27/10/21

“El paso del franquismo a la democracia ha ido acompañado de la extensión del miedo en la sociedad vasca, miedo manifestado en la inhibición moral generalizada ante la violencia, en la insolidaridad colectiva ante la muerte, en la aceptación silenciosa del algo habrá hecho que culpabilizaba a cada víctima precisamente por haber sido asesinada, en el drama de los allegados de muchos asesinados pidiendo a ETA pruebas de sus acusaciones para evitar que la infamia se extienda a toda la familia”

 "(...) ETA dejó de matar hace 10 años, pero el discurso y la retórica y las justificaciones que sostuvieron durante tanto tiempo su actividad terrorista siguen circulando por las venas de amplios sectores de la sociedad vasca, y todavía hay quienes conservan esa jactancia que les permite actuar ante los que siguen considerando enemigos como perdonándoles la vida. No es fácil quitarse de encima el odio que se fue alimentando con tanto fervor, y hará falta todavía mucho tiempo. (...)

La profunda degradación que produjo la barbarie etarra en el País Vasco tras la conquista de la democracia la resumió bien el director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez, en un texto que escribió para un volumen colectivo sobre la violencia política en la España del siglo XX. 

 “El paso del franquismo a la democracia ha ido acompañado de la extensión del miedo en la sociedad vasca, miedo manifestado en la inhibición moral generalizada ante la violencia, en la insolidaridad colectiva ante la muerte, en la aceptación silenciosa del algo habrá hecho que culpabilizaba a cada víctima precisamente por haber sido asesinada, en el drama de los allegados de muchos asesinados pidiendo a ETA pruebas de sus acusaciones para evitar que la infamia se extienda a toda la familia”. 

Las cosas han ido cambiando desde hace 10 años, pero retirarse de una atmósfera envenenada por el terror es una tarea que exige generosidad y valentía, y entender que hay que romper con la rutina heredada de la lucha contra el otro.

“Es preciso otorgar todo su peso a la evidencia de que la patria es rigurosamente un Yo, y el más prepotente y desaforado de todos ellos”, escribió Ferlosio en unas notas sobre el terrorismo. Y apuntaba: “Para dar realidad a la Causa y hacer verdadero su dios, nada mejor que una buena carga de hechos, y de entre los hechos, nada mejor que una buena carga de muertes”. Así operó ETA a lo largo de mucho tiempo.(...)"                    (José Andrés Rojo, El País, 22/10/21)

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