"Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano, el think tank más importante de España y uno de los más prestigiosos en el concierto internacional, tiene claro que el independentismo
deberá pasar por “todas las etapas del duelo”, entre ellas "la
depresión y la aceptación", aunque ahora se debata entre "la negación y
la ira". (...)
Ignacio Molina señala que el presidente Pedro Sánchez acierta en su estrategia,
porque “debilita al independentismo” y pone “en evidencia” al
presidente Torra. Pero también advierte de que el propio Sánchez y el
PSOE pueden no tener un apoyo necesario, con un “Podemos menguante” y
con la percepción del conjunto de los españoles de que se apoya en los
partidos independentistas.
--Pregunta: Los resultados en
las elecciones en Andalucía, ¿cambian el escenario político español, y
en qué medida condiciona el llamado proceso soberanista? ¿Todo pasa
ahora por Cataluña?
--Respuesta: No hay acuerdo entre politólogos y demás
analistas a la hora de explicar las causas que llevaron al impactante
resultado electoral en Andalucía, con trece puntos porcentuales de voto
perdidos por la izquierda y la fuerte irrupción de una derecha populista
hasta ahora extraparlamentaria en España, como ha resultado ser Vox.
Hay quien defiende que primaron los factores locales, por el juicio
negativo y el cansancio acumulado tras casi cuarenta años de gestión
socialista en la Junta. Pero es difícil que no se interprete también en
clave nacional el hundimiento del PSOE,
el mal resultado de Podemos e IU, el fuerte crecimiento de Ciudadanos o
la radicalización de un tercio del votante más conservador, que ha
optado por Vox en vez de por el PP.
Estas son las primeras elecciones
que se celebran en el resto de España después del complicadísimo otoño
de 2017 y es lógico que el juicio sobre lo sucedido en Cataluña haya
influido en el comportamiento de muchos votantes.
Y, aunque los sondeos
muestran que Pedro Sánchez sería menos castigado que Susana Díaz, dos
conclusiones parecen derivarse del voto andaluz: la primera es que le será muy difícil alcanzar una victoria que le permita seguir en el poder apoyado en un declinante Podemos
y, en segundo lugar, que le puede resultar más tóxico de lo esperado
tener al independentismo como socio para completar mayorías en el
Congreso.
--¿Un problema para el PSOE?
--Los votantes que se sitúan a la derecha del PSOE
(muy enfadados por lo sucedido en Cataluña) tienen ahora tres opciones
y, si el sistema electoral no perjudica esa dispersión del voto, es
difícil que no se movilicen y alcancen una mayoría parlamentaria
suficiente para gobernar.
La paradoja es que eso ayuda a retrasar las elecciones
pues incentiva a los nacionalistas catalanes a moderarse, ante el temor
de un Gobierno distinto en Madrid que pueda suspender otra vez la
autonomía.
De esta forma, si eso permite aprobar los nuevos presupuestos
y la legislatura se alarga, el conflicto catalán podría perder algo de
relevancia y ser en parte reemplazado entre los votantes por asuntos más
propios del eje izquierda-derecha.
En todo caso, al menos hasta que no
haya elecciones generales, es muy difícil que Cataluña deje de ser el
gran factor que condiciona la política española. (...)"
(Entrevista a Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano, Manel Manchón, Crónica Popular, 06/01/19)
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