"La lectura de las calificaciones de fiscalía sobre el proceso confirma lo que ya temía.
Quisieron hacer una revolución con bomberos, tractores y menores de edad. ¡Incluso con alumnos de la ESO!
Uno de mis hijos, con quince años, se fue a gritar "Els carrers seran sempre nostres!". Hasta salió por TV3.
No se lo perdono. A los líderes del proceso. No a mi hijo.
Claro. ¡Entre ir al instituto y hacer campana no había color!
Aquella frase de Junqueras a los estudiantes a finales de Septiembre, en pleno apogeo: “Sois indispensables para implementar el resultado del referéndum”.
O la de Puigdemont tras proclamar la República: “Ciudadanos de Catalunya, vienen horas en que a todos nos corresponderá mantener el pulso de nuestro país”.
Unos días antes, por cierto, de salir zumbando para Bruselas escondido en la parte posterior de un vehículo camuflado de los Mossos.
Cuando decían aquello del “mandato del pueblo” era, en realidad, un excusa.
Nadie quería ponerse en primera fila.
La revolta dels somriures ha demostrado una falta apabullante de liderazgo. No había un Braveheart, un Gandhi, un Mandela.
Ni siquiera un Lenin.
Se parapetaron detrás de la gente.
En efecto. Según la fiscalía, “la movilización ciudadana pasaría a ser la principal impulsora del proceso de independencia”.
Tenía que ser el instrumento “para obligar al Estado a aceptar la proclamación de Cataluña como una República independiente”.
La hoja de ruta aprobada por la ANC en el 2015 ya establecía que “la ciudadanía emerge como el agente político que impulsa el proceso de independencia”.
Y el documento Enfocats defendía incrementar "paulantinamente el nivel de conflictividad según la respuesta del Estado".
¡Buscaban el choque!
“La movilización ciudadana -concluyen los fiscales- pasaría a ser la principal impulsora del proceso de independencia, de tal manera que adquiría así una dimensión extraordinariamente relevante puesto que se convertía en último término en el instrumento coactivo más decisivo y eficaz para doblerar la voluntad del Estado".
¡La única estrategia era excitar a la gente! Por eso TV3 era tan importante.
Como ahora. En cualquier conexión en directo entrevistan a media docena de personas. Todas echando pestes de España o a favor de la independencia.
El 12 de Octubre hasta encontraron un mercado municipal en Girona que no cerraba sus puertas.
Entre paradistas y clientes grabaron a media docena de personas.
Pep afirmaba que “el 12 de octubre no hay nada que celebrar”.
La Consol que “las Fuerzas Armadas no me representan” (yo creo que en este caso confundía el Día de las Fuerzas Armadas con el de la Hispanidad pero no seré yo la que la saque del entuerto).
El Pere que “el descubrimiento de Amércia no nos interesa”, la Carme que “no tenemos nada a celebrar” y el Marcel que “no es un día festivo para nosotros”.
¡A ver quién es el valiente que va contra TV3! ¡La cadena púlbica ha creado el marco mental del proceso!
Pero, lo dicho, aparte de excitar al personal no tenían estrategia alguna.
En realidad, la prueba definitiva es que unos se fueron a declarar como corderitos al Tribunal Supremo.
¡Mientras los otros se largaron a Bruselas sin avisar!
"Mañana, todos al despacho", se ufanaba el propio Puigdemont.
Fue un milagro que, con este personal al frente, no hubiera muertos.
Pero cómo podía salir mal la República catalana
¿Todavía se lo preguntan los indepes?" (Xavier Rius, director de e-notícies, 03/11/18)
Uno de mis hijos, con quince años, se fue a gritar "Els carrers seran sempre nostres!". Hasta salió por TV3.
No se lo perdono. A los líderes del proceso. No a mi hijo.
Claro. ¡Entre ir al instituto y hacer campana no había color!
Aquella frase de Junqueras a los estudiantes a finales de Septiembre, en pleno apogeo: “Sois indispensables para implementar el resultado del referéndum”.
O la de Puigdemont tras proclamar la República: “Ciudadanos de Catalunya, vienen horas en que a todos nos corresponderá mantener el pulso de nuestro país”.
Unos días antes, por cierto, de salir zumbando para Bruselas escondido en la parte posterior de un vehículo camuflado de los Mossos.
Cuando decían aquello del “mandato del pueblo” era, en realidad, un excusa.
Nadie quería ponerse en primera fila.
La revolta dels somriures ha demostrado una falta apabullante de liderazgo. No había un Braveheart, un Gandhi, un Mandela.
Ni siquiera un Lenin.
Se parapetaron detrás de la gente.
En efecto. Según la fiscalía, “la movilización ciudadana pasaría a ser la principal impulsora del proceso de independencia”.
Tenía que ser el instrumento “para obligar al Estado a aceptar la proclamación de Cataluña como una República independiente”.
La hoja de ruta aprobada por la ANC en el 2015 ya establecía que “la ciudadanía emerge como el agente político que impulsa el proceso de independencia”.
Y el documento Enfocats defendía incrementar "paulantinamente el nivel de conflictividad según la respuesta del Estado".
¡Buscaban el choque!
“La movilización ciudadana -concluyen los fiscales- pasaría a ser la principal impulsora del proceso de independencia, de tal manera que adquiría así una dimensión extraordinariamente relevante puesto que se convertía en último término en el instrumento coactivo más decisivo y eficaz para doblerar la voluntad del Estado".
¡La única estrategia era excitar a la gente! Por eso TV3 era tan importante.
Como ahora. En cualquier conexión en directo entrevistan a media docena de personas. Todas echando pestes de España o a favor de la independencia.
El 12 de Octubre hasta encontraron un mercado municipal en Girona que no cerraba sus puertas.
Entre paradistas y clientes grabaron a media docena de personas.
Pep afirmaba que “el 12 de octubre no hay nada que celebrar”.
La Consol que “las Fuerzas Armadas no me representan” (yo creo que en este caso confundía el Día de las Fuerzas Armadas con el de la Hispanidad pero no seré yo la que la saque del entuerto).
El Pere que “el descubrimiento de Amércia no nos interesa”, la Carme que “no tenemos nada a celebrar” y el Marcel que “no es un día festivo para nosotros”.
¡A ver quién es el valiente que va contra TV3! ¡La cadena púlbica ha creado el marco mental del proceso!
Pero, lo dicho, aparte de excitar al personal no tenían estrategia alguna.
En realidad, la prueba definitiva es que unos se fueron a declarar como corderitos al Tribunal Supremo.
¡Mientras los otros se largaron a Bruselas sin avisar!
"Mañana, todos al despacho", se ufanaba el propio Puigdemont.
Fue un milagro que, con este personal al frente, no hubiera muertos.
Pero cómo podía salir mal la República catalana
¿Todavía se lo preguntan los indepes?" (Xavier Rius, director de e-notícies, 03/11/18)
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