"(...) El procés arrancó con una
fuerte invasión de símbolos independentistas en los espacios y edificios
públicos que, por definición, son de todos. A partir de 2012 empezaron a
proliferar esteladas en rotondas, plazas,
paseos, parques de bomberos, eventos deportivos e incluso en centros
culturales y educativos.
Frente a las críticas se quiso zanjar la
cuestión afirmando que era libertad de expresión, obviando que las
administraciones no poseen ese derecho. Fue una campaña de propaganda e
intimidación de las entidades soberanistas para “marcar el territorio”,
presionar a aquellos que tenían dudas, crear sensación de unanimidad y
proclamar que ya estaba todo decidido.
A ello se sumó la desaparición de
la bandera española en las fachadas de muchísimos Ayuntamientos y al
cambio exprés del nombre de calles y plazas que hacían referencia a la
Constitución o a España para sustituirlos con cualquier excusa.
Esa intimidación simbólica en la calle se acompañó de
una violencia institucional. Los poderes locales y autonómicos, pero
también las universidades, los sindicatos, los colegios profesionales, o
las grandes entidades como el Barça, se
alinearon a favor del derecho a decidir o hicieron suya la causa
secesionista, sin respetar el principio de neutralidad institucional ni
la pluralidad interna de unas entidades sociales, culturales o
deportivas que son también un reflejo de la sociedad catalana.
Fueron
decisiones tomadas por sus cúpulas, cuyos dirigentes prefirieron salir
en la foto del “momento histórico, excepcional”, en lugar de ser
señalados como indiferentes o, peor aún, como disidentes.
A ello hay que
añadir el tantas veces criticado militantismo de los medios públicos
catalanes de comunicación, con periodistas y tertulianos haciendo de
portavoces de las consignas secesionistas mañana, tarde y noche, lo cual
ha contribuido a fanatizar a una parte significativa de la sociedad.
Todo este clima favoreció la violencia verbal contra los contrarios,
señalándolos públicamente, negándoseles su catalanidad o llamándoles
“fachas”. Tampoco se pueden esconder agresiones contra las sedes de los
partidos constitucionalistas o el matonismo de grupos en la universidad.
Por último, está la violencia directa, física, la que
aparece en el auto del magistrado Pablo Llarena y que se vincula con el
alzamiento para lograr la independencia a partir del 6 y 8 de
septiembre pasado. Es mejor no precipitarse a juzgar si los hechos
constituyen un delito de rebelión. No obstante, sí conviene hacer
algunas consideraciones.
A menudo se afirma que sin una visible ostentación de fuerza física no
existe sublevación contra el orden constitucional. Si por tal cosa
entendemos una rebelión armada, es cierto que no se dio, entre otras
cosas porque el golpe no fue militar sino civil. La dificultad para
catalogar lo sucedido radica en la novedad del modus operandi.
Los líderes del procés,
que en la mayoría de casos eran cargos públicos, desde diputados hasta
miembros del Govern, derogaron la Constitución y el Estatuto en el
Parlament y para legitimar su propósito secesionista utilizaron la
fuerza tumultuaria de las masas que ellos mismos habían convocado en
colaboración con la entidades soberanistas para hacer inútil la reacción
del Estado.
Es verdad que la multitud en la mayoría de casos opuso una
resistencia pasiva, pero en otros actuó de forma intimidatoria o
violenta contra la autoridad. A ello hay que añadir el crucial papel de
los Mossos, un cuerpo armado cuya cúpula boicoteó la obediencia al
mandato judicial de impedir la celebración del referéndum ilegal del 1
de octubre.
Más aún, hay declaraciones inquietantes como la del
exconsejero Joaquim Forn (“si hay buena voluntad y se acepta la nueva
realidad, no habrá choque entre policías”), que indican que se estaba
dispuesto a utilizar la policía autonómica para completar el plan
independentista. Más allá de cómo sean considerados penalmente los
hechos, en Cataluña hemos asistido a una insurrección, un intento de
golpe de Estado, apoyado en nuevas formas políticas de rebelión." (Joaquim Coll , El País, 03/04/18)
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