17/1/07

La inmersión lingüística vale si es en catalán

Durante el franquismo, en Galicia, cuando un niño campesino (“los de la aldea”), llegaba a la escuela, lo primero que le decía su maestro es que en el aula sólo se hablaba el castellano. A este tipo de inmersión lingüística se la recuerda como un tipo de brutalidad pedagógica. Lo mismo le pasó a los niños campesinos vascos y a la mayoría de los niños catalanes, como todo el mundo recuerda.

Antoni Maria Badia i Margarit, en un artículo para la Vanguardia, “Sí a la inmersión escolar”, la define del siguiente modo: “Así se denomina un método de enseñanza por el cual profesores y niños y niñas de una escuela viven el día entero sin usar otra lengua que la que se trata de inculcar a los alumnos, para facilitarles su aprendizaje”. (citado en: Criterio, 12-12-07).

Los niños urbanos, hijos de inmigrantes gallegos, murcianos, andaluces, extemeños, sudamericano (“maketos, charnegos”) tienen que hablar catalán en las aulas. Y se considera un gran avance pedagógico, como dice este rector, no una brutalidad, como todo el mundo está de acuerdo en que lo fue la de la inmersión en el castellano.

Cousas veredes, que farán fablar as pedras…


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