6/3/20

Kallifatides crea en ambas lenguas (griego y sueco)... Las lenguas se enriquecen una a otra. Son como dos pequeños ríos que confluyen. Es otro río. El tercero. Es un proceso muy fascinante... Cuando permites que dos lenguas se encuentren suceden muchas cosas buenas. Empiezas a entender el mundo de una manera distinta

"El apellido de Theodor Kallifatides (Molaoi, Grecia, 82 años) remite al mar de Homero. Él sostiene que deriva de calafate, el oficio de poner brea y estopa en las juntas de las embarcaciones.

 De joven quemó sus naves en el Peloponeso y emigró a Suecia, donde se reveló como un prestigioso narrador que España ha descubierto muy tarde, a través de Otra vida por vivir (2019), un libro traducido por Selma Ancira que emocionó a Mario Vargas Llosa y a Fernando Aramburu.

(...) A los 75 años se atascó como escritor. No era solo un problema creativo: también de la sociedad que lo rodeaba. Suecia se enredaba en los tentáculos del dinero, se alejaba del país de justicia social y solidaridad que había sido cuando él llegó. Los ciudadanos se convertían en individuos. Kallifatides envejecía en un mundo que le parecía cada vez más ajeno. Entonces viajó a Grecia. La crisis económica había reducido a escombros la dignidad del país que una vez fue el suyo. En medio de esa hecatombe volvió a ser griego y escribió este libro, el primero en su lengua materna y no en sueco. (...)

Del mismo modo que la maestra recurre en la novela al poder del mito para ayudar a sus alumnos a sobrellevar el terror, el escritor considera que el poder de la literatura puede ayudar ahora a Grecia en su adversidad. “La literatura y el arte son de gran ayuda a un país sumido en la pobreza”, prescribe. 

Recuerda que los grandes libros de la Grecia moderna han sido escritos en momentos difíciles, como en los años veinte, cuando un millón y medio de griegos emigraron desde Turquía con la caída del Imperio Turco. “Después de esto es cuando tuvimos la primera generación de novelistas griegos. Y tras la ocupación nazi y la guerra civil, llegó la segunda generación de escritores. Siempre necesitas a los intelectuales y los escritores, pero más que nunca en situaciones de crisis”.

Encuentro de dos lenguas

Ahora los indigentes han sustituido a los pobres en Grecia. Kallifatides había sido pobre toda la vida, excepto cuando su padre aún tenía trabajo como maestro. Su madre solía decir que la pobreza estaba allí, pero los pobres iban limpios. “Somos pobres, pero tenemos nuestra dignidad, decía mi madre. 

Pero ahora a los pobres se les niega incluso la dignidad”, deplora. Con el impacto de esta devastación, el escritor volvió a ser lo que había sido: griego. Recuperó su idioma como instrumento literario y escribió Otra vida por vivir. Ahora crea en ambas lenguas: “Me encanta trabajar así”. “Las lenguas se enriquecen una a otra. Son como dos pequeños ríos que confluyen. Es otro río. El tercero. Es un proceso muy fascinante. La lengua no son solo palabras. Son ideas, ética, valores morales. 

Cuando permites que dos lenguas se encuentren suceden muchas cosas buenas. Empiezas a entender el mundo de una manera distinta”, consigna. (...)

Aunque Kallifatides dudó sobre si debería de escribir después de los 75 sigue haciéndolo a los 82. ¿Cuál es la última barrera para el escritor? “La muerte, naturalmente”, señala. Recuerda el caso de Simenon, que un día, tras escribir 400 libros, dijo que no podía escribir “ni una palabra”. “En mi caso, he prometido no escribir cuando vea que el texto que hago no es bueno, cuando empiece a escribir mal. Es una especie de muerte, pero no la muerte”, zanja."              (Miquel Alberola, El País, 02/03/20)

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