29/9/17

Juan Marsé: “La convivencia y las libertades democráticas están ahora en peligro”

"(...) Entonces uno se pregunta cómo sería el Pijoaparte de hoy en día. ¿Tal vez como Gabriel Rufián?

Marsé se revuelve y lanza un zarpazo: “El protagonista de Últimas tardes con Teresa es un soñador, un ingenuo. En cambio el tal Gabriel Rufián es un parlamentario ridículo, un analfabeto, un muñeco grotesco”

Y por si no hubiera quedado claro, remacha: “Compararle con el Pijoaparte por el hecho de que ambos sean charnegos es ofensivo”.

La contundencia de la respuesta me deja paralizado. Pero uno es terco e insiste: ¿El charnego puede aún a aspirar a construir y mantener una identidad propia, en su propia lengua y con sus propios valores, sin renunciar por ello a la catalanidad? ¿O por el contrario su destino irremediable es diluirse, asimilarse a la cultura catalanoparlante, más tarde o más temprano? 

“Eso dependerá” –prosigue- “de la personalidad y de los deseos de cada cual, siempre que se respeten las reglas del juego. Es decir: de todo aquello que nos hace iguales ante la ley”.

Un manifiesto 

Pero hoy Juan Marsé no es noticia por su literatura, sino por su inequívoco posicionamiento frente al referéndum secesionista en Cataluña. Acaba de suscribir el manifiesto “1-O, Estafa Antidemocrática”, firmado por casi un millar de intelectuales y artistas que se definen como “personas de izquierdas”, algo que incomoda especialmente al independentismo, que prefiere identificar a quienes son contrarios a la secesión de Cataluña con la derecha o a la extrema derecha. 

Porque, ¿cómo cuestionar a personas que, según reza el manifiesto, “hemos luchado por las libertades contra el franquismo, contra el terrorismo y contra la guerra, por los derechos de las mujeres y de las minorias sociales, y ahora contra los recortes, la corrupción y que rechazamos las políticas del gobierno de Rajoy”?  (...)

 preguntado por lo que piensa cuando lee noticias sobre ataques a sus libros o le llaman “facha” o “mal catalán” por ser contrario al referéndum, su respuesta sigue siendo categórica: “Pienso que estoy en el buen camino”. No obstante, en vista de estos hechos, no duda en afirmar que “ciertamente, la convivencia y las libertades democráticas están ahora en peligro”.
 
Comenta, además, que nada de lo sucedido hasta ahora (detención de altos cargos de la Generalitat y los disturbios posteriores) le ha pillado por sorpresa: “Todo esto lo veía venir”. Pero ello no significa que no haya llegado al hartazgo: “Estoy de este asunto hasta el gorro. En Cataluña y en el resto de España, mucha gente que clama la palabra libertad ignora lo que significa la palabra democracia”

Y sobre el futuro, no arriesga a hacer un pronóstico: “No soy politólogo, soy un novelista”. “No sé cuál será el futuro de Cataluña e ignoro qué pasará el 2-0” –asegura- “no escribo sobre lo que va a pasar, sino sobre lo que ha pasado -y lo que no ha pasado y podría haber pasado”.  (...)


Preguntado por el tema, Marsé no duda ni un minuto: “Yo siempre he considerado nefasto cualquier tipo de nacionalismo. El nacionalismo, en cualquier parte del mundo, no ha causado más que odio, confrontación, burricie y desdicha”. 

Y dado el enorme entrismo que esta ideología ha practicado en todos los ámbitos de la sociedad catalana (partidos, sindicatos, medios de comunicación, movimientos sociales, educación), y puesto que el manifiesto que ha suscrito es un documento progresista, de izquierdas, la pregunta es obligada: 

¿Cree honestamente que hoy en día, en Cataluña, se puede ser de izquierdas y no nacionalista? “Los nacionalismos no son de derechas ni de izquierdas” -proclama- “La lucha de clases no está en su agenda. El nacionalismo es la canción sentimental del soplagaitas”.  (...)"        (elcatalán.es, 28/09/17)

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