"(...) 4. ¿Y qué tal si hablamos de pensiones en serio? ¿Vale o no vale este razonamiento del profesor e historiador José Luis Martín Ramos?
Cuando empezó el "proceso", recuerdo que en nuestro pequeño foro reclamábamos debate concreto sobre problemas concretos y uno de los temas importantes que apuntamos fue el de las jubilaciones. Nunca se ha hablado de ello; siempre que yo he querido que un independentista me diga cómo piensa resolver el problema, me responde no sólo negándolo sino acusándome de demagogo catastrofista.
No hay pocos"procesistas" de convicción o de conveniencia en las manis de jubilados. Pero parece que el tema solosirve para agitar, pero no para pensar.La información sobre el estado de déficit de la recaudación de pensiones me ha recordado lo que dijimos entonces: que el España nos roba no era cierto y que en el caso de las pensiones era una calumnia, Cataluña necesita del carácter solidario del sistema de pensiones para seguir pasando a sus pensionistas.
Entre el 2002 y el 2012, las pensiones en Cataluña se pudieron pagar con sus cotizantes; a partir del 2012ya no y hoy seguimos igual: Cataluña tuvo en una diferencia de alrededor del 8% entre lo que se cotiza ylo que se paga (20.061 millones de euros cotizados y 22.909 gastados, según el informe que cita La Vanguardia del 25 de marzo).
(...) y una propuesta ineludible es no seguir vinculando exclusivamente el sistema a la cotización y darle un tratamiento de derecho pleno de la ciudadanía con su inclusión -también- en los presupuesto del estado, el circuito de impuesto y redistribución. El estado español, con estructura consolidadas -funcionen mejor o peor- puede dar el paso.
La alternativa son parches, que volverían a poner encuestión el sistema que está ya en precario porque, felizmente, la gente vive más antes o un cambioradical de sistema mediante su privatización y , ya sabemos, que eso puede ser un gran negocio, pero no la salvaguarda de un sistema de pensiones universal y razonablemente justo.
¿Cómo lo resolvería la República catalana?
Lo preguntamos entonces, en 2012 y en adelante y lo seguimos preguntando ahora. Pere Aragonésdice que también se lo ha preguntado, pero la respuesta que nos da no es de recibo, espera que el paro siga bajando en Cataluña, que lo haga por debajo del 10% en 2019 y cree que a medio plazo elsistema se volverá a equilibrar como entre 2002-2019.
Es una salida por la tangente, primero porquese limita a una esperanza coyuntural para resolver una cuestión estructural y segundo porque todoslos anuncios del futuro inmediato no dan para creer precisamente en esa nueva coyuntura expansiva en la que el vicepresidente dice creer. La respuesta ha de ser de estructura y seria. Esa es una cuestión clave de la supuesta "transición", que por lo visto no interesa -o no interesa confesar- a losgestores del "proceso".
De este modo, señala JLMR, la flamante República Catalana necesitaría en su puesta en marcha unafinanciación extra de estructuras de estado, que no solo obligaría a contraer una importante deuda exterior
tampoco me imagino a nuestras clases altas y medias aceptando una etapa de altos impuestos paraconstruirla con los recursos internos, ni tampoco imagino que la economía catalana tuviera esacapacidad, y la deuda exterior tampoco garantiza nada ni está garantizada su generosidad -menos conlos nuevos nubarrones -. O cañones o mantequilla, o consumo de estado (la puesta en marcha de esas estructuras) o consumo privado.
Así que la parte interna de la financiación tendrá que contar conrecortes en algunos campos y en otros donde esos recortes sean difícilmente asumibles, con cambiosde sistema sobre todo para compensar el déficit de financiamiento público mediante el uso-estimulado y recompensando- de ahorro interno y capital privado -también, si no sobre todo,internacional-.
Quizás pienso mal, señala finalmente el profesor de la UAB, “pero me da que la solución preferidapor la nueva tecnoburguesía catalana para resolver el déficit estructural del sistema público depensiones no será integrarlo, también, en los presupuestos sino todo lo contrario: desplazarlo elmáximo de ellos; llevar el sistema de pensiones al campo de la financiación privada, lo que objetivamente es contrario a su universalización en términos de justicia (lo será en términos de máximo beneficio para el inversor)”. (...)"
(José Luis Martín Ramos, citado en Salvador López Arnal, Rebelión, 30/03/19)
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