"(...) Para el nacionalismo la manipulación del lenguaje es una de sus
esencias, una vez aceptada la manipulación, empezando por la del pasado y
la tradición y la del lenguaje, la desinformación y la construcción de
la gran mentira tienen el campo abonado y el camino expedito. Ver el
curioso caso que cuenta en su escrito Magdalena Trillo.
Subidos a la
manipulación por sistema, cualquier denuncia por manipulación de fotos,
coacción a personas, usurpación de siglas o control de los medios se la
pasan por el forro. Ayer recibí una petición por change.org de denuncia
al “Estado español” por negar al oprimido y colonizado pueblo catalán el
derecho a la autodeterminación de los pueblos.
A continuación, desde la
desde de change.org, con la confirmación por change. España, me llegó
un correo diciendo que esa petición era ajena tanto a la sede central de
change.org (EEUU) como a change en España.
La manipulación (sobre todo del lenguaje) y adoctrinamiento han sido
las dos ruedas del carro. Se ha cultivado de modo sistemático el
repudio, desprecio u odio a España (Estado español) y a lo español con
los resultados que dan la manipulación y el adoctrinamiento en escuelas y
medios. Han invertido la realidad, tal cual Marx hablaba de la
inversión hegeliana de la realidad por la idea.
El España nos roba es
exactamente la inversión de una relación semicolonial del Norte
económico español con el Sur. Hay algún artículo que lo explica a
grandes rasgos. Si son diferentes y mejores, si no a cuenta de qué tanto
diferencialismo, pueden esgrimir derechos y leyes que excluyen a los
demás, empezando por la mayoría social catalana no independentista que
queda en el limbo jurídico y legal denlos extranjeros en su propio país.
Con esas armas es fácil y sencillo explicarse cómo han conseguido
asear la “pudor” de la “casa nostra”. “Aunque los conductores del
independentismo se envuelvan en esteladas y vendan una suerte de Arcadia
feliz, la realidad es que existe un claro intento de borrar un régimen
corrupto larvado durante 30 años de hegemonía de la antigua CiU.
La
refundación en las siglas PdeCAT no entierra las mordidas del 3%, las
sedes embargadas, los casos como Pretoria o Palau entre otros de una
larga lista de financiación ilegal o la condición de imputados de todos
los miembros de la familia Pujol. Al contrario. Más bien evidencian que
tuvieron la urgencia de ir al “choque de trenes” para tapar décadas de
robo institucionalizado”.
No ha sido España quien ha robado a los catalanes, sino que es ese
nacionalismo que busca la ‘República’ mesiánica el que ha saqueado la
sanidad pública y demás recursos públicos de Cataluña.
En esa línea, son
sólo una muestra más de cinismo los alegatos de Joan Tardá, portavoz de
ERC en el Congreso de los Diputados. Su “Adiós corrupción, bienvenida
República” cobra todo su sentido: “Adiós España (imputaciones, juicios,
penas de políticos nacionalistas), bienvenida la República”, es decir,
la impunidad y archivo de los delitos y el blanqueo del pasado.
A estas alturas, hemos de mirar el nudo de la cuestión, sin
eufemismos. Lo primero a tener en cuenta que el procés es una mezcla del
imaginario tradicional catalanista (montserratino y vigatá), de su
porción de carlistada, de viejos regustos de resentimiento y miedo
excluyentes de las clases medias y pequeño burguesas, del “somni català”
del pujolismo y de la “nueva clerecía” catalanas, con una cohorte
activista de hijos de estas esas clases medias y pequeño burguesas y de
un sector asimilado de marginados en pleno ascenso social (seducidos por
el “somni catalá”, que no han leído a Arthur Miller).
Estas minorías
activistas con complementarias de las grandes organizaciones que
encuadran y movilizan la sociedad civil catalanista (algo común a todos
los fascismos), y lo son a pesar de que estas escuadras cupaires tienen
la pinta de un mejunje revolucionario de las juventudes libertarias y de
la retórica anticapitalista de los falangistas de los años 30, con
muchas similitudes con los escamots del nacionalista fascistoide Dencàs…
El denominador común es una fobia a España y lo español, no
necesariamente o no solo por la imagen urdida y propagada de país
parasitario, atrasado, fascista, pepero, etc., sino porque representa un
sistema constitucional que ,con todos sus defectos, propone la igualdad
legal y jurídica de todos los ciudadanos sin distinción de pertenencia a
comunidades identitarias e impide la impunidad de la corrupción y la
arbitrariedad de las élites políticas, es decir, de quienes se piensan
que se han apropiado del país o que el país real es el de su imaginario o
que el sistema autonómico es una barrera para que el país les sea
“`propio”. (Rafael Núñez, Alternativa Ciudadana Progresista, 22/09/17)
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