimas décadas se explica también por su importante proceso de descentralización. Que ha permitido desarrollarnos como sociedad y como economía moderna y competitiva. Más descentralización es igual a más desarrollo. Las economías más dinámicas son las más federales. Por eso hay que continuar y profundizar en este camino de éxito.”
O sea, que los fondos europeos, el ladrillo, el caciquismo autonómico, y el actual sistema de financiación son un éxito. Entonces ¿Por qué profundizar en ellos?
“Hace años que el sistema no es justo con quienes más aportan.” (…)
“No podemos pretender que nadie se sienta cómodo siendo solidario si su solidaridad acaba por penalizarle.” (…)
Los que más aportan son los ricos, que nunca se sienten cómodos pagando los impuestos que deben (“solidaridad” que le llaman, cuando quieren decir “caridad”)
“El riesgo es grande, porque podría acarrear el desafecto con la política española y la certeza de que un sistema considerado injusto debe ser sustituido. Y de ahí a la reivindicación del concierto económico (éste sí, por naturaleza, insolidario) o a la consolidación de fenómenos como la Liga Norte italiana, sólo habría un paso.”
¡Uy que miedo! Muchas gracias por la preocupación, pero los pobres siempre salimos adelante. Y preferimos las cosas claras, o ¿Es que el señor Carod no cumple el mismo papel que el señor Fini: ¡Los del sur (y algunos del norte, los gallegos) nos roban!?
“Existe todavía otro riesgo: si Catalunya pierde su capacidad competitiva y su capacidad de garantizar la cohesión social, puede quedar atrapada entre una España que no la atiende (ni entiende) y un futuro de progreso al que no podría llegar por falta de recursos, inversiones e infraestructuras. ¿Interesa esta situación a alguien? Por supuesto que a nadie razonable. Y seguro que a nadie que se diga socialista.”
Si eso está pasando, los culpables no somos los pobres (los gallegos). Será por culpa de su antecesor, el señor Pujol, de usted, y de sus sucesores. Es lógico ¿No?.
“La solidaridad no puede acabar perjudicando a quienes más la practican, porque entonces deviene abuso”
La más “solidaria” es Madrid, no Cataluña. O sea, la más robada, entonces ¿Por qué Madrid no protesta?
“Ahora es Catalunya la que necesita los recursos. ¿Le vamos a negar lo que hemos reclamado y obtenido para las demás?”
Así que nos hemos hecho mayorcitos gracias a Cataluña. Eso es lo que hacíamos los gallegos comprando productos “nacionales” malísimos, porque no se podían importar los alemanes. Vaya, vaya… (JOSÉ MONTILLA: Falso dilema. El País, ed. Galicia, Opinión, 10/05/2008, p. 29)
La confusión entre “caridad”, “solidaridad” e “impuestos” es endémica en el campo nacionalista. Lógico, pues la igualdad se da entre ciudadanos, que pueden viven en paz, nunca entre territorios, que viven en guerra (Cataluña contra Barcelona, etc…). Véase como Suso de Toro está de acuerdo con el señor Montilla. Veamos:
“En el campo de la realidad existente estos días, cuando se debate el modelo de financiación de las comunidades autónomas, el presidente de la Xunta ha asumido su papel y ha planteado una posición en nombre de Galicia: reclama que se financie a cada comunidad en función de sus necesidades, garantizando así poder ofrecer los mismos servicios a cada ciudadano. Es decir, reclama beneficiarse de la solidaridad de los demás. El presidente Touriño ha tenido iniciativa política, su posición abandera la de las comunidades deficitarias, y sin duda es una posición responsable. Y probablemente sea también acertada, pero qué triste que esa sea aún nuestra posición, pues la solidaridad entre ciudadanos y entre comunidades es un deber permanente pero que la necesitemos, que dependamos de ella para nuestro bienestar y desarrollo, es triste.” (SUSODE TORO: Haberes y deberes. El País, ed. Galicia, Galicia, 11/05/2008, p. 4)
Los impuestos del estado del bienestar con los que se logra la igualdad de ricos y pobres, es simple “caridad”, de la que vivimos los gallegos ¡Una limosnita para Galicia, por favor, señora Cataluña!.
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