"(...) Trataremos de analizar distintos aspectos económicos que consideramos
relevantes sobre el problema catalán. Desde las balanzas fiscales, donde
las cifras aportadas por los independentistas tienen truco; hasta un
aspecto del que se olvidan los nacionalistas, las balanzas comerciales,
mucho más relevantes para su devenir económico que su situación fiscal. (...)
Pero empecemos por reconocer algo obvio. Los economistas
independentistas hicieron, a través del Col.lectiu Wilson, un trabajo
muy didáctico a la hora de aportar argumentos para justificar el proceso
de independencia. Lo peor es que se lo permitimos desde el resto de
España, porque en su análisis hay trucos y olvidos importantes.
El
Col.lectiu Wilson, que engloba a Doctores por Hardvard o el MIT, ha
publicado distintos comunicados explicando su punto de vista alrededor
de una hipotética independencia de Cataluña. Obviamente saben que a
corto plazo serán mayores los costes que los beneficios, por eso se
centra más en el medio y largo plazo.
Es cierto, cómo dice el documento
Wilson, que Cataluña a largo plazo puede ser una nación perfectamente
viable y que además parte de una buena posición económica. Sin embargo
no por los argumentos que ellos aportan.
Manipulación de las balanzas fiscales
Uno
de los aspectos que más han utilizado los defensores de la
independencia es que el saldo de la balanza fiscal catalana con España
es deficitario, alrededor del 8% de su PIB. Llegaron a hablar incluso de
diezmo, 10%. De ahí viene la famosa frase “España nos roba”. El
problema es que hay truco y lo saben, o deberían saberlo.
Para desmontar
estas cifras acudiré al análisis de dos buenos amigos, Félix López
Martínez y Javier López Bernardo que en su blog “ The Beauty Contest, A blog on Spanish and international affairs, macroeconomics and finance ” publicaron una excelente nota que titularon parafraseando el libro de Josep Borrell, “Las cuentas y los cuentos de las balanzas fiscales catalanas”.
Las balanzas fiscales, como señalan Félix y
Javier, son instrumentos contables aparentemente no politizados que
recogen las relaciones económicas de Cataluña con el resto de España. El
problema es que la manera en cómo se ha venido calculando en España es
metodológicamente incorrecta.
No existe una
metodología mundialmente aceptada para la realización de las mismas,
como las que existen para la elaboración de las cuentas nacionales o la
balanza de pagos.
Si bien los enfoques son diversos, los investigadores
se decantan en su mayoría por el enfoque llamado “carga-beneficio”, que
es una balanza de transferencias. Se entiende por transferencia los
ingresos y gastos sin ninguna relación a pagos por bienes y servicios
por operaciones de mercado. A nivel español, dichas transferencias se
agrupan en tres partidas.
Por un lado, las transferencias de
particulares de una región al gobierno central, como los impuestos y las
cotizaciones a la Seguridad Social. Por otro lado, las transferencias
más o menos directas del gobierno central a particulares o gobierno
regional. Finalmente, las transferencias imputadas en especie, como el
prorrateo de los servicios públicos centrales (defensa, justicia, etc.)
En este enfoque, si uno recibe más transferencias de las que paga, el
saldo es una balanza fiscal positiva. En Cataluña, dicho saldo ha venido
siendo negativo, alcanzando aproximadamente la cifra de 11.000 millones
de euros anuales, lo que representa un 5% del PIB catalán.
Sin embargo, dicho saldo no es el que declaran
los independentistas catalanes como el correcto. Según ellos, el saldo
es de 16.000 millones, o alrededor de un 8% del PIB catalán. Este nuevo
saldo es el resultado derivado de otra metodología: el enfoque “flujo
monetario”.
Dicho enfoque consiste en asignar las transferencias
imputadas en especie del método beneficio (fundamentalmente servicios de
defensa y organismos centrales) no a quién se beneficia de las mismas
(toda la sociedad española), sino a quién las recibe en forma de ingreso
(en el caso del ejército en función de su distribución por España,
mientras los organismos centrales se sitúan la mayoría en Madrid).
Bajo
esta metodología, Cataluña recibe menos pagos directos que las
transferencias imputadas bajo el método carga-beneficio, con lo que el
déficit de su balanza fiscal es mayor, un 2,5% del PIB mayor que
respecto al enfoque carga beneficio.
Pero hay
truco. El enfoque monetario solo contempla los pagos que realiza el
gobierno central, pero no incluye los pagos entre las diversas
autonomías. Sin embargo, en un país como España, la mayor parte del
gasto público lo realizan las Comunidades Autónomas y los Entes Locales
(CCAA y CCLL).
Como recalcan Félix y Javier, “buena parte del gasto de
las CCAA y CCLL es para la provisión de servicios de sanidad y educación
(medicinas, equipamiento médico y escolar, equipos, productos y
servicios para los proyectos de I+D, equipamiento urbano, etc.), cuyos
ingresos los recibe desproporcionadamente el sector empresarial catalán.
En total, calculamos que pueden ser entre 14,000 y 16,000 millones de
euros.” De acuerdo con estas cifras, el saldo correcto que debería
computarse bajo el enfoque flujo monetario sería cercano a cero. Es
decir, utilizando el criterio de flujo monetario adecuadamente, el que
tanto les gusta a los independentistas, el sector público español es
neutro con respecto a la cantidad de ingresos que se inyectan y se
detraen de Cataluña. Curioso, ¿verdad?
Las balanzas comerciales: el talón de Aquiles de una hipotética independencia
Pero
hay algo de lo que apenas hablan desde el lado independentista. Nos
referimos a la balanza comercial de bienes y servicios de Cataluña. Para
ello nos remitimos a las estadísticas de comercio exterior DataComex,
aportadas por el Ministerio de Economía y que nos permitirán
aproximarnos a la balanza comercial de Cataluña con el resto del mundo; y
las cifras de comercio interregional español, aportadas por el proyecto C-intereg.
Conviene hacer alguna consideración.
Los datos de DataComex se refieren
exclusivamente a bienes. Los ajustaremos a partir las cifras de
turismo. El proyecto C-intereg tiene actualizados los datos de bienes,
pero con bastante retraso algunas cifras de servicios.
La idea fundamental es que Cataluña tiene un
brutal superávit comercial de bienes y servicios con el resto de España,
el mayor superávit del mundo de una región de un país con el resto de
las regiones del mismo. Por el contrario presenta una situación
deficitaria en el comercio de bienes con el resto del mundo compensada
en parte con su balanza de turismo.
Las cifras serían las siguientes. El
superávit comercial de bienes y servicios de Cataluña con el resto de
España alcanzó en los últimos años cifras entre los 20.000 y 24.000
millones de euros. La mitad de ese comercio interregional se perdería y
afectaría muy negativamente al tejido de la pequeña y mediana empresa
catalana por los enormes costes hundidos que les supondría montar una
actividad exportadora.
Por el contrario, el saldo comercial de bienes de
Cataluña con el resto del mundo es profundamente deficitario, entre los
10.000 y los 15.000 millones de euros, compensados en su mayoría por su
saldo turístico. En una hipotética independencia, España mejoraría
notoriamente su balanza comercial, al desprenderse de los 65.000
millones de importaciones catalanas. Paradójico, ¿verdad?
Cataluña y el Euro
Una
declaración unilateral de independencia no consensuada llevaría a la UE
a tomar una decisión política muy similar a la tomada con Grecia.
Cataluña si declara una independencia unilateral se queda fuera de la
Unión Europea y del Euro. A corto plazo los catalanes perderían poder
adquisitivo, y habría una parálisis económica.
A largo plazo, es cierto,
podría ser una ventaja competitiva una vez que pasen los años y la
situación se normalice. No se entiende muy bien la obsesión por ser un
país independiente y renunciar a la muestra de soberanía más importante
de todas, la independencia monetaria. Enésima contradicción.
Si los independentistas deciden declarar la
independencia unilateral de Cataluña deberían tener diseñado un sistema
financiero propio y haber acumulado reservas de divisas internacionales,
Euro y dólares básicamente, porque si no la marcha atrás que tendrán
que dar si los dejan fuera del euro y de la UE será similar a la de los
griegos. Obviamente no han hecho nada de esto.
Es imposible que el BCE
acepte inyectar liquidez al nuevo sistema bancario catalán si no se está
dentro del euro. Por lo tanto, su sistema bancario quedaría
desconectado del interbancario europeo.
La única solución es que
transitoriamente los bancos con sede en Cataluña, básicamente CaixaBank y
Sabadell, trasladen su sede a Madrid para poder seguir conectados al
Euro Sistema y de esa manera sobrevivir. Además habrá que recordarles a
los independentistas que las inyecciones de liquidez entre filiales de
diferentes países de un mismo banco no están permitidas.
En
resumidas cuentas, asumiendo que en el largo plazo una Cataluña
independiente podría ser viable, en el corto plazo los costes serían
elevadísimos y mucho me temo que de ello no se ha hablado a los
ciudadanos catalanes. De nuevo, al igual que en el resto de España, las
medias verdades, sino las mentiras, como moneda de trabajo." (Juan Laborda, vox Populi, 21/09/17)
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