La respuesta de Carles Puigdemont está en la línea de lo que en el blog se ha mantenido durante tres años y medio que haría el secesionismo: no acepta.
En primer lugar, porque el secesionismo entiende por “diálogo” el resultado predeterminado: si no se pacta previamente su referéndum, no quiere dialogar. Ay, amigos, esa “contrapropuesta” no se llama diálogo, se llama imposición.
En segundo lugar, y esta
es la parte más trascendental de los motivos por los que se niega a
debatir en el Congreso, porque -y esto lo he repetido muchísimas veces- obligaría al secesionismo a presentar un texto articulado.
Imaginad a PDeCATcómosellame, ERC y CUP pactando un texto articulado,
sometido al escrutinio público desde su primera letra, siempre y cuando
Turull no lo escondiese en un cajón. Imposible.
Y, encima, con CSQEP
aportando lo que les pareciese oportuno. Y el PSC ahondando en las
contradicciones del texto articulado. Doblemente imposible. Así que,
¿para qué correr el riesgo de presentarse en el Congreso con un texto
que habrá recibido golpes jurídicos, políticos y de toda clase desde
todos lados?
En tercer y último lugar -y
otra vez me repito-, porque presentarse con una reforma constitucional
bajo el brazo, quién sabe si sólo con el apoyo de setenta y dos
diputados, por supuesto que debería ser escuchada.
Pero, claro, setenta y
dos diputados no serían, precisamente, una abrumadora e imparable
mayoría. Así que, ¿para qué correr el riesgo de presentarse en el
Congreso con un texto apoyado únicamente por JxSí y CUP? ¿Cómo iban a
poder decir, con la misma gratuidad que lo hacen ahora, que representan
la voluntad de Cataluña entera?
CONCLUSIÓN. Siempre (o
casi siempre, que quizás algún día flojeé y no me acuerdo) he mantenido
que el secesionismo NUNCA sería capaz de plantear y desarrollar en concreto
su aspiración. Léase compareciendo en el Congreso, léase con una
iniciativa de reforma constitucional formulada desde el Parlamento de
Cataluña. Puigdemont lo confirma.
Y, reitero también, esto no tiene que ver
con el hecho de que su propuesta fuera rechazada por el Congreso. Esto
tiene que ver con que una propuesta secesionista concreta
le supondría, antes de cualquier presentación y votación en el Congreso
de los Diputados, múltiples y terribles problemas prácticos al
secesionismo. Así de sencillo. Y, si no, formulo otra pregunta también
repetida: ¿cómo es que en cinco años no han redactado un solo artículo
para reformar la Constitución? (...)" (Cita falsa, 20/05/17)
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