13/2/20

La Cataluña rota que el 'procés' no quiere ver: "Les extraña que la otra gente esté sufriendo"... “En el cumpleñaos de mi prima, mi tío, que es independentista, gritándome y no dejándome argumentar, solo acusándome de franquista y cosas así. Me hizo mucho daño porque soy su sobrina. Le quería mucho pero ya no siento el mismo afecto”... otoño de 2015, fue cuando Cataluña empezó a caer por el precipicio...

"Jesús Ángel Prieto y Rosa Botella querían comprobar si en Cataluña se ha producido una fractura social a causa del ‘procés’ y la respuesta es clara: la rotura existe y costará mucho recoserla. 

A esa conclusión han llegado tras entrevistar íntimamente a 29 catalanes en el documental “Ferida oberta” (“Herida abierta”), que se estrenó la pasada semana y está en fase de distribución. Hombres ancianos, chicas jóvenes, sindicalistas, ex consellers, maestros. Unos a favor del ‘procés’, otros en contra. 

El objetivo de los cineastas era encontrar un punto de empatía que permita superar esta crisis emocional, y no parece que los catalanes, al menos los entrevistados, estén cerca de encontrarlo. En parte porque la mitad de la sociedad, ese 47% independentista, se niega a admitir que la otra mitad está sufriendo (“se les tilda de exagerados”, dicen los cineastas), mientras que los no independentistas ya casi dan por perdida la relación que tenían con amigos, primos o compañeros de trabajo militantes antes de que todo saltara por los aires.

“Existe una fractura emocional enorme, y sin embargo varios entrevistados independentistas nos preguntaban, extrañados, si de verdad hay gente contraria al 'procés' que sufre. No saben que hay gente que lo pasa fatal, que ha tenido hasta taquicardias, porque no se mezclan con esos círculos”, explica Prieto.

“Es normal que si tu ilusión es llevar a tu país hacia un lugar que crees es fantástico, te cueste mucho entender que eso provoque heridas muy profundas en la mitad de la población. En su marco mental, la independencia es un ideal perfecto, no puede ser algo que provoque dolor. Esto les lleva a estar algo alejados de la realidad social en comparación a los no independentistas, sin entrar a valorar argumentos políticos de unos y otros”, continúa el autor.

Esto explica que mientras los contrarios al ‘procés’ se sinceran en el documental y admiten con tristeza que han perdido relaciones personales muy importantes, los procesistas, también sinceros, centran toda su empatía en los ‘presos políticos’. Inquieta ver como sienten más cercanía hacia un grupo de políticos a los que no conocen que hacia el primo con el que discutieron o el amigo con el que ya no toman cervezas. "Muchos no creen que hayan perdido a nadie de su entorno, y si alguien ha desaparecido es que no debía ser tan cercano. Piensan que los presos políticos son lo más importante, sufren por ellos, pero no se dan cuenta de que el vecino que no coincide con sus ideas también lo está pasando mal", indica Botella, psicóloga de formación.

Los autores de “Ferida Oberta” consideran que ese rechazo del soberanismo a mirar hacia el otro lado es uno de los grandes problemas a la hora de abordar la reconstrucción social en Cataluña. Otro factor que no contribuye a rehacer los puentes rotos es la sobreexposición del ‘procés’ en televisión, radio y prensa, que “inflama las emociones” de los afectados.

A gritos en la familia

A continuación algunas perlas del documental, que lejos de ser una anécdota han sido la triste realidad en miles de hogares, grupos de amigos y entornos laborales en Cataluña: “En el cumpleñaos de mi prima, mi tío, que es independentista, gritándome el día antes del 11 de septiembre y no dejándome argumentar, solo acusándome diciendo que yo era franquista y cosas así. Me hizo mucho daño porque soy su sobrina. Le quería mucho pero ya no siento el mismo afecto”, se sincera Bruna, una de las entrevistadas más jóvenes. Otra joven también lamenta que al oponerse al procés, sus amigos “se ofenden como si estuviese criticando a su familia” y la llaman falangista.

Del otro lado, la visión contraria. “No podría tener una relación de pareja con una persona que no pensase como yo. Porque se trata de ideales”, dice una veinteañera convencida. “El ‘procés’ no me ha supuesto ningún problema emocionalmente. Al contrario, me ha estimulado y me ha ayudado a explicar a mis hijos algunas cosas”, explica Lluís, maestro de escuela, quien resta importancia a las disputas entre amigos.

 Más estallidos emocionales: “En una cena entre amigos tuvimos una bronca monumental porque no aceptaban que dijéramos que no éramos independentistas. Allí es donde vi que el país estaba muy mal. Cuando hablaba con otra gente todos me decían que se habían discutido y aquella Navidad muchas familias no comieron juntas”, recuerda María. Otro entrevistado le pone fecha: otoño de 2015, durante la campaña de las elecciones plebiscitarias, fue cuando Cataluña empezó a caer por el precipicio.

 “He visto una radicalización de gente catalanista normal con la que podíamos hablar de todo. Hace unos meses en una conversación por teléfono, me cuestionaban la falta de honestidad y de moral y me hacían partícipe de que estuviesen en la cárcel los Jordis, los consellers. (…) Se enfurismó, gritándome, hasta que colgó el teléfono. Al cabo de un momento volvió a llamar pero fue peor”, recuerda Pep, empresario. “Es un movimiento muy familiar, tiran de bisabuelos, abuelos, nietos… Es como festivo, pero con mucha rabia. Es una ilusión casi iluminada de un nuevo país, una nueva sociedad, pero también una situación muy visceral que llega a cuestionar si uno, porque no lo ve claro, ya no es catalán o es un traidor”.

Necesidad de hablar

“Al comenzar el documental se nos acercaba mucha gente que nos pedía participar. Nos decían ‘yo quiero hablar porque en mi casa nos hemos peleado mucho y ya no puedo hablar”, recuerda Prieto. Todos procedían del sector no independentista, que es el que ha tenido más problemas a la hora de expresar sus ideas. El soberanismo, al ser la corriente mayoritaria, no ha tenido ese conflicto. “Viendo el documental, mucha gente se ha sentido apoyada, han visto que no están solos y que otra gente ha expresado cosas que ellos piensan”, indica por su parte Botella.  (...)"      (David Brunat, El Confidenciual, 07/02/20)

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