23/1/18

Reyes Mate: "En la construcción nacional catalana hay una expresión del franquismo". Su apuesta por una república catalana con la mitad en contra... Ese gesto expresa una forma de ser hispana: construir excluyendo. Ahí se representa el esquema español más castizo. Es un autoengaño relacionar izquierda y nacionalismo. Sólo es posible en España...

"(...) Hay que conocer el lugar de las víctimas en el subsuelo del presente. El deber de memoria no consiste en acordarse de los infelices judíos, sino en repensar los grandes temas para que aquello no se repita y para hacer justicia al pasado. Repensar el derecho, la ética, la política, la educación, el arte. 

Todo eso aparece en Europa a mitad del siglo pasado, hay un tiempo de olvido pero se retoma en los 70. En Alemania, en Francia, en Italia. Pero en España no. Mientras Europa camina hacia la memoria desde los años 70, España no. Se instala esa amnesia.

P: Es que en España la guerra sí la ganó el fascismo.
 
R: Es la gran diferencia. En Europa el fascismo perdió, aquí no. La República fue vencida dos veces. Primero, por el fascismo. Pero después la derrotaron los aliados al dejarla de lado y legitimar el franquismo. Esa doble derrota ha complicado el deber de memoria.


P: Estos días, en las crónicas internacionales sobre el conflicto catalán, reaparece el franquismo como si fuera un elemento más de la política española. ¿Es justo?
 
R: Creo que es una manipulación del pasado. Si hay una expresión del franquismo en el caso catalán, no está tanto es la brutalidad de la policía reprimiendo el simulacro de referéndum, sino en la forma de entender la construcción nacional catalana. 

Tirarse a una piscina como era esa apuesta por una república catalana teniendo en cuenta que la mitad estaba en contra, que no se daban las condiciones... Ese gesto expresa una forma de ser hispana: construir excluyendo. Ahí se representa el esquema español más castizo. 

En esto los nacionalistas catalanes son los más españoles de todos. Esto lo tiene el nacionalismo español, el castellano, el vasco y también el catalán. Todos son profundamente españoles. No tiene sentido enfrentar el nacionalismo español al catalán. Los dos son resultado de la misma forma histórica a la que se refería Américo Castro.


P: Eso les va a escocer a los nacionalistas catalanes.
 
R: Es que lo que ocurre en Cataluña sería impensable en Europa. El prestigio del nacionalismo sólo se da en Europa en la ultraderecha. Las generaciones posteriores al holocausto, al repensar las piezas que llevaron al desastre, vieron que había caminos que no se podían seguir. El nacionalsocialismo, que es la expresión máxima del nacionalismo. Y no hay que analizarlo en su origen, en el siglo XIX, sino en sus efectos en el XX. 

Por eso es impensable que un intelectual crítico, que un hombre con conciencia histórica, sea nacionalista en Europa. Éste es el problema que hay en Cataluña. Se ha embarcado en una aventura que va contra la historia sin que quepa explicación racional. Yo tuve un debate con un monje benedictino de Montserrat al que le hacía estas reflexiones. 

Cómo el deber de memoria nos prohíbe ser nacionalistas, por esa conciencia de que el nacionalismo llevó a la catástrofe de los campos de exterminio. El me decía: "¿Quieres decir que los nacionalistas somos fascistas?". No. Para mí el fascista no es el que tiene ideas fascistas, sino quien comete un crimen contra la humanidad.

 El fascismo es reprobable por lo que hizo. Y el nacionalismo catalán no ha creado ningún campo de exterminio. Jamás diría que los nacionalistas catalanes son fascistas. Lo que sí digo es que hay determinadas prácticas que pueden llevar al fascismo. ¿Qué diferencia hay entre lo que decían los nazis a los judíos en Berlín, "juden raus!" ["¡judíos fuera!"], y algunas inscripciones que se observan ahora en Barcelona, diciendo "ésta no es vuestra tierra"? 

Apropiarse de una tierra, decidir quién puede vivir en ella, es una práctica fascista. Hannah Harendt, que fue muy crítica con el proceso a [Adolf] Eichmann, acabó de acuerdo con la sentencia a muerte, pero por una razón diferente. Había sido miembro de un gobierno que se había apropiado de la tierra. Para ella eso era más grave que el crimen. Porque el crimen es consecuencia de la apropiación de la tierra.


P: ¿Se puede ser nacionalista y de izquierdas?
 
R: Es imposible por lo que acabo de decir. La construcción del nacionalismo en el siglo XIX está íntimamente ligada a figuras antimodernas. El romanticismo, que es la madre del cordero, tiene como principios la tierra, la sangre, la religión y la lengua. Todo eso va en contra de los tres principios revolucionarios, liberté, égalité, fraternité. 

Claro que hay nacionalismos que son pragmáticos, que se se adaptan, pero nuestras generaciones post-Segunda Guerra Mundial tenemos que ver el nacionalismo no desde sus orígenes, sino a partir de lo que acabó dando de sí. Y lo que dio de sí es el nacionalsocialismo.


P: Le opongo un caso. Un militante del BNG, que cree que con un Estado propio Galicia defenderá mejor la justicia social. ¿No es un nacionalista de izquierdas?
 
R: Recordemos lo que dijo Jorge Semprún. Una de sus últimas intervenciones, que fue una especie de testamento a los jóvenes. Decía: "No olvidéis que la Unión Europea nace en los campos de exterminio". La Unión Europea es la respuesta al fracaso de los nacionalismos. Es un autoengaño relacionar izquierda y nacionalismo. Sólo es posible en España, además.

 Mi generación, yo tengo 75 años, se ha autoengañado. ¿Por qué? Porque el nacionalismo [periférico], al ser perseguido por el franquismo, pasó a ser considerado como una forma antidictatorial y democrática. Y eso es un grave error, porque el nacionalismo era efectivamente antidictatorial, pero profundamente antidemocrático. Pero como fue objeto de persecución, ha tenido esa vitola de izquierdas.  (...)

P: Sobre el conflicto catalán, ¿se atrevería con una posible solución? ¿Referéndum? ¿Reforma de la Constitución?
 
R: Decía Marx: "El nacionalismo sólo acaba cuando se le vence".


P: ¿Y está de acuerdo?
 
R: Sí. Es decir, yo lo que creo es que el futuro de Cataluña, como el de España, es Europa. No nos podemos permitir ya ser nacionalistas, por deber de memoria. El futuro es Europa."                    (Entrevista al filósofo Reyes Mate, Infolibre, 20/11/17)

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