"(...) Asombra la postura de los sindicatos de ”clase” que, entre balbuceos,
son incapaces de defender a sus propios afiliados de esas amenazas. Se
asombran de que, a pesar del seguidismo del proceso de desconexión,
sigan siendo vistos como parias del mismo.
El coordinador del área
pública de CCOO exclamaba hace pocas semanas de que “estamos recogiendo firmas del manifiesto y a favor del Referéndum y nos gritan “¡españolistas!”. No lo entendemos”.
Abandonado desde hace decenios el análisis de la lucha social como un
proceso de enfrentamiento de clases donde se incluía el hecho nacional;
sustituida la lucha de clases por la vaga apelación al Estado opresor y
al Estado oprimido; el paso siguiente, no queda otro, es dar apoyo al
proceso de ruptura, incluido aquello de: “España ens roba”
¿Será
que el resto de los trabajadores españoles, incluidos los afiliados de
CCOO, son responsables de esta opresión y de este latrocinio? ¿Son, en
definitiva, los trabajadores andaluces o extremeños enemigos de los
trabajadores catalanes?
Al perder de vista la relación explotadores y
explotados todo queda supeditado a una vaga unión histórica con la
derecha por salvar la nación. Los análisis hechos por las fuerzas
sindicales obvian que el movimiento independentista está dirigido,
posiblemente, por la derecha más reaccionaria de todo el estado.
El problema catalán no es únicamente una cuestión de imaginario
simbólico o de sentimiento identitario, que existe y ha de ser
respetado, sino de reparto y de reestructuración de las formas de
dominación. La pieza clave es la crisis del 2008. La política económica
de las clases dirigentes catalanas coincide plenamente con las del resto
del estado. No hay una burguesía “española” y otra “catalana”
enfrentadas. (...)
El desconcierto en la izquierda política es similar al sindical. Esa
izquierda política que debería actuar como contrapeso ideológico al
discurso dominante ha claudicado en su responsabilidad. No ha querido o
no ha sabido anteponer al discurso “esencialista” un discurso antagónico
fundamentado en la lucha contra los grandes responsables de la crisis
económica y social que vive Cataluña y España. El debate sobre la
autodeterminación, centro de todo el conflicto, no es sino una añagaza
que oculta la lucha de sectores de la burguesía nacional e internacional
por posicionarse en el nuevo escenario de la crisis económica.
La
izquierda ha caído en esa trampa y es en este momento incapaz de salir
de ella. Líderes de la izquierda con un pasado irreprochable a sus
espaldas, como Julio Anguita, se embarcan en discusiones bizantinas
sobre el derecho a la autodeterminación, cuando lo que se precisa no son
análisis jurídicos-semánticos, sino alternativas e ideas que orienten
en este laberinto.
Las consecuencias para la izquierda que pretende ser transformadora,
ya lo estamos viendo, son su fragmentación, la disensión interna y la
pérdida de militancia.
IU, de la mano de un personaje tan reprobado como
Joan Jose Nuet, se ha convertido en irrelevante. El coordinador general
de esta organización se ha desdicho tantas veces de lo dicho
anteriormente que ha convertido su discurso político en un enigma digno
de la esfinge. Podem Catalunya es otro ejemplo. Las luchas cainitas en
su interior y la falta de propuesta política provocan una hemorragia de
militancia que ningún torniquete puede restañar. La organización, en un
futuro inmediato puede hallarse al borde de la irrelevancia política.
Su
principal líder, es ya un secreto a voces, coquetea con Esquerra
Republicana de Cataluña. El personaje, hace un año por estas fechas,
proponía que los círculos votarán si él debería asistir a la
manifestación independentista o no. Más del 70% de los círculos votaron
negativamente, pero Dante Fachin intervino en el acto pro independencia
flanqueado por una “estelada”. Ahora, mientras habla de no reconocer el
referéndum secesionista, participa de la mano de la CUP y Esquerra
republicana en actos a favor del sí. (...)
Por definición todo nacionalismo sea español, catalán o responda al
cantonalismo cartagenero, es excluyente. Se acentúan las diferencias
respecto al “otro” porque se busca la homogeneidad social. Se pretende
alcanzar el Paraíso del nuevo Estado, donde fluirán ríos de leche y de
miel. Pero bajo una premisa: ha de ser fácil y no ha de implicar ningún
riesgo.
La lucha por la independencia en Cataluña carece de épica y es
por ello que es poco creíble. A los funcionarios, a la ciudadanía
catalana se le vendió el lema: “Es fácil: Independència”, ahora
se choca de bruces con la realidad. Los primeros en salir huyendo han
sido los propios miembros del ejecutivo. Frente al dilema, “Mi bolsillo o
la patria”, han escogido lo primero.
Todo el mundo comienza a tentarse
la ropa. El ejecutivo catalán pretende hacer de los alcaldes y los
funcionarios públicos el ariete de su desobediencia. El funcionario
público, que ha de responder únicamente a la institución de la cuál
procede su legitimidad, va a sentirse amenazado. (...)
Los dirigentes políticos imputados hasta el momento, han dado una
pobrísima imagen frente a los jueces. Los altaneros gallos cuando
insuflan proclamas delante de los medios afines, se convierten en
gatitos trémulos delante del tribunal. Muchos de estos dirigentes no han
hecho otra cosa en la vida que actuar de políticos, y ahora ven con
horror como su “modus vivendi” peligra.
Valoraron mal la posición de
Rajoy (¡triste personaje que pasará a la historia por no hacer nada!),
al PP no le interesaba ofrecer nada. El enroque en sus posiciones le
permitía envolverse en la bandera y reafirmar su estatus de partido para
todos los españoles.
Lo propio hizo la “casta catalana”; se envolvió en
la cuatribarrada, intentó tapar el saqueo que habían ejercido durante
treinta años a su propio país y, en una continua huida hacia adelante,
subieron una y otra vez la apuesta. Ahora estamos al final de esa
pendiente y se acerca el desenlace.
Nos quieren hacer votar algo que ignoramos. ¿Cómo se quiere que sea
el nuevo estado catalán? ¿Cómo se controlará el día 2 de octubre, las
fronteras o el espacio aéreo? Esa es la pregunta del millón. No hay
respuestas porque el independentismo sabe que no es viable.
Mientras los
Referéndums escocés o canadiense contaron con meses de debate social
sobre documentos elaborados y públicos, en Catalunya esa misma
documentación, a la cual solo ha podido acceder un puñado de escogidos,
se ha convertido en uno de los secretos mejor guardados.
Se rehúye el
debate porque sólo apelando al sentimiento ampliamente amplificado por
los medios, es posible encontrar bases para la movilización social. La
mayor parte de la sociedad catalana no ha desconectado del Estado
“opresor”. Son demasiados años de historia conjunta, de vicisitudes
comunes los que unen a unos y otros.
El Referéndum será “non nato”. El Estado tiene medios suficientes
para ello. Estamos en la primera fase de la carrera electoral para las
próximas elecciones autonómicas, donde se producirá el cambio o el
recambio en los grupos dirigentes de la derecha catalana. ERC, que sabe
nadar y guardar la ropa, se convertirá en el partido hegemónico de la
derecha y habrá conseguido desgajar votantes de Podem, Els Comuns, la
CUP y la antigua Convergencia.
El objetivo de los de Junqueras &
compañía será convertirse en un partido-estado hegemónico. El “problema
catalán” no se resolverá el 1-0, se enquistará y permitirá repetir “ad
nauseam” el mismo círculo victimista que asegure mantener las formas de
dominación, aunque con otros actores.
Y mientras… ¿qué hay de la Izquierda? Otro día hablaremos. (...)" (Eduardo Luque Guerrero perteneció a los Movimientos de renovación pedagógica del Vallés occidental (Barcelona), Crónica Popular, 12/09/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario