14/5/08

La financiación de los pobres, la gallega

“El actual sistema de financiación de las comunidades autónomas (CC AA) de régimen común se basa en una lógica simple. Primero, se determinan las necesidades de gasto en los servicios autonómicos prestados en cada territorio. Después, se concreta cómo se financian.

En estos momentos las CC AA cuentan con una serie de tributos cedidos completamente (el impuesto sobre transmisiones patrimoniales o el impuesto sobre sucesiones, entre otros) y otros parcialmente (…)

Para evitar confusiones, debe quedar claro que lo que se cede son porcentajes de los impuestos que soportan los gallegos, si hablamos de Galicia, y no de lo que se recauda en las oficinas gallegas de la Agencia Tributaria. La distinción es importante, porque uno u otro criterio generan resultados muy diferentes. El mejor ejemplo nos lo da el impuesto sobre el tabaco. En 2005, su recaudación en Galicia fue de cero euros. Porque en Galicia ya no producimos cigarrillos y cigarros, ni nos dedicamos a su importación. Eso se hace en otras partes de España, donde las empresas correspondientes ingresan el impuesto. No obstante, los gallegos fumamos y, por tanto, soportamos los impuestos correspondientes: 300 millones de euros en 2005, de los que 120 (el 40%) se fueron a financiar a la Xunta.

En general, en todos los tributos la recaudación en Galicia es muy inferior a los impuestos soportados por los gallegos. En consecuencia, es absurdo plantear desde Galicia propuestas basadas en quedarse con una parte o todo lo que se recauda aquí. Saldríamos perdiendo claramente con respecto a modelos, como el actual, que nos asignen recursos en función de los impuestos efectivamente soportados. (…)

A cada comunidad se le entrega la diferencia entre lo que necesita y lo que le genera su cesta de tributos. Diferencia que en el caso de Baleares y Madrid llega a ser negativa…Podemos sintetizarlo en la idea de que es un sistema que gira en torno a la idea de las necesidades (de gasto), no de las capacidades (fiscales). (…)

Llegamos así a la segunda idea que debe orientar una estrategia para Galicia: nos interesa que el nuevo modelo siga gravitando sobre la idea de las necesidades de gasto. Debemos escapar de propuestas que partan de hablar de capacidad fiscal y pongan en el frontispicio el lado de los ingresos. Eso es lo que les interesa a los territorios ricos, no a nosotros.

Precisamente, lo que se plantea desde Cataluña es el giro del modelo actual hacia otro que reconozca y prime las capacidades fiscales. (…)

Porque lo que sería poco inteligente sería convertirnos en adalides de la cesión tributaria generalizada. Algo que, como se señalaba antes, conviene a los más ricos, quienes suelen preferir hablar de capacidad económica antes que de necesidad social como criterio de reparto.” (SANTIAGO LAGO PEÑAS: La financiación autonómica: una panorámica. El País, ed. Galicia, Galicia, 10/05/2008, p. 4)

Y es que una operación médica cuesta lo mismo en Santiago que en Barcelona. Y todos tenemos el mismo derecho a todas las prestaciones del estado del bienestar, no solo a las que diga Montilla.

Es una cuestión de ciudadanía. Y la ciudadanía no se parte. No se parte el estado con criterios caritativos, porque entonces se acaba la igualdad, la democracia.

Se echa a los trabajadores gallegos contra los catalanes (por los servicios que pagan con sus impuestos, que pagan lo mismo) para favorecer a las élites autonómicas.

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