15/11/18

Paco Frutos, exsecretario general del Partido Comunista de España: en Catalunya se une un proceso de creación de una identidad histórica falseada, la utilización por el secesionismo conservador de la crisis del capital para reducir derechos sociales y condiciones de vida, y conducir a través de la demagogia a una parte amplia de la población a una locura dogmática narcotizante, en la que se vende que con la independencia, se recuperará el paraíso perdido a causa del saqueo de la pérfida España... Esto se paró en octubre de 2017 con la salida a la calle de centenares de miles de catalanes, hasta el momento invisibles, que hartos de tanta mentira dijeron basta de silencio. Y la aplicación del artículo 155...

 "(...) Quiero hablar de lo referente a este Estado de las autonomías que tenemos, que en su desarrollo legal y práctico tiene rasgos y características federales más amplias que en muchos estados que así se califican. 

Un Estado de las autonomías que debería concluir en un Estado federal formal, con una profunda revisión de las competencias unitarias colectivas y las de las partes para corregir los desequilibrios y contradicciones que se han producido en este largo proceso de casi 40 años de autonomía. Esto exige de nuevo el debate y la búsqueda de acuerdos políticos, reformas constitucionales y recomponer a fondo el viejo sentido de unidad democrática que se impuso en la transición.

Y para ello debemos abordar la situación creada por la deriva de los diversos nacionalismos identitarios, de forma especial el catalán. En Catalunya se une un proceso de creación de una identidad histórica falseada, la utilización por el secesionismo conservador de la crisis del capital, para reducir derechos sociales y condiciones de vida y culpar a España y a los españoles por ser los ladrones de las riquezas “patrias”, y conducir a través de la demagogia a una parte amplia de la población a una locura dogmática narcotizante en la que se vende que con la independencia se recuperará el paraíso perdido a causa del saqueo de la pérfida España.

 Esto se paró en octubre de 2017 con la salida a la calle de centenares de miles de catalanes, hasta el momento invisibles, que hartos de tanta mentira dijeron basta de silencio. Y la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la detención de los principales dirigentes del golpe institucional hizo el resto, poniendo en evidencia, además, la inutilidad e incapacidad política y técnica de los golpistas, que no tenían nada serio preparado ni organizado, salvo armar el follón en las instituciones y en las calles.

En todo este proceso la llamada “izquierda alternativa”, la catalana y la de toda España, ha jugado un papel de palanganera subalterna de los nacionalistas. Una izquierda que todavía mantiene “tesis” caducadas, y nunca existentes en España, como el “derecho de autodeterminación”, que en la práctica, aquí y fuera de aquí, se han demostrado como el “derecho a la destrucción”. España no es ni el Sahara usurpado por Marruecos, ni la Palestina ocupada por el sionismo de Israel.

¿Y ahora, qué? En primer lugar dejar que la política y el derecho cumplan su función. Hacer una propuesta política de fondo que signifique aceptar plenamente la actuación desde la legalidad constitucional y estatutaria por parte de los gobernantes y dirigentes encarcelados y huídos que, hasta el momento, salvo acusar al Estado de represivo, dictatorial, o franquista, todavía no han hecho un gesto de autocrítica, ni han cesado en sus proyectos de reincidir en lo mismo que ha fracasado creando la situación actual. 

Que la justicia haga su proceso y la política el suyo. Exigir a la izquierda sindical y política que recupere su historia y su camino. Potenciar un acuerdo político en Catalunya y en toda España de carácter constitucional, con las reformas que se vean necesarias en la Constitución en la línea de lo apuntado antes. Leyes y normas que se cumplan.

Todo lo expresado aquí necesitaría de una izquierda real fuerte para impulsarlo y realizarlo. Deberemos trabajar para que sea posible, a pesar de la ausencia, o carencias, de la izquierda actual."

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