"Que si truita o «tortilla».
Mi deseo inconfeso, díganme sádico, es ver un día uno de estos talibanes de la lengua entrar en el bar Cuéllar y perseguir con el móvil a Antonio, el dueño, recriminándole que en la pizarra pone «Croquetas caseras »y no« Croquetas caseras ».
Corre por las redes el vídeo de un propietario de bar que intenta leer el periódico mientras la chica que lo grava no para de importunarle y amenazarlo porque tiene anunciada «Tortilla de patatas», y hasta aquí puede llegar la paciencia del pueblo catalán. Imagino a Antonio Cuéllar en la misma situación, no leyendo el periódico, porque no le he visto parado ni un momento en su bar, pero sí perseguido por una mal educada que le graba.
Y crean que se me pone la piel de gallina. En el local se haría un silencio sepulcral, como el de las películas del far west cuando entra un forastero en el saloon buscando juerga y por la ventana ya vemos el enterrador tomándole medidas a ojo. Los más sensibles saldrían del bar, los creyentes susurrarían una oración, las madres intentarían llevarse los niños -inútilment, a estas edades huelen la diversión- para que no vieran nada de lo que pasaría y la mayoría buscaríamos lugar para sentarse y, caña a la mano, nos dispondríamos a disfrutar del espectáculo.
-Es usted el propietario? La estoy grabando porque tiene los letreros (sic) en castellano, ahora le denunciaré y después ...
-Como dices? - respondería Antonio, sinceramente incrédulo que haya quien tiene tan poco afecto a la propia integridad.
A partir de ahí, todo dependerá. Si la pilla de buenas, quizás la insensata se sale con sólo cuatro gritos, que seguro contendrían «Porque me sale de los huevos!», frase que puede parecer retórica, excepto si la pronuncia el dueño del bar Cuéllar de Vila -roja.
Sí, ay, ese día Antonio no ha dormido bien -alguna vez se ha tenido que levantar de madrugada para atender ladrones que han entrado en el bar, y esto lo pone de especial mal humor, como han comprobado los mismos atracadores antes ser evacuados en ambulància-, para recuperar el móvil tal vez la normalizadora de la lengua requerirá una visita a urgencias, e inventarse una explicación razonable de cómo ha acabado el aparato precisamente allí, da igual que sea una tableta o que fuera una cámara de súper 8.
Que es una manera como otra de pedir por favor que dejen la gente tranquila, al menos en su casa." (Albert soler, Diari de Girona, 04/06/19)
"¿Se acuerda del catalán de 80 años que se gastó 20.000€ para poder rotular su tienda en español?. Sap que la Generalitat fa “inspeccions lingüístiques” per imposar-nos el català? Quizás sí. Pero ahora va a conocer en directo el fanatismo lingüístico de los nacionalistas. (...)
Dolça i emmordassada Catalunya…" (Dolça Catalunya, 31/05/19)
"Paranoia con el catalán. Una catalanoparlante se queja de que la "tortilla de patatas" está también en castellano en un club social.
La aparición de un vídeo en el que una mujer le recrimina al propietario de un club social que todos los carteles del establecimiento estén en castellano ha originado polémica en twitter.
"A través de esta grabación, le advierto que todos los rótulos de su local están en castellano. A partir de este momento, tiene la obligación de ponerlos al menos en castellano y en catalán. Pero el catalán no puede faltar" le dice la señora al hombre, que la ignora mientras intenta leer el periódico.
A pesar de que el hombre evita responder a la autora del vídeo, ésta se dirige reiteradamente al propietario advirtiéndole. "¿Tiene algo que alegar?, como me ha dicho antes, ¿que estarían para el año que viene? ¿O no lo dirá en la grabación? ¿Nada que alegar?", reitera.
A continuación, la mujer sale al exterior del local y muestra los carteles que se encuentran en el escaparate, denuncia que están todos en castellano y se indigna ante un cartel donde dice "tortilla de patatas". "Tortilla de patatas, ¡también en castellano!" exclama la señora." (e-notícies, 31/05/19)
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