"(...)¿Pero a qué están jugando en concreto?
Es difícil
decirlo. El PP jugó, muy explícitamente, y lo dijo Cospedal, a no meter
al ejército. El 1 de octubre usaron la policía y la usaron mal. La
policía es un instrumento muy romo y en un mundo de smartphones la actuación policial siempre es fea. Tenían otros métodos. La ridiculización, por ejemplo.
¿Qué alternativas tenemos en Cataluña?
Es un juego
con pocos jugadores, pero siempre se puede añadir un nuevo jugador a la
apuesta y entonces ahí todo se descontrolará. Si se usa la policía, la
policía revierte a los tribunales. Y entonces se inicia una dinámica que
ya no está bajo control gubernamental.
Aquí en
Barcelona se pasaron todo el invierno diciendo que no había separación
de poderes en España. Y entonces la judicatura montó una huelga contra
el Gobierno de Rajoy y a todos los efectos se cargó ese Gobierno. Que
era un Gobierno débil, sí. Eso es una separación de poderes
considerable.
Ahora… ¿qué pasa a partir de ahí? Los jueces no pueden gobernar. Pero
a un Gobierno aún más débil que el de Rajoy se le pueden hacer muchas
cosas. A un Gobierno aún más débil que el de Puigdemont, también. Es un
juego de desgaste, que es lo que dijo Ponsatí.
¿Y cómo acabará esto?
Me temo que
bien, no. Porque la tradición española no es una tradición de
equilibrio. En estos momentos, y cito la prensa de ayer, una de cada
cuatro personas que viven en Barcelona no nació en Cataluña. Este país
hace cincuenta años era católico, apostólico y romano. Y punto. Que se
llegara a debatir dónde se ponía una mezquita era impensable en el 72,
cuando yo hice mi tesis doctoral.
Si lo llego a predecir por aquel
entonces, habría acabado en el frenopático de Barcelona con una dosis de
Thorazine suficiente para curar mi esquizofrenia. Pero la realidad es
más loca de lo que dicen los locos.
Este ahora es
un país muy poco católico, muy descreído, con importantes diferencias
campo-ciudad, pero de una manera muy confusa, y muy visibles en
Cataluña, donde la montaña del siglo XIX se enfrenta a Tabarnia.
Pero
con un pero: esas zonas rurales han quedado fuertemente suburbanizadas
por la emigración de principios del siglo XXI. Si yo voy a Vic, lo que
veo por la calle son mujeres marroquíes. ¡Vic! ¡La capital del obispo
Torras! A quien se atribuye -falsamente- la frase de “Cataluña será
católica o no será”. (...)
¿Y en el futuro?
Aquí hay un
pastel dividido en tres trozos.
Hay un tercio, quizá más, que es tozudo
pero al que le cuesta mucho crecer: el independentista.
Hay otro trozo
que sí ha crecido mucho, que es el españolista.
Y luego queda otro
tercio, muy difícil de definir pero también muy importante, en el que
está incluida la inmigración, que no sabe-no contesta. Es gente que está
haciendo su vida, está trabajando, está en su barrio y no le importa."
(Entrevista a Enric Ucelay-Da Cal, Cristian Campos, El Español, 22/07/18)
(Entrevista a Enric Ucelay-Da Cal, Cristian Campos, El Español, 22/07/18)
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