“Desde un punto de vista galeguista resulta preferible más Europa y menos España. Desde el punto de vista de la soberanía política y de la representación de cada territorio y desde la diversidad cultural, debería ser admitido que así es. Una Europa que diluya el superávit de poder de los Estados centrales debería arbitrar sistemas de representación parlamentaria que expresen más fielmente la realidad plurinacional, federal o autonómica de los Estados miembros.
…en las elecciones al Parlamento europeo no votamos listas que representen a los vascos, a los gallegos o a los andaluces sino listas únicas por un único territorio que es España. Esto no sólo contradice la lógica política y de representación democrática, sino la aplastante lógica funcional y racional de que nadie mejor que los gallegos para tratar asuntos que afecten a nuestra pesca, a la construcción naval o a la producción láctea, igual que resulta bastante excéntrica la percepción que tenga un representante de Galicia sobre los problemas del trigo o del olivar.” (ANTÓN REIXA: Europa se nos vuelve rara. El País, ed. Galicia, Galicia, 18/12/2007, pp. 4)
Y es que ya elegimos a los alcaldes para los problemas de mi barrio. Y al Presidente de Galicia para hablar de los problemas de la leche con los daneses y holandeses, en Bruselas (con apoyo del Gobierno, como ellos). Y para que defienda los intereses gallegos frente a los abusos vascos y catalanes, en Madrid (si hace falta, alineándose con Extremadura, Andalucía... Madrid)
Y al presidente del Gobierno para que hable con el presidente francés de los problemas de
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