"A las puertas de la sentencia, los líderes del 'procés' siguen sin aclarar qué pretendían de verdad y por qué cogieron el camino de la unilateralidad para luego salir corriendo. Recientemente, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, ha reconocido que con JxCat todavía “no han consensuado una explicación” sobre qué falló. (...)
Que esa declaración de independencia fuera a la postre solo simbólica, no convierte al 'procés' en un simulacro desde
el principio, en un trampantojo o farol para engañar al Estado y
forzarlo a negociar, como ahora algunos pretenden. Y, sin embargo, esa es la explicación que se está imponiendo entre los analistas de cabecera del independentismo como Francesc-Marc Álvaro, por dos razones.
Por un lado, porque tiene como base el relato que expuso el abogado Javier Melero para refutar el delito de rebelión, en
el que alegó el incumplimiento sistemático por parte de los acusados de
todo lo que habían dicho que harían tras el referéndum.
Y, por otro,
porque aparta la espinosa promesa que tantas veces repitieron los
partidos separatistas de tener listas unas “estructuras de Estado” que
garantizasen la secesión unilateral. En resumen, para justificar lo sucedido se opta dar por bueno que se trató desde el principio de un simulacro (...)
Se intenta así rebajar su estrategia a un juego bienintencionado,
que los frustrados votantes independentistas podrían disculpar, porque
finalmente esos políticos están recibiendo un castigo penal “injusto”.
Ahora bien, la teoría del simulacro choca con dos obstáculos. En
primer lugar, la larga conversación telefónica, hecha pública, en la
que Josep Lluís Salvadó (exsecretario de Hacienda) junto a Pere Aragonès
(entonces secretario de Economía) reconocían el 30 de agosto del 2017
ante Raül Murcia (coordinador de la oficina de Junqueras) que “en el mes
de octubre no hay capacidad, ni tenemos control de aduanas, ni tenemos
un banco donde meter… la cosa está muy verde”.
En definitiva, Salvadó confesaba que no tenían listas las “estructuras de Estado” para que “el día 2 declaremos la independencia”. Existen
además multitud de informaciones aportadas por la Policía Judicial que
demuestran que sí, que una parte del Govern había estado trabajando para
dar el salto a una secesión unilateral, sobre todo en el campo
tributario.
Cuestión diferente es que no lo consiguieran, como tampoco lograron que nadie en el extranjero les garantizase dinero tras una eventual independencia. Lo que no sabemos es hasta cuándo ese fracaso se ocultó al resto del Govern porque ERC tenía miedo, como
Salvadó también explicita en la citada conversación, de que eso pudiese
utilizarse para señalar a Junqueras como el responsable del fracaso por
parte de Puigdemont y los neoconvergentes. En segundo lugar, la teoría del simulacro no cuadra con el absurdo rumbo del Govern tras el 1-O.
En
lugar de aprovechar el momento favorable durante la primera semana de
octubre para convocar elecciones, acabó en un devaneo hasta disparar
inútilmente la DUI, haciendo añicos el imaginario unilateral que había
sostenido el 'procés'. En definitiva, el independentismo no
siguió una estrategia coherente, sino que fue prisionero de su
propaganda sobre la viabilidad de la secesión unilateral y sobre todo
del 'juego de la gallina' entre republicanos y neoconvergentes.
Por ello será interesante ver cómo Puigdemont justifica su papel y saber
en qué momento Junqueras le explicó, si es que lo hizo, que las
“estructuras de Estado” no estaban listas. También el líder
republicano tendrá que justificar algún día por qué dejó que los hechos
transcurrieran sin ofrecer ninguna salida posibilista. ¿Acaso
no esperaba que fueran los neoconvergentes los que pusieran el freno de
mano y él saliera indemne ante los suyos? Entre tanto, el
independentismo sigue sin un relato que explique su fracaso." (Joaquim Coll, El Periódico, 24/05/19)
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