“En política como en deporte, nada tiene tanto éxito como el éxito mismo, pero últimamente en Cataluña el fracaso también suscita muchas adhesiones, siempre que quede establecido un culpable (exterior) del mismo: Red Eléctrica, Renfe, la ministra de Fomento; o el exceso de solidaridad con otras comunidades. (…)
En Cataluña, la coincidencia de una serie de desastres relacionados con las infraestructuras ha dado ocasión a la minoría soberanista de justificar con razones pragmáticas su ideología. El mensaje implícito es que los problemas eléctricos, ferroviarios o del aeropuerto sólo se resolverán con la independencia, y sólo se aliviarán con la amenaza de independencia, es decir, con la apelación a la autodeterminación… hay síntomas de una incoherente vasquización del discurso catalanista… pero que se beneficia de la ambigüedad de ese supuestamente negado derecho a decidir como solución a los problemas prácticos. (…)
El riesgo es que la unanimidad de la hinchada en señalar como responsable a un Madrid de mil cabezas evite a los políticos catalanes dar explicaciones sobre su propia responsabilidad en la situación de derrotismo pasivo sobre la que alertan los menos entusiastas pero más sinceros amigos de Cataluña.” (PATXO UNZUETA: Amigos del País. El País, ed. Galicia, España, 03/01/2008, pág. 22)
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