9/7/19

Director del e-notícies: el proceso, en efecto, se ha cargado también a los Mossos d'Esquadra como policía integral. Tienen un futuro muy negro. Ya nada volverá a ser igual...

"TV3 porque ha perdido toda credibilidad, neutralidad y ecuanimidad. No es extraño que mantenga el liderazgo: la ven todos los indepes pero sólo los indepes. En cierta manera se ha roto el vínculo sentimental con el resto de la sociedad catalana.

La Función Publica porque cuando los funcionarios recibieron con aplausos a Ernest Maragall o Chakir El Homrani el día que iban a tomar posesión de sus consejerías tras el levantamiento del 155 ya se vio que también que no eran neutrales.

La inmersión porque el proceso ha demostrado que el objetivo no era la supervivencia del catalán sino transmitir una idea de país, es decir, la independencia. Basta con recordar aquel acto, poco antes del referéndum, de directores de instituto en Palau llaves en mano.

Finalmente los Mossos por su papel en el 1-0. Es cierto que han tenido algunas noticias favorables en las últimas semanas -como el archivo de la causa de la incineradora del Besòs o de la comisaría de Lleida- pero la cúpula permanece procesada. Y por delitos muy graves.

El proceso, en efecto, se ha cargado también a los Mossos d'Esquadra como policía integral. Tienen un futuro muy negro. Ya nada volverá a ser igual. Y las últimas decisiones del conseller Buch tampoco invitan al optimismo: parece que busquen el cuerpo a cuerpo.

Es una lástima. Han echado por tierra un trabajo de años desde la inauguración de la primera comisaría el 1 de diciembre de 1994 con Xavier Pomés -un hombre inteligente y pausado- de consejero. Fue en Vic y hacía un frío que pelaba. En esa época trabajaba en La Vanguardia y me tocó cubrir el acto. Se respiraba ilusión. Un momento histórico.

El despliegue no culminaría hasta octubre del 2008 en Tarragona bajo los órdenes de Joan Saura, justo es reconocerlo en este caso. Tuvieron que pasar casi catorce años.

Es cierto que ha habido episodios no exentos de polémica como los Mortadelos, aquellas agentes que al principio del pujolismo parece que se dedicaban a tareas impropias de su función.
O la media docena de muertes en extrañas circunstancias. Algunas en dependencias policiales o en detenciones polémicas. Como la de Juan Andrés Benítez.

Sin olvidar tampoco el cambio de versión con la pelota de goma que dejó sin un ojo e Esther Quintana o el desalojo de Plaza Catalunya. En mi opinión, no por el desalojo en sí sino por la manera de hacerlo.

Pero sí: se han cargado los Mossos.

De entrada, han perdido la confianza de jueces y fiscales. Ya lo dije en un artículo anterior pero quizá conviene repetirlo por su gravedad: El día que el presidente del TSJC, Jesús María Barrientos, ordenó traspasar la custodia del edificio a la Policía Nacional en los días álgidos de octubre del 2017 fue más que una simple orden: fue una metáfora de lo que pasaba.
Después han conseguido quemar a toda una generación de mandos: Josep Lluís Trapero, Ferran López, Joan Carles Molinero, Miquel Esquius.

A éstos habría que sumar otros porque nunca fue fácil dirigir a los Mossos: Josep Peris, Joan Unió, Joan Miquel Capell, Josep Milan. Igual me dejo alguno.
Han conseguido también que una parte de la población no se fie de ellos. La prueba es que aquella mujer agredida en el Parc de la Ciutadella -en un presunto incidente con un independentista- puso la denuncia ante la Policía Nacional, no ante los Mossos.

Por último, se han ganado la desconfianza de los aparatos del Estado que ven como un peligro un cuerpo armado de 17.000 hombres de dudosa lealtad. La Ertzaintza nunca dudó de qué lado estaba. Ni siquiera cuando el terrorismo de ETA estaba más fuerte.
En la última Pascua Militar, lo advirtió hasta el Inspector General del Ejército en Cartalunya, Fernando Aznar Ladrón de Guevara, cuando recordó que debían actuar en “perfecta sintonía” con el resto de policías.

Quizá Miquel Buch no lo sabe pero el despliegue territorial de los Mossos ni siquiera está ratificado con una Ley Orgánica.

Fue un acuerdo político entre Pujol y el PSOE en 1993 -cuando los socialistas ya estaban con el agua al cuello por los casos de los GAL- a través de delegación de competencias que permite el 150.2.
De hecho, CiU había aprobado unos años antes la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del estado que casi relegaba a las policías autonómicas a cuerpos auxiliares y la custodia de edificios. Están jugando con fuego."                         (Xavier Rius, director de e-notícies, 09/06/19)

No hay comentarios: