"Los del proceso han empezado a dar lecciones de dignidad.
La semana pasada salieron en rueda de prensa la consejera Elsa Artadi
y el comisionado del autogobierrno, Pau Villòria, para explicar los
efectos atroces del 155.
A mí me recordó un poco a Jordi Pujol. Cuando, tras el estallido del
caso Banca Catalana, salió el balcón del Palau y dijo aquello de: “D’ara
endavant d’ètica i moral en parlarem nosaltres” ("De ahora en adelante
de ética y de moral hablaremos nosotros").
Si se descuida.
En fin, como consecuencia del 155 parece que no pudieron hacer este
año la campaña veraniega de prevención de incendio ni la de accidentes
de tráfico.
Y hubo retrasos en las obras en algunas escuelas públicas. Esto ya la dijo en su día el conseller d’Ensenyament, Josep Bargalló.
Pero tiene gracia que lo digan porque vengo oyendo hablar de barracones desde hace casi veinte años.
(...) en cuanto Pau Villòria habló de millones me vino a la memoria la adjudicación a Aigües Ter-Llobregat (ATLL).
Acciona y sus socios reclaman ahora más de 1.000 millones.
Él fue el que firmó el famoso contrato tumbado después por decisión judicial.
Él fue el que firmó el famoso contrato tumbado después por decisión judicial.
El Govern se hace el remolón pero tendrá -tendremos- que acabar pagando.
Como el entonces conseller de Territori Lluís Recocer se iba firmó Villòria, entonces número dos del departamento.
En fin, ya que que insisten en dar lecciones de dignidad recordar
también que tras la aplicación del 155 no dimitió ningún alto cargo.
¡Todos continuaron cobrando!.
Las retribuciones oscilan entre las 85.000 de un secretario general a las 82.000 de un director general.
Pero no sean malpensados: lo hicieron por el país, no por la pasta.
El secretario de estado para las Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro, ya elogió en su día la colaboración de todos ellos.
Incluidos independentistas pata negra como Elsa Artadi o Pere Aragonès.
El PP destacó también en el Senado el trabajo “eficaz” y “correcto” de la ahora titular de Presidencia. Entonces directora general de coordinación interdepartamental.
De hecho, el propio Bermúdez de Castro volvía a explicar la semana,
en declaraciones a Josep Cuní, que Pau Villòria se comportó “lealmente”.
Deben doler los elogios porque el comisionado se defiende en una entrevista este lunes en El Punt-Avui.
“Pensamos -afirma- que lo mejor que podíamos hacer era continuar en
nuestros puestos, porque era la manera de hacer de enlace entre toda la
maquinaria administrativa de la Generalitat y la administración del
Estado”.
Ya, ya.
Tampoco hay que olvidar que las actuales consejeras Artadi y Borràs continuaron al pie del cañón. Por supuesto, por patriotismo.
También evitaron dimitir -ésta última era directora de la Institució
de les Lletres Catalanes- ni siquiera cuando fueron elegidas candidatas
de Junts per Catalunya.
Aunque supongo que la campaña electoral -con tanto trasiego de viajes
a Waterloo- les dejaba poco tiempo para dedicarse a sus tareas
oficiales.
En efecto, sólo cesaron cuando fueron elegidas diputadas como marca la ley.
Voy a repetir la frase de Pujol: “D’ara endavant d’ètica i moral en parlarem nosaltres”. (Xavier Rius, director de e-notícies, 18/11/18)
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