"Un amable lector que me sigue desde Alemania, Don Felipe, -no confundir con el Rey- me ha pedido mi opinión sobre la última encuesta del CEO.
Recuperado del sobresalto y devuelto mi ego a sus niveles normales -a
este paso se me subirán los humos- he grabado un vídeo que he colgado
en mi canal de youtube.
Pero he pensado que, vista la complejidad del tema, quizá mejor ponerlo por escrito.
Que conste, en todo caso, que yo no creo en las encuestas ni en los milagros.
Los que tienen la inmensa paciencia de seguirme recordaran que a
veces cito una frase que pronunció hace años Miquel Iceta tras una rueda
de prensa en la antigua sede del PSC en la calle Nicaragua: “Los
sondeos no sirven para detectar la opinión, sino para crearla”.
Pues eso.
Pero sobre el último barómetro del CEO se pueden hacer, si me permiten, diversas consideraciones.
Algunas -como que el independentismo está estancado o que Ciudadano
baja- ya ha sido destacado a conciencia por los medios de comunicación a
la hora de redactar esta columna. Incluido e-notícies.
Voy a centrarme, pues, en otras. Y lo haré cronológicamente.
La pimera es que el proceso, en el fondo, interesa a muy poca gente.
La primera pregunta del CEO es, en efecto, sobre “los principales problemas que tiene actualmente Catalunya”.
Las relaciones España-Catalunya es el primero pero sólo con el 40%.
Y si se pregunta por “el más importante” baja al 24,8%. No me hagan
explicar las diferencias entre una y otra porque esto ya son misterios
del barómetro.
Pero el resto son problemas más mundanos: la insatisfacción con la
política, el paro, el funcionamiento de la economía o la sanidad.
Y me juego un guisante, que se dice por aquí, que si preguntasen
cosas más concretas como las listas de espera, la inseguridad ciudadana,
los menas o los barracones saldrían primero.
Con ello no quiero decir que no es que el proceso sea artificial. Dios me libre.
Al contrario, el entonces presidente Montilla ya advirtió en el 2007 durante una conferencia en Madrid sobre la “desafección”.
Sin embargo es evidente que ha sido promovida desde las altas
instancias del Govern o de TV3. Un exalto cargo -nada menos el que fuera
Secretario de Comunicación con Mas durante cinco años- lo confesó en un
libro publicado tras su cese.
“El proceso no hubiera sido posible sin la gente exigiendo en la
calle pero, a su vez, esa exigencia fue y es espoleada por el
soberanismo institucional y político que aspiraba a sacarle provecho”
(1).
Ni que decir que la cadena -y otros medios de comunicación públicos o privados- han ayudado mucho a fer bullir l’olla como decimos en catalán.
Un día alguien me dijo, y de veras que lamento no recordar el nombre,
que si Mariano Rajoy hubiera visto TV3 durante cinco años se habría
vuelto indepe.
Probablemente es una exageración -considero al expresidente del
Gobierno un hombre de más sólidas convicciones- pero hay parte de razón.
TV3 ha puesto toda la carne en el asador y especialmente ahora al
final del proceso -al menos como lo hemos entendido hasta ahora- porque
se juegan las lentejas.
Hasta los suyos -como Ramón Cotarelo o el exdiputado de JxSí Germà Bel- admiten que se veta “sistemáticamente” y que hay "listas negras”.
Mientas que otros que apoyaron el proceso en sus inicios desde la izquierda, como Antoni Puigverd, reconoce ahora que funciona “por cuotas”. ¿Ahora? ¡No, siempre ha sido así!
En fin otro tema: aquí siempre están hablando mal del Estado. España
es una cosa carpetovetónica, casposa, rancia. Es la idea que, de una
manera u otra, se intenta transmitir. También desde algunos medios de
comunicación. Los catalanes, en cambio, somos la hostia. Una balsa de
aceite. El famoso oasis catalán.
Pero cuando se pregunta por “la situación política actual” la gente
cree que es más ”mala” en Catalunya (50,5%) que en España (48,1%).
Obviamente los porcentajes varian de una a otra pero poco. Y tras la
investidura fallida de Pedro Sánchez el resultado para España habría
salido peor.
Bueno, nos acercamos al rovell de l’ou, al quid de la cuestión.
Pregunta sobre el sentimiento de pertenencia. Sólo el 23,5 se siente
“sólo catalán” y el 20% “más catalán que español”. La mayoría, el 39,2%,
se siente “tan español como catalán”.
¿Pero entonces cómo vas a hacer la independencia si sólo ese 23,5% se siente "sólo catalán"?
Lo que les he dicho a veces: que el independentismo ha tenido
tradicionalemente un 20% de apoyo en Catalunya. El otro 20% y pico hasta
llegar al 47% de las últimas dos elecciones al Paralment es añadido.
Como en la pregunta sobre los problemas hay otra cuestión similar
sobre si se siente más identicada con Catalunya o con España: el 46,5%
se siente “catalán que vive en Catalunya”, no en España. Pero lo mismo:
con estos porcentajes no se puede hacer la independencia.
Nos acercamos ahora a las dos preguntas clave: “Cree que Catalunya
tendría que ser …”. Es la fórmula Iniciativa o Podemos que en su día
propusieron un referéndum con tres respuestas: independencia, estado
federal o comunidad autónoma.
Aquí el 34,5% está a favor de “un Estado independiente”, un 24,5% un
estado federal y un 27% una comunidad autónoma. Lo bueno es que el
independentismo no ha alcanzado nunca ni el 50%. A lo más que llegó fue
al 48,5% en noviembre del 2013. Pero no es que haya superado la barrera
mental del 50% es que ni siquiera ha llegado.
Siempre incluyen también otra pregunta similar: ¿Quiere que Catalunya
se convierta en un Estado independiente? El no le saca ahora cuatro
puntos al sí -48,3% frente 44% cuando hace apenas tres meses -en marzo-
era al revés: 48,4% sí, 44,1% no.
Pero como la anterior -(...)- tampoco nuna ha llegado al 50%.
El exsecretario general de ERC, Joan Puigcercós, decía el domingo pasado en una entrevista en El Punt-Avui
que “si quieres la vía unilateral necesitas más del 50,01%" en un
ataque de lucidez propio de este personaje. Y hace mucho tiempo que no
hablo con él.
En fin, no quiero aburrirles más pero me van a permitir dos pinceladas finales antes de terminar.
La primera es destacar un favor del CEO al Govern. Hay una pregunta
sobre el diálogo -que tanto reclaman ahora en Palau-: un 42,3% está a
favor de un diálogo “sin límites” que es lo que pide Torra. Y un 39,7%
“dentro” de la Constitución.
No quiero ser malpensado pero es un guiño del director del CEO, Jorid
Argelaguet, a la Generalitat. Al fin y al cabo lo pusieron ellos.
Argelaguet, entonces militante de ERC, fue el único que rompió el
carnet cuando los republicanos pactaron con el PSC en el primer
tripartito (2003). Después de que CiU recupera la Generalitat (2010)
fue recompensado con la dirección del organismo.
Vale decir que, en las elecciones del 2012, no estuvo muy fino y
pronosticó mayoría absoluta para Artur Mas. El líder de CiU perdió doce
diputados de golpe. Argelaguet presentó su dimisión pero no le fue
aceptada. Ahí sigue.
La siguiente pregunta -sobre el “derecho” a votar- también encaja con
la estrategia del Govern: el 53,7% cree que es eso: un “derecho”. Es lo
que dice Torra: los han puesto en la cácel por “votar”.
Es como cuando afirma que el 80% está a favor del derecho a decidir o
contra la monarquía y que estos son “consenso de país”. ¿Saben de dónde
sale el primero? ¡De una encuesta de La Vanguardia! ¡Otro favor!.
Es una posverdad, claro. O al menos no ha estado corroborado por un
resultado electoral porque si el 80% de la gente estuviera a favor del
derecho a decidir -trampa semántica de la independencia- en las
elecciones no sacarían sólo el 47%.
¿Cómo lo han conseguido esto? Bueno, creando una burbuja mediática.
La teroría de la minoría hegemónica que Gregorio Morán describió con precisión quirúrgica en un artículo no vetado hace años.
"El independentismo en Cataluña -explicaba el conocido perodista-
incluye con precisión una masa ciudadana que no llega a los dos
millones. Ahora bien, esta minoría abundante controla de manera casi
exclusiva buena parte de la vida social del país, empezando por los
medios de comunicación y terminando por la exhibición pública abrumadora
de sus consignas y su afán por representar la parte como un todo. Ellos
son Cataluña, los otros son adversarios para acojonar.”
Tiene más razón que un santo por mucho que hubiea pasado por el PCE:
según el propio barómetro el 44,4% de los catalanes ve los
“habitualmente” los informativos de TV3. Curiosamenteque casi el mismo
número de voantes indepes en las últimas elecciones del 2017 (47,5%) y
las del 2015 (47,7%).
Mientras que el 57,7% escucha dos emisoras que se han alineado sin
fisuras con el proceso: Rac1 con un 33,7%. Catalunya Ràdio, un 24%.
Con el permiso, en el caso de la pimera, de Javier Godó. Por otra
parte, Grande de Españá. Quizá recordar que Eduard Pujol pasó
direcdamene de director de la cadena a portavoz de JxCat. Un misterio
más dento del sistema comunicativo catalán. El míercoles, en el
Parlament, todavía trataba al Rey de “loco”.
Y ya puestos me permitirán un último detalle para alguien que, como yo, se confiesa de derechas e indepe:
Catalunya es una extraña tierra en la que Pujol gobernó durante 23 años
pero casi nadie se confiesa conservador excepto Valentí y un servidor.
Apaga y vámonos." (Xavier Rius, director de e-notícies, 26/07/19)
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