28/12/07

Los valones nos roban ahora, y en el futuro nos robarán los de Bruselas ¡Pobre Flandes!

Bélgica se divorcia de sí misma. La frontera económica divide tanto como la lingüística

-Los flamencos trabajamos para los francófonos. Valonia está en crisis desde los sesenta, no funciona. Nos piden que seamos solidarios, pero son ya muchos años... Queremos nuestro dinero para nosotros, para Flandes.

-Yo me llevo bien con los francófonos, no es un enfrentamiento personal. El dinero y el derecho al voto son los problemas. En Flandes trabajamos duro, somos una de las regiones más prósperas de Europa. ¿Y Valonia? Está hundida, sumida en la corrupción.

(…) los partidos nacionalistas flamencos han visto en la brecha económica un filón para exacerbar los ánimos. "Con sus impuestos, los flamencos pagan cada cuatro años un coche a su vecino valón. Si no lo pagaran, podrían comprarse uno para ellos", no se cansan de repetir los políticos populistas, que con el ejemplo del coche se refieren a los 5.400 millones al año que los flamencos transfieren a los valones.

El mensaje ha calado muy hondo, sobre todo entre los flamencos, cada vez más cansados de subvencionar con su boyante economía el precario desarrollo de la economía valona, en otros tiempos floreciente. Una suerte de venganza histórica dio la vuelta a la tortilla a partir de los setenta, cuando los pobres flamencos comenzaron su despegue y los valones el declive.

Flandes considera que ya ha saldado cuentas con la historia y que es hora de sentarse a renegociar los términos de la solidaridad interterritorial. Quieren más autonomía fiscal y que se divida la Seguridad Social para gestionar mejor su riqueza. Pero de ahí a querer divorciarse de los valones va un abismo. (…)

Se queja André de que los valones no son emprendedores y explica en perfecto francés que, como la mayoría de sus vecinos del sur apenas habla flamenco, es imposible que solucionen el acuciante problema de paro que acumula Valonia, donde la tasa de desempleo duplica la de Flandes. "No hacen ningún esfuerzo, se creen que con el francés llegarán a todas partes, y mientras nosotros tenemos que pagarles el subsidio del desempleo". (…)

Piccot no quiere ni oír hablar de la partición de Bélgica, le parece una sandez, porque dice que ella no tiene nada en contra de los flamencos. Ante las quejas de sus vecinos del norte que dicen pagarle entre otras cosas su desempleo, echa mano de la historia para recordar que durante siglos fueron los valones los que sacaron adelante al país. "Antes eran los valones los que pagábamos a los flamencos, ahora es al revés. Es una cuestión de reciprocidad". (…)

Rudy Aernoudt… Autor de Flandes-Valonia, te amo pero no tanto, un agudo análisis de la relación entre las dos comunidades lingüísticas, Aernoudt ha recalculado las polémicas transferencias fiscales. Según sus cálculos, ascienden a 1.600 millones de euros anuales, una cifra mucho menor que los 5.400 y hasta 9.000 millones que manejan los políticos flamencos. Aernoudt defiende que hay que descontar los impuestos que pagan los 250.000 flamencos que trabajan en Bruselas y que, a su juicio, deberían asignarse a la caja de la región de Bruselas y no a la de Flandes.

"Estos números cambian el debate por completo. Cuando los radicales flamencos dicen que si se parte el país en dos, dejarían de pagar a los valones 5.400 millones al año se equivocan. La mayor parte de ese dinero iría a parar a la región de Bruselas y no a Flandes". Este economista vaticina una nueva vuelta de tuerca de la historia, que recolocará los pesos en la balanza en la que gravitan flamencos y valones. "Flandes se enfrenta a un gran reto demográfico. En 2050 uno de cada tres flamencos tendrá más de 65 años. Será entonces cuando los jóvenes trabajadores valones pasarán a ser un valor en alza". (El País, ed. Galicia, Internacional, 23/12/2007, pp. 5)

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