3/12/18

O senhor Cuixart não é um preso político... el proceso implicaba que las autoridades públicas desobedecieran al Tribunal Constitucional español, y así lo pidió públicamente Jordi Cuixart, además de una movilización en la calle que no se limitaba a la organización de manifestaciones, sino también a la resistencia a la autoridad pública... Los hechos de septiembre y octubre de 2017 se entendieron también como una amenaza y agresión específica por muchos ciudadanos que se vieron confrontados a la amenaza de sufrir la pérdida de sus derechos como ciudadanos...

"En el pasado 27 de octubre su periódico reproducía un artículo en el que el señor Jordi Cuixart afirmaba que era un preso político, lanzaba graves acusaciones contra el gobierno español y cuestionaba la calidad de la democracia en España.

 Es comprensible que cualquier persona que se enfrenta a una acusación de delitos graves intente utilizar todos los medios posibles para su defensa; pero no se pueden dejar pasar afirmaciones que son radicalmente falsas.De acuerdo con la definición de preso político de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, una persona privada de su libertad será considerada "prisionero político" si su detención se ha venido vulnerando algunos de los derechos fundamentales recogidos en la Convención Europea de Derechos Humanos. 

 Nada de lo mencionado en la convención es atribuible al señor. Cuixart. El señor. Cuixart no está en la cárcel a la espera de juicio por, como él dice, haber defendido los derechos fundamentales ni por haber subido encima de un coche de la policía ni por haber incitado a la participación en el referéndum del 1 de octubre.  

Como informa el auto del proceso, el sr. Cuixart era, y sigue siendo, presidente de Òmnium Cultural, una entidad que promueve el proceso de secesión de Cataluña, y en esa calidad participó en el desarrollo de un plan que tenía como finalidad lograr por vía de hecho y al margen de la legalidad española la creación de un Estado en el territorio de la actual Comunidad Autónoma de Cataluña.  

Este proceso implicaba que las autoridades públicas desobedecieran al Tribunal Constitucional español, y así lo pidió públicamente Jordi Cuixart (p.41 del auto del proceso), y una movilización en la calle que no se limitaba a la organización de manifestaciones, sino también a la resistencia a la autoridad pública.La convocatoria en la sede de la vicepresidencia de la Generalitat el 20 de septiembre, en la que participó activamente el señor. Cuixart, es de una enorme gravedad, porque tenía como objetivo intimidar la actuación de los agentes judiciales y policias que realizaban el registro judicial, que quedaron cercados en el edificio. En el Código Penal español se especifica como delito impedir la actuación de funcionarios o agentes de la autoridad y ésta es la acusación.

 En lo que se refiere a su participación en los hechos del 1 de octubre, la acusación no es por haber incentivado la participación en el referéndum, sino por haber organizado desde la Òmnium Cultural la ocupación ilegal de los colegios designados como centros de votación con la finalidad de impedir de nuevo la actuación de la policía.  

Durante el día 1 de octubre varios policías fueron atacados y heridos por los que participaban en las ocupaciones organizadas con intervención del sr. Cuixart. Impedir que la policía cumpla órdenes judiciales es un delito definido en el Código Penal español, y cuando existe una acción acordada, multitudinaria y violenta que tiene como finalidad la derogación de la Constitución o la secesión de una parte del territorio se incurre en el tipo de rebelión del artículo 472 del Código Penal. Esta es la acusación.  

Evidentemente, será en el juicio que todos estos extremos que resultan de las investigaciones deben ser probados. En España, uno de los países que menos condenas tiene por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pueden expresarse todas las opiniones y prueba de ello es que de nuevo se encuentran en el gobierno de la Generalitat los que no ocultan que su propósito es la secesión Cataluña; una situación que sería ciertamente imposible en otros países con una amplia tradición democrática.Los hechos de septiembre y octubre de 2017 se entendieron también como una amenaza y agresión específica por muchos ciudadanos que se vieron confrontados a la amenaza de sufrir la pérdida de sus derechos como ciudadanos y la derogación de la Constitución en la propia tierra. 

 Desde el punto de vista humano es lamentable que cualquier persona esté en la cárcel; pero esta situación es la misma para el sr. Cuixart que para las otras 58.000 personas que hay en las prisiones españolas, de las cuales más de 8000 están, como el sr. Cuixart, en la situación de prisión preventiva.  
Confiemos en que los tribunales se pronuncien lo más rápidamente posible sobre las acusaciones que pesan sobre el señor. Cuixart y el resto de los implicados en los hechos de septiembre y octubre y que todos asumimos que en los países democráticos, como es España, no es legítima ninguna actuación política que se realice al margen y contra la ley."                     (Rafael Arenas García, Catedrático, Público.pt, 13/11/18)

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