12/6/18

Fascistas catalanistas, sí...

"(...) Jerec, Bahía, Dencás. Sí o no?Eran o no eran un movimiento fascista las JEREC? Eran o no eran fascistas sus cabecillas Bahía y Dencás? 

 Por el catedrático de Historia de la Universidad Carlos III, Eduardo González Calleja, "las guerrillas se encuentran en un brumoso camino intermedio entre la paramilitarización defensiva de los grupos de izquierda contra el fascismo o la reacción centralista y el proceso de fascistización de algunas organizaciones de derecha ".  

En este mismo sentido se inclina Joan B. Culla. El profesor de Historia de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) dice a CUADERNO que "tenían veleidades feixistitzants en el estilo, sin ninguna elaboración doctrinal. Lo más susceptible de convertirse en un líder fascista con alguna capacidad teórica era Dencás, pero no tuvo la oportunidad, y su comportamiento en los Hechos de Octubre acabó con su liderazgo potencial ".Sin negar sus actuaciones y la parafernalia militar -nada exclusiva de las JEREC- hay historiadores más refractarios en el uso del adjetivo fascistoide para definirlas. El historiador Fermín Rubiralta considera que "dentro del modus operandi de los grupos dirigidos por Miquel Badia se pueden encontrar algunos aspectos coincidentes con los rasgos principales que definen los diversos movimientos autoritarios de la época", pero cree que no por ello se deben denominarse así.Marc Macià, profesor asociado de la Universidad de Lleida, explica a este suplemento que "respecto a las JEREC menudo se dan opiniones en exceso presentistas para alimentar discursos políticos. Tiene un punto de absurdo pretender que podían ser feixistitzades cuando dependían de una coalición de partidos de la izquierda catalana y son múltiples las declaraciones de sus líderes condenando el fascismo ".El autor de la única aproximación biográfica a Dencás, Jordi Rabassa, sostiene a CUADERNO que ni éste ni Bahía pueden ser considerados fascistas porque "no tienen el gran capital detrás, y no los acompaña toda la carga estética de culto al líder, a la guerra ya la muerte ... aunque son anticomunistas, y defienden la acción directa para salvaguardar el orden establecido: el capitalismo y el gobierno de la República ".

 Añade que "las JEREC consideraban sin duda que era necesaria una autoridad contundente y que esta contundencia se había de replicar en las calles. Si hubieran ido más allá podrían haber abrazado los ideales fascistas? Pues puede ser ", concede.

 Buena parte del debate parte de la concepción de lo que debe ser considerado fascismo. La cuestión, sin embargo, no está ni de lejos resuelta. "¿Podemos hablar de una gran familia fascista con Hitler, Mussolini, Franco, Salazar, Pétain y otros?", Se pregunta Steven Forti. 

"¿O deberíamos ceñirnos a los casos italiano y alemán, matizando diferencias, y dejar para las otras experiencias las definiciones de regímenes autoritarios o parafascistas?", Se pregunta, hablando con CUADERNO, el profesor asociado de la Universidad Autónoma de Barcelona .

 Entre los máximos expertos mundiales en fascismo -por ejemplo Roger Griffin, Roger Eatwell, Michael Mann o Robert O. Paxton- no hay acuerdo. La literatura sobre la cuestión, además, es infinita. No es de extrañar que en la historiografía del catalanismo tampoco haya un punto de vista compartido. 

 Por catedrático emérito de Historia de la Universidad Pompeu Fabra, Enric Ucelay-Da Cal, por ejemplo, "fascismo era una apelación directa a la violencia como medio de superación de cualquier contradicción entre el poder y las normas civilizadas, con un estilo deliberadamente teatral, uniformes y coreografía, y disposición a la acción. Era más un estilo que un contenido ".Eso sí, el fascismo tuvo un momento fundacional, el 23 de marzo de 1919 en la plaza milanesa del Santo Sepulcro. El antiguo socialista zurdo Benito Mussolini creó entonces los Fasci di Combattimento -del italiano fascio, "haz, unión" - con una mezcla ecléctica de discurso socialista, republicano, nacionalista y de orgullo de los veteranos de la Primera Guerra Mundial. Se trataba de una fuerza de choque en las calles que, gracias a la violencia, subyugan la masa.Sin duda, su aparición fue muy atractiva para aquellos con pocas opciones de conseguir las riendas del Estado por la vía electoral. A partir de entonces, la idea se puso en circulación y cada cultura y política la llevó a la praxis como pudo o le pareció. En un mismo estado no hubo tampoco un único fascismo a lo largo de los años sino capas de fascismos y fascistas sobrepuestas.Foix, Pla y Cambó, admiradores 'del fascismoEn Cataluña, sin embargo, no fue sólo el entorno de las JEREC quien se sintió, en todo caso, atraído por la música fascista. Lo hicieron un buen número de intelectuales y políticos de renombre, con el terreno abonado de la admiración por la Action Française de Charles Maurras, a quien habían leído desde Eugeni d'Ors a Josep Maria de Sagarra, pasando por Josep Pla, entre muchos otros.  

Algunos, de manera muy clara. Por ejemplo, el grupo intelectual en torno a la revista Monitor (entre ellos, el poeta JV Foix y el escritor Josep Carbonell), cultivó, sin esconderse, el fascismo vanguardista, aunque no hicieron el salto a la política.

También el líder de la Ligas Francisco Cambó interesarse por el régimen de Mussolini. Consideraba que el fascismo había aportado cambios positivos en "el estado de espíritu del pueblo italiano", y que de la experiencia se podían extraer lecciones para solucionar la crisis del sistema parlamentario.

 Josep Pla, siendo corresponsal en Italia, se sintió asimismo fascinado. El acercamiento nada crítico del ampurdanés al uso de la violencia de los squadristi "pecaba de un alto grado de confianza, seguramente excesivo, en la pervivencia del ordenamiento constitucional, y el mantenimiento de las libertades", dice Xavier Franch, doctorando de la Universidad Pompeu Fabra. La impresión le cambió a raíz del secuestro y asesinato del jefe del Partido Socialista Italiano, Giacomo Matteotti, en junio de 1924.

Fascistas desconocidosA margen de estos, hubo una lista, escasa y poco golosa, de nombres cercanos al fascismo que no recuerda nadie. Uno de ellos fue Manuel Blasi, que formaba parte de una corriente dentro de la formación Nosotros Sólo !, agrupación nacionalista radical catalana fundada y liderada por Daniel Cardona, en 1931. Blasi mantuvo contactos con los consulados italiano y alemán de Barcelona entre 1934 y 1936, y con jerarcas nazis en la lucha por la independencia de Cataluña, contemplando modelos políticos e ideológicos.Hubo, tal como ha tratado el historiador Lluís Duran, algún grupúsculo surgido en torno a Nosotros Sólo! -como los jóvenes reunidos en el Bloque Escolar Nacionalista, que proyectaron en 1935 una "Cataluña totalitaria" y un núcleo cercano denominado Movimiento Nacionalista Totalitari-, pero del todo efímeros, exiguos e indefinidos.  

Si bien algunos surgieran al amparo de la formación ultranacionalista reflejada con la causa irlandesa liderada por Cardona, este no es definido como fascista pesar de ser partidario de métodos expeditivos. Así lo expresa Daniel Roig, profesor asociado en la Universidad de Barcelona.

 Y después de Franco?

Xavier Casals, estudioso del fenómeno, explica que "desde el fin de la dictadura en 1975 no se ha conformado un neofascismo nacionalista catalán de relevancia". La razón de este hecho radica en que el nazismo y el fascismo dentro del universo catalanista se han asociado a la extrema derecha española primero y el franquismo, después.

 Esta realidad, según el profesor de la Universidad Ramon Llull, no ha dejado espacio para un neofascismo catalán, aunque no carecer dos tentativas significativas sobre el caso: un efímero Partido Nacional Socialista Catalán [PNSC], activo entre 1978 y 1980, y el reducido colectivo independentista Nosotros Sólo! [NS!], que entre 1980 y 1982 desarrolló con eco notable la campaña Xarnegos fuera!Entonces: hubo un fascismo catalanista y se pueden considerar las JEREC la expresión de éste o la más cercana a él? El debate surge más de la necesidad taxonómica historiográfica, de buscar elementos de la cultura propia que se adscriban a corrientes globales, que de una diferencia profunda en las visiones de los especialistas sobre lo que hicieron los que formaban parte. Ante el callejón sin salida, habría que buscarlos una etiqueta propia.Después de todo, "a nivel de calle en los años treinta, como, fascista es un insulto y siempre es el otro", dice David Martínez Fiol. "Las JEREC son ultranacionalistas, pero no tienen pensamiento homogéneo. Unos apoyan la democracia parlamentaria, otros la revolución de extrema derecha o de izquierda. Algunos son contrarios a los anarcosindicalistas; otros, no.  

Hacen un uso muy desmedido de la violencia, pero con una retórica nacional proletaria no corporativista como sería el caso de los fascistas ", sostiene a CUADERNO el profesor de la Universidad Abierta de Cataluña.

 "No se consideran fascistas, pero en cambio, teorizan sobre el nacionalismo socialista o socialismo nacionalista, que es un concepto muy amplio. Por si fuera poco, cuando triunfa Hitler con este concepto tampoco les gusta definirse así ", añade el historiador.

(...) Dencás, sin embargo, mantuvo entre 1931 y 1934 encuentros con el consulado fascista italiano en Barcelona. Y había admitido que "quizás sí en alguna ocasión hemos reaccionado violentamente" cuando creían que no se les respetaba. 

 Pero es esto suficiente para adjudicarle la etiqueta? Quien fue consejero de Gobernación podía declararse no fascista en una entrevista radiofónica en 1933, aseguró que era el vicecónsul italiano Alessandro Majeroni en 1934, y decir al propagandista y miembro de la fracción obrerista de ERC, Jaume Miravitlles, que no sabía que era en 1935. Casi noventa años después, los historiadores, contrariados por la dificultad de etiquetarlo en las categorías existentes, le llaman: "Doctor Dencás, defina s!".
Fascismo catalanista, no. Fascistas catalanistas, sí. Esta es la tesis del volumen coral El catalanismo ante el fascismo (1919-2018), editado por los historiadores Enric Ucelay-Da Cal, Arnau González Vilalta y Xosé Manuel Núñez Seixas, que en breve Editorial Gregal lleva a las librerías. Ayer, algunos de los autores de los diversos ensayos de la obra la presentaron en la Universidad Pompeu Fabra.

 Los editores de la obra enfatizan que la esencia del fascismo es la adoración del poder constituido -el Estado- como una deidad falsa. Y razonan que debido a que la tradición política española es estatista, de forma natural el fascismo se da en el marco del españolismo y no en el del catalanismo. "No es lo mismo un exceso ideológico que una organización política activa, ni un grupúsculo que un movimiento potente", añaden."Un nacionalismo sin estado también puede ser fascista, y tener una aspiración totalizando, por lo que antes o después también aspira a dotarse de un estado -explica el catedrático de Historia de la Universidad de Santiago de Compostela, Núñez Seixas, a este suplemento-. En Bretaña, en Flandes ... ha habido ejemplos. Lo que ocurre en el caso catalán es que la competencia del fascismo de Estado (español) se impone y, por ello, la oposición al nacionalismo español del catalanismo hace que la gran mayoría de este no caiga en la tentación ".En el interior del catalanismo, dicen, ha habido "sólo sueños nacionalistas de imponer una armonía nacional catalana", de crear un movimiento de corte fascista, si bien en el volumen no cuelgan la etiqueta de fascista propiamente a nadie. Los nombres como Blasi o Dencás son considerados fascistoides o fascistizantes, fascinados por la ideología y con algunas características de esta, pero que no fueron más allá.

González Vilalta, profesor de Historia de la UAB, sostiene que "con una Cataluña sin Estado, sin una madre patria de referencia más allá de las fronteras y sin soporte real por parte de las potencias fascistas, era difícil que pudiera completarse el proceso de fascistización ".                 (Joan Esculies, El País, 06/06/18)

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