"(...) --¿Ha habido una
extralimitación del juez Llarena con las prisiones preventivas y la
calificación de los delitos a los dirigentes independentistas?
--Yo creo que no. No es sólo el juez Llarena. Ha tenido el respaldo de todos los jueces de la sala segunda del Supremo,
que ha variado sus magistrados, y que son de todos los colores,
conservadores y progresistas. Todos han confirmado sus resoluciones.
Estamos hablando de razonamientos justificados, porque se trata de un
proceso encadenado que arranca en 2013, y, principalmente, a partir de
2016.
Es un gobierno que, además de violar el Estatut de autonomía, con
un constante abuso de poder, está rompiendo los vínculos
constitucionales con España. Eso rebasa los límites de una posible
decisión arbitraria de un juez.
--¿No se trata, por tanto, de delitos a partir de la decisión de ‘poner las urnas’ como dice el independentismo?
--No, no se trata solo del 1 de octubre. Es un
proceso. No hay que olvidar que hay un clima de ruptura con las
instituciones del Estado, de ruptura con España, de afirmaciones de
dirigentes, de resoluciones parlamentarias, de todo tipo de
declaraciones como las que hacían referencia a que Llarena entraba en el
Parlament igual que Tejero en el Congreso, o que la justicia franquista
es como la actual, como dijo Raül Romeva.
A partir de enero de 2016 el gobierno tiene el apoyo inmediato de la ANC y Òmnium Cultural,
que participan en las decisiones, carentes de legitimidad democrática.
Jordi Sànchez constata, con sus declaraciones, que el Estado tendrá que
usar la violencia si quiere parar el proceso. Se buscaba obligar al Estado a usar esa violencia.
Se incitaba a ello. Hay documentos que lo acreditan, como Enfocats,
donde se dice que la independencia llegará cuando la sociedad se
implique activamente, y que se incrementará la conflictividad a medida
que reaccione el Estado. Se busca el choque.
Y está esa resolución de 9
de noviembre de 2015 en la que el Parlament afirma que Cataluña se
desconectará y no se supeditará a las decisiones del Estado, aceptando
los previsibles actos de violencia para alcanzar ese fin. Todo eso
justifica la actuación de Llarena.
--¿Rebelión, por tanto?
--Para mí sí. Hay un excelente trabajo de Luis Arroyo Zapatero
donde se justifica con claridad. Es que fue un proceso perfectamente
meditado, urdido y realizado con las posibilidades que tenía el
movimiento. No estamos hablando de un proceso del último día.
Es que a
principios de 2013 se crea el consejo asesor para la transición
nacional, porque ya hay calculado un proceso de ruptura del orden
constitucional, de ruptura con las instituciones democráticas. Hay un
auto de la sala segunda que deja claro que no se necesita armas para la
violencia.
--Hay muchos catedráticos de
derecho penal que niegan que se cometiera ese delito. Usted ha dicho que
no vale esa posición, porque, precisamente, son catedráticos. ¿Por qué?
--Desde mi punto de vista son personas que no están
valorando de forma suficiente el trauma y la gravedad de los hechos, que
se ha creado una fractura de la sociedad. Yo creo que están en un
error. ¿Qué yo estoy en la verdad? Tampoco lo afirmo.
He sido fiscal, he
visto muchos procesos, y creo que el razonamiento jurídico de Llarena y la sala segunda del Supremo
está cargado de razones democráticas. Me parece que falta un análisis
riguroso de todo el proceso, de todas las resoluciones parlamentarias
que se van haciendo. No han hecho ese examen.
Había una voluntad de
ruptura, y lo han tenido difícil porque delante, precisamente, tenían un
Estado y un Tribunal Constitucional
que ha aplicado las leyes democráticas. Porque Cataluña no puede estar
ajena a las leyes del Estado español. Sus dirigentes son gobernantes de
una comunidad autónoma, y no pueden vulnerar las leyes.
En muchos
lugares de España hay exclusión social, con índices de paro enormes, y
aquí en Cataluña estamos con esta historia. Me parece que se ha
despreciado a esos parados, en lugares como Linares, por ejemplo, se ha
despreciado a gente que lo pasa mal, mientras aquí los gobernantes
gozaban de una situación asegurada, cometiendo un auténtico abuso de
poder."
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