"(...) ¿Cómo se ve desde Jaca el hecho de que Barcelona
se haya convertido en la ciudad de la guerra de las banderas? ¿Lo veía
venir de alguna forma?
No diré que me fui de Barcelona por esto, pero el día
que me fui de Barcelona, descansé. Piensa que soy de una familia
catalana, con ramas que podría llamar hipercatalanas. Mi padre por
ejemplo tenía un acento tan fuerte –porque al final todo se reduce al
acento, no hay otra cosa– que cuando hablaba en castellano parecía que
estaba hablando en catalán.
Y dentro de mi familia había un sector
localizado en Puigcerdá, que es lo que entonces se llamaba la seba….
Bueno, pues todo esto lo veo con preocupación, porque soy catalán,
Barcelona ha sido mi ciudad durante muchos años, allí estaba mi casa,
mis padres, pero actualmente no voy.
Una cena con mis familiares o
amigos acaba como el rosario de la aurora, al cincuenta por ciento…
ahora. Dentro de quince años, ya no será al cincuenta por ciento.
¿Y qué habría que hacer?
Mientras no se recuperen las competencias en
Educación, el lavado de cerebro que se está haciendo a los niños, el
odio a España que se les está inculcando, ¡y el tema de la lengua! Esto
va a desnivelar completamente.
Es un peligro, una bomba que tenemos ahí.
El PSOE, debido a su debilidad en este momento, es evidente que no lo
va a resolver, y el PP, que ha tenido ocasión, no quiso. Hay un
desconocimiento enorme dentro de España, incluso entre los
intelectuales, respecto a Cataluña.
Siempre se ha creído que el
nacionalismo catalán luchaba contra Franco, ¡mentira! ¡Eran más
franquistas que los otros! Pero no hablemos de esto, es una cosa que me
duele. (...)" (Entrevista A Francisco Ferrer Lerín, Alejandro Luque, m'sur, 09/10/18)
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